El fin de semana pasado terminamos de ver mi señora y yo la tercera temporada de Los Tudor. He de decir que comencé la temporada con menos expectativas que las anteriores, ya que la segunda temporada, de la que ya escribí en este blog, me pareció, digamos, bastante más floja que la primera.
Sin embargo, confieso que he cambiado de parecer, esta tercera temporada me ha gustado más que la anterior. Han dejado a un lado tanta carnaza y tanta escena sádica, aunque todavía algo persiste, y se han centrado más en la Historia, introduciendo personajes, aunque sea fugazmente, que la historia ha colocado en primera plana, como es, por ejemplo, el famoso retratista alemán Hans Holbein el Joven, autor del famoso cuadro, entre otros muchos, de Los Embajadores, que también se dejan ver por la serie.
También se detienen durante varios capítulos en la rebelión conocida como "Peregrinaje de Gracia", desde sus inicios hasta su drástico y cruel desenlace, así como en los planes de Cromwell para asegurar la Reforma mediante un matrimonio protestante dirigido, que finalmente le hará perder la cabeza. Literalmente hablando.
Así que ya estoy preparado para ver la cuarta y definitiva temporada. El desenlace.
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