En mi opinión, Stefan Zweig es el escritor de entre todos los escritores que he leído que mejor sabe describir los sentimientos humanos. Es evidente que poseía un ojo observador agudo y un don y saber hacer a partir del cual conseguía, párrafo a párrafo, hacernos sentir exactamente lo que él deseaba que sintiésemos. Poseía una amplia paleta de colores para dibujar los contrastes de la personalidad, así como de los estados de ánimo de sus personajes, dando un brillo a sus libros que pocos pueden alcanzar. Era un verdadero maestro.
Esto era algo de lo que Zweig era muy consciente y por ello basaba muchas de sus novelas en retratar grandes pasiones, amores profundos e intensos, sentimientos ocultos de caracteres diversos llevados al extremo.
Esto era algo de lo que Zweig era muy consciente y por ello basaba muchas de sus novelas en retratar grandes pasiones, amores profundos e intensos, sentimientos ocultos de caracteres diversos llevados al extremo.
En esta novela breve el autor vienés nos cuenta una profunda historia del corazón. Un amor prohibido, imposible. Un hombre enamorado, una mujer confusa, un viaje prolongado en la mitad de una pasión, una dolorosa guerra de por medio. Una historia de amor a lo largo del tiempo, dormida por una despedida, y recuperada por un regreso. Una preciosa manera de disfrutar de una tarde.
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