Hace mucho, mucho tiempo, cuando yo no había alcanzado aún la edad a la que uno se puede considerar adolescente, leí un comic, o algo parecido, de las aventuras de Robinson Crusoe. Supongo que sería una adaptación para niños de la novela. Aquel cómic, que ahora es un brumoso recuerdo, despertó mi curiosidad sobre el solitario personaje y sus aventuras. Aquello de imaginar a un hombre solo, abandonado por la providencia en una isla desierta, sobreviviendo simplemente con frutos silvestres, huevos de tortuga y aquellos variados alimentos que la naturaleza le ofrecía, junto con sus irremediables contactos con tribus que practicaban el canibalismo, despertó mi atención.

Les aseguro que leer ahora, tanto tiempo después, el maravilloso libro de Daniel Defoe, ha supuesto para mí un verdadero juego de diversión y nostalguia, el cual he disfrutado como un niño pequeño.
En serio les digo que pienso leerme todos aquellos libros que por una razón u otra no leí en mi juventud y debí hacerlo.
Pd: La traducción corrió a cargo de Julio Cortázar, lo que siempre es una garantía.
En serio les digo que pienso leerme todos aquellos libros que por una razón u otra no leí en mi juventud y debí hacerlo.
Pd: La traducción corrió a cargo de Julio Cortázar, lo que siempre es una garantía.
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