De Mario Benedetti siempre había leído poesía, hasta que la última vez por fin me atreví con una novela, La tregua, y me convenció de veras. Entonces, consecuentemente escribí en este blog que intentaría acercarme más a la obra en prosa del autor uruguayo, ya que era un lujo injustificable no haberme acercado antes a ella. De manera que el último libro de Benedetti que me he echado a los ojos ha sido un libro de ensayo: Vivir adrede.
Vivir adrede es un libro que recoge pensamientos diversos del autor, siempre barnizados por ese toque tan inequívoco que saben pintar los poetas en sus escritos. Un libro filosófico, reflexivo, profundo a la par que sencillo, tierno e irónico, donde se funden una gran cantidad de opiniones íntimas que nos dejan adivinar en su párrafos cuales son las profundas y robustas raíces del pensamiento de Benedetti.
En ocasiones se nos presenta reivindicativo, otras pesimista, muchas enamorado, o soñador, y también añorando a su sentida patria, disfrutando de un paisaje, o, en definitiva, de la vida.
Un libro para leer a pasos cortos, como aperitivo o sobremesa, para dedicarle un tiempo pausado, para detenerse en cada punto y aparte, como un descanso, para conseguir sacar ese sabroso jugo de las palabras sencillas con las que Benedetti juega para que luego nosotros podamos masticar lentamente al leerlo. Un libro con mucho, muchísimo sabor.
En ocasiones se nos presenta reivindicativo, otras pesimista, muchas enamorado, o soñador, y también añorando a su sentida patria, disfrutando de un paisaje, o, en definitiva, de la vida.
Un libro para leer a pasos cortos, como aperitivo o sobremesa, para dedicarle un tiempo pausado, para detenerse en cada punto y aparte, como un descanso, para conseguir sacar ese sabroso jugo de las palabras sencillas con las que Benedetti juega para que luego nosotros podamos masticar lentamente al leerlo. Un libro con mucho, muchísimo sabor.