Este pasado mes de agosto tuve la suerte de asistir al concierto que Jamie Cullum ofreció en el histórico entorno del Castillo de Fuengirola. Yo tenía un par de discos de Jamie en mi colección, y en cuanto supe que se acercaría a mi localidad, lo tuve claro. No me lo quería perder.
El concierto me encantó. Una magnífica noche estrellada, una acústica inmejorable, un ambiente sensacional, una temperatura estupenda. Unas cervecitas, buenos amigos. Un lujo.
Pasado el tiempo, de todo el concierto, lo que más brilla en mi memoria es una magnífica versión que Jamie Cullum hizo de la tremenda e inolvidable canción de la tristemente desaparecida Amy Winehouse. Una de las canciones que más me gustan de la cantante británica, Love is a losing game. Aquella canción en aquel idílico momento arrancó una lagrimilla tonta de mis ojos. Ya ven que soy un tonto sentimental.
Abandoné el concierto muy satisfecho pero sintiendo que aquel momento único, aquella canción que me tocó por dentro y que guardaré por siempre en mi memoria, había pasado y ya sería irrepetible, lo que me provocó algo de sinsabor.
Más tarde paseando por YouTube, descubrí que también puedo tenerla guardada, además de en mi memoria, en el disco duro de mi ordenador. ¡Bendita tecnología!Abandoné el concierto muy satisfecho pero sintiendo que aquel momento único, aquella canción que me tocó por dentro y que guardaré por siempre en mi memoria, había pasado y ya sería irrepetible, lo que me provocó algo de sinsabor.
Pero la vida, amigos, como bien saben, es caprichosa. Y quiso que durante mi visita a Bruselas, casualmente, Jamie Cullum también tuviera programado un concierto en la capital belga, además muy cerca del hotel donde me alojaba. Así que allí nos acercamos mi señora y yo, y tuve otra vez la fortuna de escucharla.
Va por ustedes (y por Amy Winehouse):
Este vídeo lo encontré por la red y aquí lo comparto. Una maravilla.
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