miércoles, 2 de marzo de 2011

110

Qué quieren que les diga. No soy de correr mucho al volante, en realidad casi ni tengo que coger el coche a diario, pues a menudo voy andando al trabajo. Y cuando cojo el coche, la mayoría de las veces, es para hacer trayectos urbanos y de poco recorrido, por lo que la reducción provisional del límite máximo de velocidad no me afecta prácticamente, tan sólo la sufriré, supongo, en pequeños desplazamientos esporádicos y circunstanciales a la capital.

Sin embargo el lunes a eso de las once y media de la noche, al volver del partido del Málaga en La Rosaleda (¡por fin ganamos!), en una autopista desierta, sin apenas tráfico, con tres carriles casi exclusivamente para mí, se me ocurrió circular a 110 Km/h. Por probar. Por gusto. Para hacer de conejito de indias. No me entró sueño, no, pero me dio la sensación de estar parado, y pasé más tiempo mirando el medidor de velocidad para intentar no sobrepasar el novedoso límite que en estar atento a la carretera. Afortunadamente el cambio no se ha hecho efectivo aún y las señales no tenían aún la discutida pegatina de 110, así que pude pisar un poco más el acelerador, aunque sólo un poco más ¿eh?

No sé cómo afectará la reducción del límite máximo de velocidad a la subida del precio del barril de petróleo, ni si afectará directamente a mi bolsillo, o si reducirá los accidentes, o la gravedad de los que se produzcan, lo que es seguro es que el estado recaudará muchísimo más en multas, que es lo que me parece que se busca con este cambio. Siempre lo mismo, una insaciable ansia recaudatoria.

2 comentarios:

David dijo...

Yo no estoy de acuerdo en que el fin último sea recaudatorio... yo creo de verdad en el ahorro energético, en que se debe penalizar al vehículo privado frente a otros modos de transporte. Me resulta paradójico que se hayan tomado 2 medidas a la vez, y la gente sólo habla de la negativa (porque la gente considera negativo ir mñas despacio)... nadie de los que se quejan de esto, a continuación dicen "y que buena medida bajar el precio del tren". me da pena que la gente tiene a criticar, pero como vivo en un estado de libertad y soy respetuoso con la opinión de los demás, pues simplemente dejo mi opinión. ¿Qué malo hay en ir más despacio? Creo que todo son ventajas (bueno, menos la de llegar antes a los sitios, claro).

Salva, el lento quejoso dijo...

Verás, yo, en general, estoy en contra de los límites y de las prohibiciones, y me da que lo que se tendría que hacer es bajar el precio de los servicios públicos y así incetivar el uso público y no andar poniendo más y más límites y prohibiciones.

Sigo pensando que el verdadero objetivo con reducir a 110 es recaudatorio. Y me pasa igual que a ti, que como vivo en un estado de libertad y soy respetuoso con la opinión de los demás, pues no solamente dejo mi opinión sino que acataré lo que una mayoría decida. ¿Qué vamos a hacer?

Una pregunta: ¿Cuando vuelvan a subir el límite a 120 km/h, no estarán contradiciéndose? ¿No irán contra el ahorro energético? No sé, ya veremos...