Hace años que tengo la intención de leerme la famosísima novela de James Joyce, Ulises, pero entre que nunca había leído nada del autor irlandés y que me frenaba la idea de meterme por primera vez a conocer al autor, precisamente con su obra más voluminosa, que además, tiene fama de ser densa y complicada, incluso farragosa, y que tampoco nunca había encontrado una edición que me atrajese verdaderamente, había ido postergando el momento. Pero estas pasadas navidades tropecé con una edición lo suficientemente atractiva, aunque eso sí, algo cara, que mi señora, siempre tan presta, atenta y espléndida, me regaló.
Leí el prólogo y en él, el traductor y prologuista, José María Valverde (Premio Nacional a la obra de un traductor) aconsejaba, antes de comenzar a leer Ulises, adentrarse en las primeras novelas del autor, particularmente en Retrato del artista adolescente, así que me puse manos a la obra, y busqué una edición económica, pues la crisis aprieta, que echarme a los ojos.
Retrato de un artista adolescente es una novela semiautobiográfica, en la que su personaje principal, Stephen Dedalus, según parece ser, es el mismo que aparece en Ulises, sólo que cuando era joven. En la novela he comprobado gustosamente la dulce densidad de la escritura de Joyce, su fino y agudo uso del vocabulario, su intenso divagar interior así como la evolución del personaje al mismo tiempo que la escritura, ¿o debiera decir estilo?
Un libro que ha incrementado aún más mi interés por la obra de Joyce.
Pd: En el prólogo de Ulises también aconsejan conocer la obra de Homero antes de abarcar la novela. Ains...
Pd2: Olvidé reseñar que la traducción que he leído de Retrato del artista adolescente es de Dámaso Alonso.
1 comentario:
Hermano, yo también estoy contigo. Espero vernos ir saliendo de ese nuestro sufrimiento y conseguir al menos esa ansiada permanencia.
El Málaga es un sentimiento.
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