Hoy también voy a inaugurar otra categoría, que si bien podría haberla incluido en la recién creada categoría "Cerveza", ésta es algo más específica y particular, que me va a servir además como contador de los distintos tipos de cervezas que bebo. Está claro que voy a empezarla tarde, pero más vale tarde que nunca, y así de camino aprovecho para darme algún que otro homenaje.
Voy a intentar colgar una foto mía con cada distinto tipo de cerveza que me bebo.
Empiezo por la que es, a ciencia cierta, mi cerveza más bebida: la San Miguel.
Supongo que no está homologado, pero... ¿quién sabe? Igual sirve en caso de avería para salir de un maldito temporal inoportuno. El único problemilla es que hay que dejar las ventanas abiertas. Je, je...
Supongo que todos habéis escuchado hablar del volcán más inquieto del último mes de abril, pero, ¿alguien ha escuchado cómo se pronuncia? Porque a todo el que escucho hablar del volcán hace referencia a él como el volcán en erupción, el volcán islandés, el volcán impronunciable... en fin, que hay cosas que por muy de actualidad que estén, jamás aprenderemos a llamarlas por su nombre.
Tenía pensado empezar este post contándoles que una de las cosas que más me hubiese gustado saber en esta vida es cantar, después, pensé en ponerles esta canción como ejemplo de lo que se puede hacer con un siete pistas, pero voy a contarles la verdad y sincerarme con ustedes, y decirles que acabo de acostar a los niños en la cama, y que mi mujer está también acostada, probablemente rindiéndose progresivamente a un sueño recuperador que tiene más que merecido, y que yo sigo aquí aún, con esta canción sonando una y otra vez mientras estoy dándole a la tecla, en uno de esos momentos que todos nos cruzamos alguna vez en la vida en los que la música, las luces apagadas y el recuerdo de alguien querido que, de alguna manera, has echado en falta, porque esta puta vida te lo arrancó en el pasado, a destiempo y sin dar explicaciones, y que esos recuerdos, digo, consiguen que estos sentimientos a flor de piel, esta alegría que me inunda, esta lluvia de sentimientos se mezclen con esos amargos recuerdos, y, sin saber cómo, en días como el de hoy, me siento culpable por esta fortuna que me ha caído encima, y que siento un pinchazo ahogado por dentro, un nosequé jodido que me hace escuchar la letra de esta canción desde un particular y personal punto de vista, exclusivo, y que desde el primer The way you make me feel me hace sentir que toda la canción está expresamente aquí y ahora, por y para mí, para hacerme ver que es exactamente esto que siento, y que ABC 123 son las simples e inflexibles reglas de este maldito juego, o que las premonitoriasYou and I must make apart, las entendí demasiado tarde, y que esta Smooth criminal vida soltó de mi mano a mi amigo, a mi Man in the mirror, produciéndome este Thriller, y a pesar de que entiendo que I reach out my hand to you suena a esperanza, a echar un cable, no consigo liberarme de esta pesada losa inhumana que revienta mi conciencia, aunque, quizá, sí sería capaz de bieninterpretar que Just call my name estaría genial si la próxima vez -haciéndome un guiño- se hace realidad, aunque sea en mi escéptica cabeza, un I'll be there.
Hoy quiero inaugurar una nueva etiqueta de entradas. En ella incluiré todo lo que tenga relación con La Cerveza. Y es que uno de los placeres más grandes que hay en este planeta es una buena cerveza, bien tirada, regando mi gaznate. Los que son "amigos" míos a través del Facebook ya deben ser conocedores de mi pasión por la cerveza. Incluso en este blog ya había colgado varios anuncios, o fotos alrededor del dorado resplandor de la cerveza. Por eso creo que merece una categoría nueva.
Y para que vean que no soy el único que opina así, os iré enseñando, poco a poco, algunos ejemplos.
Ayer, mientras esperaba pacientemente apoyado en el mostrador de una copistería, observé que bajo el cristal del mostrador había colocadas acertadamente distintas frases, poemas y citas célebres. La mayoría ya las conocía. Están ahí, pensé, para distraer al que espera, para intentar que el lento transcurrir del reloj se convierta en un precioso momento de lectura. Provechoso y distraído.
Una de las citas no la conocía, y me gustó:
No camines delante mía, puede que no te siga. No camines detrás de mí, puede que no te guíe. Camina a mi lado y sé mi amigo.
Mi primer contacto con los libros de Fernando Pessoa ha sido su personal guía de Lisboa. Su ciudad natal. Pessoa recorre en ella las calles de su amada ciudad, y, como buen cicerone, recoge al turista en el muelle, pues en barco -como hicieron anteriormente los conquistadores a su vuelta del Nuevo Mundo- es la manera más apropiada, según Pessoa, de aproximarse por primera vez a la capital portuguesa.
Pessoa derrama en su guía la pasión, incluso obsesiva, que sentía por Lisboa. Realiza una exhaustiva descripción de las fachadas e interiores de los edificios principales, así como una pequeña reseña histórica de cada uno. Aconseja las mejores zonas para elegir hotel, restaurantes, cafés... incluso selecciona rincones de plazas con abundantes y frondosos árboles, bajo cuyas sombras poder sentarse a leer un libro o, simplemente, descansar en la contemplación del límpido horizonte de esta maravillosa ciudad.
Es una guía completa de principios del siglo XX, con multitud de fechas y datos históricos. Una buena manera de empaparse del desasosiego y la saudade que visten a esta melancólica ciudad. Es, en definitiva, una estupenda lectura previa antes de visitar Lisboa.
Fue el gran Groucho Marx el que afirmó en el prólogo de su libro Memorias de un amante sarnoso aquello de: "Escribí este libro durante las largas horas de espera en que mi mujer se vestía para salir. Y si nunca se hubiera vestido, nunca lo habría escrito."
Puedo imaginar al autor de la silla, navajilla multiusos en mano, diciendo: cariño, te espero junto al árbol.
Pd: ahora me arrepiento de no haber estudiado un par de carreras mientras esperaba a mi mujer.
Mi primer acercamiento a los libros del portugués José Saramago -premio Nobel de Literatura-, ha sido un libro de poesía, su tercer y último libro de poesía: El año de 1993, aunque fue publicado en 1975.
Ha resultado ser, en mi opinión, un libro arriesgado. Es un libro de poemas donde no existe la rima, ni nombres, ni ciudades, ni datos, ni siquiera la puntuación. Ni una sola coma, ni un solo punto en todo el texto, tan sólo un dato: el año de 1993.
Son 30 poemas que podrían ser 30 capítulos. Tiene una única lectura lógica lineal para entender la historia, pero una vez conocido el desenlace sí podría releerse de manera desordenada y arbitraria.
De todas formas el libro me ha dejado un sabor raro, porque pretendía leer poesía pero me supo a otra cosa, ni a poemas ni a novela, quizás un gusto a cuento alegórico presentado de manera poética, pero también a algo nuevo. Fresco.
Lo próximo que lea de Saramago será una novela, o quizás su guía personal de Portugal.
Otro de los anuncios que no veremos por estos lares, a no ser que sea -como en nuestro caso- vía internet, es éste de promoción de turismo de España para extranjeros.
Al verlo no he llegado a comprender el sentido de por qué no se publicita en nuestras pantallas, porque lo que realmente impulsa este anuncio es a no salir de la piel de toro, por lo menos a mí es a lo que me contagia.
Espero que os guste. A mí me ha encantado.
Por cierto, está dirigido por Julio Medem y aconsejo verlo en HD a 1080p.
Ya saben que de vez en cuando me gusta colgar anuncios, y que mi debilidad son los anuncios de cervezas. Estén atentos porque el de hoy es realmente bueno. Ahí lo llevan:
Nada, que había pensado quedarme en mi cuarto balanceando 15 libros en la cabeza mientras hago el cubo de Rubik y recito los 100 primeros decimales del número Pi.
La tercera novela que he leído de Eduardo Mendoza es Mauricio o las elecciones primarias. Es de entre las tres, quizá la que menos me ha gustado, aunque a pesar de ello la he disfrutado.
Esta novela contiene a un Mendoza distinto a mis lecturas anteriores. Es menos irónico o divertido y más cerebral, o ético, o pausado. En definitiva otro Mendoza. Pero manteniendo sus inolvidables diálogos:
Nos estamos yendo.
¿Adónde?
A donde tú quieras.
Y tú, ¿adónde quieres ir?
Depende.
¿De qué?
De ti. Contigo, a cualquier parte. Sin ti, a mi casa y mis zapatillas....
... Llévame a Sudamérica. Vamos a hacer la revolución pendiente.
¿Has esnifado en el baño?
Qué va. Quiero ir a Bolivia.
Me parece una idea excelente. De momento iremos a dormir y mañana compraremos la metralleta y la guía Michelin.
Empiezo por la que es, a ciencia cierta, mi cerveza más bebida: la San Miguel.
