Múnich ha sido para nosotros una de esas ciudades que has estado a punto de visitar en varias ocasiones pero que al final, por una razón u otra, no llega a cuajar. Siempre ha estado ahí, en el radar de destinos probables para una escapada de fin de semana y tuvieron que unirse varios factores para que al final nos decidiéramos a ir.
Tuvo que ser Neil Young el que nos diera el empujón final, pues anunció su gira y Múnich caía en sábado, perfecto para ir a verlo. Fue ver que la fecha era propicia para una escapada y desde ese momento me puse a buscar combinaciones de vuelos y encontré unos que no estaban nada mal de precio ni de horarios, al contrario. Además el plan de salir por Múnich el sábado por la noche y ver a Neil Young + Promise of the Real en el Olympiahalle, en pleno parque olímpico y que además se daba la oportunidad de poder coincidir con un amiguete para el concierto, pues todo animó a vivir la experiencia.
Aterrizamos en el aeropuerto de Múnich en torno a las 19:30 de la tarde de un viernes. Lo justo para coger el tren, soltar las maletas en el hotel, pillar un metro al centro y buscar un sitio adecuado para cenar un jugoso codillo, que es lo que tenía en mente desde hacía semanas. Lo conseguimos en una cervecería Augustiner, en plena calle Neuhauser Strasse, a pocos pasos de cruzar el arco que da acceso a la zona peatonal, en un edificio fechado en 1803. Pudimos coger mesa en un patio interior aporticado, casi de estilo veneciano, con frescos en las paredes. El codillo, la cerveza agustiner, los pretzels. Todo perfectamente germánico. Fue un estupendo primer contacto con la ciudad.
Después de cenar, paseamos hasta Marienplatz y disfrutamos de la preciosa iluminación nocturna de los edificios de la plaza, especialmente el ayuntamiento, Neues Rathaus. Caminamos despreocupadamente por las calles de alrededor del centro, todo nos parecía precioso y de una belleza casi casual. Miraras hacia donde miraras encontrabas un detalle que te llamaba la atención por su cuidado o su justa medida. No estábamos demasiado cansados hasta que llegó el momento en el que creímos mejor regresar al hotel, a descansar ya que la jornada siguiente iba a ser larga.
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