El Museo Picasso de Málaga inauguró el 31 de mayo una exposición sobre Andy Warhol. El arte mecánico. Estuve pendiente de encontrar un hueco para poder ir con la familia a visitar la exposición un fin de semana, pero no fue hasta el último día, el 16 de septiembre, cuando finalmente pudimos acercarnos. No soy un devoto de Warhol, pero sí que he de reconocerle su atrevimiento y originalidad.
Warhol siempre ha estado muy unido a la industria de la música: The Velvet Underground, The Rolling Stones, Diana Ross, Aretha Franklin, John Lennon... Ha creado portadas míticas de álbumes de rock, portadas de revistas, posee cuadros de fama mundial, es posible que sus latas de sopa Campbells sean la publicidad más reconocida de la historia del arte. Pero de toda su obra, mi favorita es posiblemente una de sus creaciones más famosas: su retratos, especialmente los Marilyn Monroe. A veces mis gustos pueden ser muy corrientes. La exposición me pareció muy completa, prácticamente encontré todo lo que esperaba encontrar.
Lo cierto es que el legado de Warhol trasciende a su propia obra. Creó Factory, un espacio pensado para que fuese un centro de creación y con el tiempo resultó ser el ojo del huracán que supuso el Artpop. De ahí salieron muchísimas colaboraciones entre artistas, ya fuesen músicos, escritores, pintores, modelos, escultores o directores de cine. Produjo a The Velvet Underground, apadrinó a Jean-Michel Basquiat, tenía fama de poseer un gran olfato para los negocios. Allí donde algo comenzaba a sonar en el mundo del espectáculo estaba Warhol. Desde luego un hombre inquieto.
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