Al filo de las 12:00 llegamos Francisco y yo a Madrid. Nuestra excusa para escaparnos juntos sin familia siempre es la misma: un concierto. En esta ocasión esa misma noche teníamos una cita en el Wizink Center con U2. Iba a suponer mi cuarta ocasión viendo a la banda de Dublín y un par más de Francisco, que yo recuerde.
Los he visto 2 veces en el estadio Vicente Calderón, una en el Palau Sant Jordi, y ésta última en el Wizink Center. La primera vez fue espectacular y guardo un maravilloso recuerdo. La segunda fue también muy bien, pero del que guardo mejor recuerdo fue del concierto en Barcelona, más que nada porque tuvimos la suerte de colocarnos en las primeras filas del pasillo y pudimos seguir el concierto de una manera inmejorable, aunque la pantalla casi ni la olimos, todo sea dicho.
En el concierto de esta ocasión en el Wizink Center de Madrid, teníamos entrada en grada, muy centrados y a buena altura. Para ver la pantalla era sin duda una ubicación excepcional. Nuestra primera idea era comprar pista, pero las entradas volaron en pocos minutos, así que bueno, pillamos unas que no estuvieron nada mal. Del concierto me llevo muchos recuerdos, pero quizás el que más esperaba era la canción Acrobat, que es uno de mis temas favoritos de U2 de siempre. Until the end of the world también la disfruté de lo lindo.
Pero no sólo de conciertos vivi el hombre por lo que siempre que vamos a un concierto intentamos entremeter algunas actividades que complementen la visita. Así que después de dejar nuestras mochilas en el hotel, almorzamos en Steakburguer, tomamos café en la Calle Mayor, paseamos por la Plaza Mayor y fuimos andando, cruzando el Retiro, hasta la horchatería Alboraya -¡qué rica la horchata allí!- y un paseo más y estábamos en el Wizink Center.
El día siguiente aún tuvimos tiempo de turistear por Madrid. Siempre es un buen día para pasear por Madrid. Primero quisimos visitar el Mercado de San Miguel, que aunque ya lo conocemos bien, me apetecía visitarlo a la hora del desayuno, aunque nosotros ya habíamos desayunado en el hotel.
Desde hacía un tiempo teníamos hecha reserva para asistir a una visita guiada por el Congreso de los Diputados que sólo lo conocía desde el exterior, aunque se cansa uno de verlo en la televisión. Desde allí fuimos directos y sin perder tiempo al Museo Thyssen Bornemisza ya que queríamos visitar la exposición de Monet-Boudin. Como la visita también iba con horario, compramos la entrada conjunta y antes fuimos a pasear por el museo deteniéndonos en unas cuantas obras que nos gustaron más.
Almorzamos en Terramundi, también con reserva, donde almorzamos muy bien, y ya llegó la hora de regresar en el AVE. Ya ven qué visita relámpago más bien aprovechada. Todo en poco más de 24 horas. Incluso me dio tiempo de traer un regalo sorpresa para cada uno de la casa.
Desde hacía un tiempo teníamos hecha reserva para asistir a una visita guiada por el Congreso de los Diputados que sólo lo conocía desde el exterior, aunque se cansa uno de verlo en la televisión. Desde allí fuimos directos y sin perder tiempo al Museo Thyssen Bornemisza ya que queríamos visitar la exposición de Monet-Boudin. Como la visita también iba con horario, compramos la entrada conjunta y antes fuimos a pasear por el museo deteniéndonos en unas cuantas obras que nos gustaron más.
Almorzamos en Terramundi, también con reserva, donde almorzamos muy bien, y ya llegó la hora de regresar en el AVE. Ya ven qué visita relámpago más bien aprovechada. Todo en poco más de 24 horas. Incluso me dio tiempo de traer un regalo sorpresa para cada uno de la casa.