Ayer, en el sofá de casa, bien tapaditos bajo el abrigo de una infantil manta de Caillou, mientras la suave e inclinada lluvia mojaba el asfalto al otro lado del cristal de nuestro balcón, vimos, mi señora y yo, el capítulo final de la segunda temporada de Los Tudor.
Quizás esta segunda temporada me ha gustado, en general, algo menos que la primera, y es que he echado de menos un marco general de la época más conciso, explicando -qué se yo-, cuales eran las batallas que estaban sucediendo, o qué relación tuvieron, por ejemplo, los pintores, filósofos y escritores contemporáneos con Enrique VIII. Sin embargo, en contraposición, han sobrado las morbosas recreaciones de las ejecuciones, o el exceso de alcahueteo barato de alcoba, así como las abundantes escenas de cama en cada capítulo, sobre todo si son tan castas. En ocasiones, en lugar de estar viendo una serie que trata sobre la agitada vida de un rey, tengo la impresión de que me están mostrando los tejemanejes de un casanova para llevarse al catre a la primera dama de la reina que tenga ocasión. Veremos qué tal es la tercera temporada.
2 comentarios:
Los Tudor es una serie que yo no he visto al echarla por Canal+ pero por lo que me cuentas, supongo que tras una primera temporada bien hecha, enganchando a la gente, en la segunda se han dejado llevar por lo que vende ahora: sexo, cama y violencia. De ahí que se hayan olvidado de cosas tan importantes como las que has echado en falta (y muy bien echado en falta)... lo triste (y ojalá que me equivoque por vuestro disfrute), lo normal es que la siguiente temporada sea igual o peor...
Pues sí, supongo que el nivel no mejorará y que incluso puede ir a peor, pero tengo la esperanza de que una vez cortada, literalmente, la cabeza de Ana Bolena, la más famosa de las reinas de Enrique VIII, quizás la historia se centre más en lo que se tiene que centrar. Sólo hay una forma de saberlo.
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