Hacía bastante tiempo que no leía una biografía, y también hacía bastante tiempo que quería profundizar en los turbulentos y agitados inicios del siglo XVI en Europa. De manera que casualmente me crucé con una atractiva edición de Paidós sobre la biografía de Erasmo de Rotterdam, escrita por el excelente novelista, o mejor dicho, escritor Stefan Zweig. Esta es la típica situación del libro adecuado en el momento adecuado y -por qué no admitirlo- al precio adecuado. Además contaba con mis recientes lecturas de El príncipe de Maquiavelo y Elogio de la locura del propio Erasmo, por lo que pensé que era un buen momento para leerlo, pues tenía bien fresquitas dos obras contrarias y claves de la misma época.
He de decir que me ha encantado. En cada párrafo me quedo sorprendido con lo bien que escribía este hombre, lo bien que explicaba las cosas y lo acertado de sus comentarios y puntualizaciones, aunque no he de olvidar que parte de la culpa de ello también debe ser mérito del traductor.
Al terminar de leer la biografía me quedé vacío, desconsolado, pero, al mismo tiempo, enormemente satisfecho y agradecido a Zweig por darme la oportunidad de acercarme a la excepcional y notable figura de Erasmo.
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