Tabucchi coloca al protagonista de la novela en las oscuras y perfumadas noches indias de Bombay, Madrás o Goa, persiguiendo los pasos de un amigo desaparecido. Una búsqueda que es en realidad una fuga íntima. Una fuga sin rumbo, dibujada sobre el mapa arrugado de la memoria de los exóticos lugares que el desaparecido visitó.
Calurosos hoteles de paredes desconchadas, largos y lentos viajes en autobús, paseos nocturnos de indecisos pasos por intrincadas calles que provocarán que el protagonista conozca fugazmente a diversos estereotipos indios. Todo envuelto dentro de un incoherente y enredado itinerario que sólo tomará sentido en el último capítulo del libro.
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