Comenzamos el sábado, tras otro británico desayuno, visitando el famoso museo de cera de
Madame Tussaud's. Tras apoquinar 25 libras cada uno, nos fotografiamos con cantidad de estáticos famosos que nos esperaban por allí. El más solicitado, sin lugar a dudas y por razones morbosas era
Michael Jackson. Sin embargo cuelgo la foto de
Britney Spears que está de mejor ver.
Cerca del
Madame Tussauds está situada la estación de
Baker Street, donde cogimos un metro hacia la estación en
Notting Hill. Nuestra intención era visitar
Portobello, para recorrer sus coloridas calles y curiosear por sus pequeños puestos de antigüedades.
Nos resguardamos de las únicas gotas caídas del cielo en toda nuestra estancia en un pequeño bazar cubierto, cerca del cual compramos algunos regalos para traer a los niños. 10 minutos más tarde dejó de lloviznar.
Descansamos nuestros pies del paseo en un concurrido
pub en el mismo
Portobello, donde sorprendentemente no tenían
Coca-Cola ni
Pepsi. Yo tomé una cervecita con buena
pinta y Pepi una marca de cola desconocida (Scintilla Diet Cola), además de un combinado de jarabe de mora y gaseosa que se me antojó probar. Repusimos algo las fuerzas y a seguir disfrutando de Londres.
Llamamos a un taxi y le dijimos que nos llevara a
Harrods. Creo que en ese mismo momento a mi señora le temblaban las piernas de sólo pensarlo. ¡
Harrods y en rebajas y llegando en taxi a la misma puerta principal! Una vez cruzado el umbral paseamos sin rumbo entre lujosos pasillos, subimos y bajamos escaleras mecánicas admirando el interior trabajado del centro comercial más famoso del mundo. De
Harrods nos trajimos algo de té y unos cuantos bombones de chocolate.
Volvimos en un abarrotado metro al barrio de
Paddington, donde estaba nuestro hotel estratégicamente situado. Almorzamos en uno de los múltiples restaurantes indios que había por la zona llamado
The Golden Shalimar (El jardín dorado). Me tomé dos cervezas indias: una
Cobra y una pinta
Ambari Premium Lager. Todo estuvo delicioso.
Un poco de descanso en el hotel, ducha y hacia el concierto. Tuvimos algunos problemas para llegar al
O2 Arena, pues la línea de metro que hace parada justo en la puerta estaba en obras durante ese fin de semana, por lo que tuvimos que tomar una ruta alternativa hasta otra parada anterior y luego coger un barco que nos llevase hasta el estadio. Menos mal que nos fuimos con tiempo y no tuvimos problemas para llegar.
El
O2 Arena, antes conocido como
Millennium Dome es una recinto multifuncional, con aspecto futurista que ya por sí solo merece la visita. El concierto fue espectacular.
Madonna apareció algo más tarde de lo esperado, pero la espera valió la pena. El momento más emotivo del concierto fue el ya muy comentado homenaje que
Madonna le brindó a
Michael Jackson. Sólo decir que fue emocionante vivirlo en directo. El concierto se hizo corto -buena señal- y eso que duró dos horas. El escenario polivalente, los más de veinte bailarines y la propia
Madonna no daban respiro.
Una vez finalizado, salimos pitando del concierto, porque era la única forma de que no se nos escapase el último barco de vuelta a Londres. Llegamos a la estación de
Paddington, cerca de una hora más tarde y fue un alivio observar como justo después de salir nosotros cerraron las puertas del metro.
Antes de irnos a descansar al hotel, en la misma
Praed St, nos tomamos un
Kebab de cordero que puede que sea el mejor que me tomé nunca en mi vida. Buenísimo.