No es normal que yo relea un libro. No suelo hacerlo nunca, pero como todo, existen excepciones. El de hoy es una de ellas.
Ojos azules es un relato corto, muy corto, que me leí hace algún tiempo y me gustó. No mucho más.
Pero lo que ocurre es que uno va a una librería a buscar una cosa -un regalo de cumpleaños para su niña- y no sabe nunca lo que se puede encontrar. Pasa que sin proponérselo, sin saber cómo, curioseando en la sección de novedades tropieza con una nueva edición de un libro que ya ha leído. Una edición tan atractiva como cara. Una edición con prólogo de Gimferrer. Una primera edición. Ilustrada. Una joya en formato de libro. Un tesoro.
Entonces recuerda la de veces que su mujer le habrá repetido que entre a la librería sólo a comprar lo que busca, y nada más, pero ella sabe que hay veces que las novelas las carga el diablo, y comprenderá que además, no es para mí, es para mi niño de seis meses que tiene los ojos azules.
Al bolsillo.
Pero lo que ocurre es que uno va a una librería a buscar una cosa -un regalo de cumpleaños para su niña- y no sabe nunca lo que se puede encontrar. Pasa que sin proponérselo, sin saber cómo, curioseando en la sección de novedades tropieza con una nueva edición de un libro que ya ha leído. Una edición tan atractiva como cara. Una edición con prólogo de Gimferrer. Una primera edición. Ilustrada. Una joya en formato de libro. Un tesoro.
Entonces recuerda la de veces que su mujer le habrá repetido que entre a la librería sólo a comprar lo que busca, y nada más, pero ella sabe que hay veces que las novelas las carga el diablo, y comprenderá que además, no es para mí, es para mi niño de seis meses que tiene los ojos azules.
Al bolsillo.
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