Ayer domingo falleció Mario Benedetti, uno de mis poetas favoritos. Triste día ayer.
Los que visitan de vez en cuando este blog saben que me he apoyado varias veces en sus poemas para hacer más atrayente las entradas. Benedetti tenía ese don para convertir en grandes las cosas pequeñas, conseguía sentir eternas las voces del día a día y especiales las cotidianas.
Años atrás, durante un pegajoso verano, Benedetti se sentó cada noche junto a mi mesilla, me encandilaba con el rugir de sus olas, con el canto de sus sirenas, con la misma paciencia que el exilio te obliga. Cada noche de aquel verano de luna helada me abandoné a descansar en la almohada de sus versos y atrapó mis sueños con la red de sus acertadas palabras, pescó en mi despertar con el anzuelo de su aterciopelada rima, y encontré mi patria entre las fronteras de su poesía.
Gracias Mario
Síndrome
Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.
Mario Benedetti
Los que visitan de vez en cuando este blog saben que me he apoyado varias veces en sus poemas para hacer más atrayente las entradas. Benedetti tenía ese don para convertir en grandes las cosas pequeñas, conseguía sentir eternas las voces del día a día y especiales las cotidianas.
Años atrás, durante un pegajoso verano, Benedetti se sentó cada noche junto a mi mesilla, me encandilaba con el rugir de sus olas, con el canto de sus sirenas, con la misma paciencia que el exilio te obliga. Cada noche de aquel verano de luna helada me abandoné a descansar en la almohada de sus versos y atrapó mis sueños con la red de sus acertadas palabras, pescó en mi despertar con el anzuelo de su aterciopelada rima, y encontré mi patria entre las fronteras de su poesía.
Gracias Mario
Síndrome
Todavía tengo casi todos mis dientes
casi todos mis cabellos y poquísimas canas
puedo hacer y deshacer el amor
trepar una escalera de dos en dos
y correr cuarenta metros detrás del ómnibus
o sea que no debería sentirme viejo
pero el grave problema es que antes
no me fijaba en estos detalles.
Mario Benedetti
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