lunes, 11 de mayo de 2009

Asador Iñaki

Hacía más de tres años desde la última vez que tuvimos el placer de comer allí. Todo estaba igual. Las mismas mesas apretadas, los mismos cuadros grasientos en las paredes, los mismos azulejos donde sigue colgada una pequeña pizarra marcando los precios y cómo no, el escudo del Atlético. Nada había cambiado. Sonreí cuando vi que junto a los diminutos baños continuaban amontonadas las cajas de botellas y me regocijé al comprobar que siguen teniendo la costumbre de servir los hielos desde las cubiteras.

Detrás de la barra estaba Carmen atareada con todo: sirviendo los platos, recogiendo las mesas, anotando las comandas, cobrando las cuentas, abriendo las botellas y casi sin tiempo para respirar. Junto a ella, rodeado del saco de patatas y la olla de la salsa de champiñones está Enrique. Siempre atareado con el horno y las sartenes. Vuelta y vuelta y marchando va.

Una clientela paciente, comprensiva, que sabe que lo bueno se hace esperar. Echando una mano si es necesario.

Nos llenaron las tripas unas gambitas frescas, dos chorizos criollos en salsa, chuletón de ternera para mí, ñam-ñam, y brocheta de solomillo de cerdo para mi señora. Todo para chuparse los dedos. Apuré mi cerveza, glu-glú, y me fui deseando que la próxima vez no se hiciese esperar tanto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahora el Asador Iñaki tiene nuevos dueños. La misma calidad, todo muy rico... pero algo más cuidado :)

Salva dijo...

Estaré encantado de disfrutar de la diferencia.

Me pasaré un día.

Un Saludo