Anoche terminé de leerme esta conmovedora primera novela de Sam Savage. Una excelente fábula, llena de alegorías, sobre los efectos residuales que los libros después de leidos depositan en cada uno de nosotros.
Firmin aprende a leer devorando las páginas de un libro. Pero una rata culta es una rata solitaria. A medida que Firmin perfecciona un hambre insaciable por los libros, su emoción y miedos se vuelven humanos. Y hasta aquí puedo contar...
Firmin ha sido un acontecimiento en mi vida de lectora, uno de esos raros encuentros con un personaje inolvidable. Original, chispeante y profundamente conmovedora, esta aguda fábula sobre la condición humana es un disparo al corazón. Rosa Montero
Firmin no es un ratoncito humano, sino un ser humano en un cuerpo de rata. Esto lo hace áspero, patético, incómodo, sin la menor concesión al infantilismo y auténticamente poético. Eduardo Mendoza
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