Es curioso como cambian las cosas y lo rápido que nos acostumbramos a ellas. Recuerdo la primera vez que vi a un hombre por la calle con un móvil (ladrillo). Pensé que no tendría mucho futuro el invento porque a la gente le gusta hablar en la intimidad, sentado, con tranquilidad y no paseando por la calle, o sentado en una cafetería. Con los ordenadores portátiles me pasó lo mismo, eran pesados, lentos y muy caros. No le vi futuro, me decía que quién quiere un ordenador portátil teniendo uno de sobremesa, más rápido, más barato...en fin. Todo un visionario. El Julio Verne de la actualidad, vamos.
Sin embargo hubo un avance que me pareció magnífico desde el primer momento. Poder pasear, ir en tren o sentarme en un parque escuchando música, eso me pareció el mayor logro habido y por haber. Primero tuve un walkman, luego un discman y desde hace tiempo varios reproductores de mp3. Desde entonces camino calle abajo hacia el trabajo escuchando lo que quiera que mi mp3 aleatoriamente elija de entre las más de 1500 canciones que he seleccionado. La mayor discografía jamás soñada está ahora al alcance de mi mano. A mi disposición con un solo click. De internet a mis oídos. Mucho más de lo que hubiera podido soñar en la palma de mi mano.
Sin embargo hubo un avance que me pareció magnífico desde el primer momento. Poder pasear, ir en tren o sentarme en un parque escuchando música, eso me pareció el mayor logro habido y por haber. Primero tuve un walkman, luego un discman y desde hace tiempo varios reproductores de mp3. Desde entonces camino calle abajo hacia el trabajo escuchando lo que quiera que mi mp3 aleatoriamente elija de entre las más de 1500 canciones que he seleccionado. La mayor discografía jamás soñada está ahora al alcance de mi mano. A mi disposición con un solo click. De internet a mis oídos. Mucho más de lo que hubiera podido soñar en la palma de mi mano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario