Tras un largo paseo, llegamos al Castillo Sant' Angelo paseando desde el Vaticano, mirando los puestos y disfrutando de las vistas junto al río Tíber. Después de hacernos unas fotos en la puerta del Castillo y desde el puente Sant' Angelo fuimos buscando un restaurante por Corso Vittorio Emanuele, simplemente uno que nos entrara por los ojos, poco más. Dimos, al fin, con uno que tenía bastante buena pinta. Estaba situado en la coqueta Piazza Sforza Cesarini y tenía una coqueta y soleada terraza, se llamaba Trattoria da Luigi. Qué divertidos suena algunos nombres en italiano. Cogimos una mesa en la terraza y cuando el camarero, presto, nos tomó nota me pedí una cervecita (0.66 cl) Nastro A zzurro para comenzar abriendo boca y Pepi se pidió una Coca-Cola light (0.66 cl), que s irvieron de un curioso tamaño.
Tomamos brusquetta (pan de ajo) de entrada. Pepi se tomó unos canelloni y yo me pedí unos exquisitos spaguetti frutti di mare y para terminar nos tomamos dos tiramisús. Cuando estábamos en los postres llegaron nuestros amigos Miguel y Lola con sus amigos -que pequeño es el mundo- que por lo visto venían buscando la trattoria, pues se la habían recomendado, porque además de comerse bien el dueño de la trattoria es malagueño. Y efectivamente así era. Todo por menos de 40 euros.
Con la barriga bien llena paseamos buscando el Pantheon en la Piazza de la Rotonda. El Pantheon es realmente impresionante. Miguel Ángel dijo de él que era un "diseño angélico y no humano". Lo cierto es que es el recuerdo mejor conservado de la antigua Roma.
Muy cerca de allí estaba la Chiesa Sta. Maria Sopra Minerva, con una fachada no muy llamativa, bien cuidada y con un bonito contraste de azul y dorado. Muy distinta a todas las demás, de hecho, está considerada la única iglesia gótica de toda Roma. Me gustó mucho la plaza de entrada con el Pantheon al fondo y con el curioso obelisco egipcio sobre la escultura de un elefante. De Bernini.
Seguimos perdiéndonos por el encantador laberinto de calles que lleva hasta la Fontana di Trevi, donde uno queda atrapado ante tanta belleza. Sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos de Roma. Es magnífico ver tanta agua y roca tallada en una plaza tan pequeña. El movimiento del agua y su rugir parecen dotar a la fuente de movimiento. Moneditas a la fuente si se quiere volver y a hacer fotos.
Decidimos sentarnos en una gelatería que hay en la misma esquina, pues estábamos verdaderamente cansados y nos vendría bien un tentempié. Pedimos un capuchino para mí y helado para mi Pepi. Curioseamos desordenadamente por los puestos para turistas que había por las calles alrededores y esperamos a que se nos hiciera de noche para ver la fuente iluminada. Una imagen imponente de verdad.
Nos fuimos al hotel para descansar un momento y arreglarnos para salir a cenar por el barrio juvenil del Trastévere. Paseamos en busca de una Pizzería y nos decidimos por una que estaba bastante llena, con muy pocos turistas y ambiente informal. Ivo a Trastevere. Distinguen entre pizzas rojas y biancas, es decir con y sin tomate. Está situado en la calle San Francisco a Ripa. Pedimos una ensalada de entrada, y dos estupendas pizzas. ¡Ah y mi cervecita! No pedimos postre porque ya no nos cabía. Desde el restaurante un romántico paseo al hotel y felices sueños cumplidos.
La famosa frase de Vacaciones en Roma (William Wyler): “Rome! By all means,Rome . I’ll cherish my visit here in memory, as long as I live”. En cristiano: "Roma! Por encima de todo, Roma. Guardaré mi visita aquí en mi memoria mientras viva"
Tomamos brusquetta (pan de ajo) de entrada. Pepi se tomó unos canelloni y yo me pedí unos exquisitos spaguetti frutti di mare y para terminar nos tomamos dos tiramisús. Cuando estábamos en los postres llegaron nuestros amigos Miguel y Lola con sus amigos -que pequeño es el mundo- que por lo visto venían buscando la trattoria, pues se la habían recomendado, porque además de comerse bien el dueño de la trattoria es malagueño. Y efectivamente así era. Todo por menos de 40 euros.
Con la barriga bien llena paseamos buscando el Pantheon en la Piazza de la Rotonda. El Pantheon es realmente impresionante. Miguel Ángel dijo de él que era un "diseño angélico y no humano". Lo cierto es que es el recuerdo mejor conservado de la antigua Roma.
Muy cerca de allí estaba la Chiesa Sta. Maria Sopra Minerva, con una fachada no muy llamativa, bien cuidada y con un bonito contraste de azul y dorado. Muy distinta a todas las demás, de hecho, está considerada la única iglesia gótica de toda Roma. Me gustó mucho la plaza de entrada con el Pantheon al fondo y con el curioso obelisco egipcio sobre la escultura de un elefante. De Bernini.
Seguimos perdiéndonos por el encantador laberinto de calles que lleva hasta la Fontana di Trevi, donde uno queda atrapado ante tanta belleza. Sin lugar a dudas uno de los grandes atractivos de Roma. Es magnífico ver tanta agua y roca tallada en una plaza tan pequeña. El movimiento del agua y su rugir parecen dotar a la fuente de movimiento. Moneditas a la fuente si se quiere volver y a hacer fotos.
Decidimos sentarnos en una gelatería que hay en la misma esquina, pues estábamos verdaderamente cansados y nos vendría bien un tentempié. Pedimos un capuchino para mí y helado para mi Pepi. Curioseamos desordenadamente por los puestos para turistas que había por las calles alrededores y esperamos a que se nos hiciera de noche para ver la fuente iluminada. Una imagen imponente de verdad.
Nos fuimos al hotel para descansar un momento y arreglarnos para salir a cenar por el barrio juvenil del Trastévere. Paseamos en busca de una Pizzería y nos decidimos por una que estaba bastante llena, con muy pocos turistas y ambiente informal. Ivo a Trastevere. Distinguen entre pizzas rojas y biancas, es decir con y sin tomate. Está situado en la calle San Francisco a Ripa. Pedimos una ensalada de entrada, y dos estupendas pizzas. ¡Ah y mi cervecita! No pedimos postre porque ya no nos cabía. Desde el restaurante un romántico paseo al hotel y felices sueños cumplidos.
La famosa frase de Vacaciones en Roma (William Wyler): “Rome! By all means,
2 comentarios:
Muchas gracias por recordarnos este tercer día... la verdad es que ha sido completito, eh! Si, de los que a Cris y a mí también nos gustan, todo el día andando, viendo bonitos sitios y disfrutando del viaje.
Y estoy completamente de acuerdo con la última frase: yo tampoco podré olvidar Roma mientras viva! Además, para mí fue el primer viaje que hice con Cristina... y posiblemente, sea uno de los más especiales que haga en mi vida!
Espero la cuarta entrega!!!
He de decir que también lo recordaré como un viaje muy especial para mí pues ha venido en un memento muy especial como es el embarazo de Pepi. Además es una ciudad muy romántica y con una riqueza artística inigualable.
Lo que he de apuntarte que aunque es mi tercera entrega no es mi tercer día. Es mi segundo o mi primero completo, como quieras.
Como díria Walt Disney: Aún hay más
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