martes, 5 de septiembre de 2023

Cala Mijas 2023 - Día 3

Tercer y último día de festival. Los festivales que son casi una etapa ciclista de montaña, o quizás, como tres jornadas de montañas consecutivas. El calor apretaba bien pero teníamos un viento que suavizaba la sensación de agobio. Este día teníamos previsto llegar algo más tarde y así descansar algo nuestras fatigadas piernas o, en mi caso, más concretamente los pies, porque aunque tenemos aguante, todo tiene un límite y tres días seguidos de festival pasan factura hasta el más dispuesto asistente.

El primer concierto del día que nos interesaba era José González, que venía a celebrar el veinteavo aniversario de un disco maravilloso, Veneer. Apareció sobre el escenario vestido completamente de negro, como un guitarrista flamenco, con una guitarra española y una silla. Venía a tocar el disco íntegramente, de principio a fin, de cabo a rabo, y luego unas caras B, y luego lo que surgiera, como una versión de la estupenda canción de Massive Attack, Teardrop. Lo ves tocar la guitarra y parece imposible que suene tan bien. Una interpretación más que sobresaliente, extraordinaria. Un concierto que parecía estar fuera de un festival. Acústico, íntimo, una maravilla. Los festivales regalan estos caramelos sin saberlo. Lo disfruté muchísimo. Me sentí un afortunado por poder vivir tal espectáculo. Por si fuese poco, el acompañaba envolviéndolo todo en un atardecer anaranjado. Estaba precioso. 

Tras el concierto tocaba Duki, que no es santo de nuestra devoción, así que aprovechamos mientras para ir a refrescar algo el buche. Después de calzarnos una hamburguesa acompañada de una cerveza fresca fuimos a buscar sitio para ver a Ethel Cain. No es sencillo pillar a Ethel Cain por Europa y no quisimos desaprovechar la oportunidad. Llegó al escenario Sunset, donde ya había atardecido, lo que fue una pena porque como comprobamos en jornadas anteriroes ese escenario al atardecer es precioso. Vestía con una sencilla camiseta publicitaria de la cerveza americana Budweiser, sin mangas y unos anchos vaqueros negros. Había más gente de la que yo esperaba. Comenzó con unos de mis temas favoritos de ella, A house in Nebraska, también interpretó Gibson Girl. La actuación me pareció algo corta, apenas llegó a una hora y pensamos que era porque tal vez tenía pensado salir después en el concierto de Florence + The Machine, que es algo que ya han hecho en algún que otro festival.

Florence + The Machine era uno de los conciertos del festival, es una de las cabezas de festival. En mi caso llevaba el último mes casi en exclusividad dedicado a escuchar sus discos. Florence Welch es una artistaza, se come el escenario, es un nervio, y no para un minuto. Y su voz parece estar ajena a todo. Espectacular. Se hizo esperar cual diva ochentera pero valió la pena.

Salió al escenario como un torbellino con el tema Heaven is here que es un tema maravilloso para comenzar. Continuó con la elegante King y seguidamente con Ship to wreck. La entrada del festival ya estaba pagada desde el primer día, el concierto de Arcade e Idles ya se cobró la entrada. Amyl y Strokes fuero de regalo y Florence fue simplemente magia. Recuerdos que me llevaré de este mundo. Las últimas imágenes que dicen que pasan delante de nuestros ojos, esos cientos de fotogramas que resumen nuestros días de vida justo antes de doblar la servilleta. Alguno puede estar compuesto por cosas que he vivido estos tres días. Por ejemplo cuando Dog days are over estaba sonando. 

Esta mujer tiene todo temazos, porque su forma de cantar, tan vaporosa y personal, es contagiosa y una vez que entra dentro no sólo no puede salir, es que se hace adueña de todo tu ser y ya no puede uno parar, envenenado completamente. Gracias Florence. Este concierto era el final de su tour. Fue una especie de ceremonia de liberación.

Todavía no había salido del escenario y en el otro escenario, impacientes, porque les habían pisado su tramo horario debido al retraso de Florence, esperaban Belle & Sebastian que en cuanto vieron la luz verde, comenzaron sin miramientos. Aún estaba Florence dando las gracias en su micro cuando ya se escuchaba el inicio de Belle & Sebastian. Era comprensible.

 Nos acercamos a ver su actuación. Sonaban bien aunque algo infantiles. Pero mucha gente parecía disfrutarlos. Quizás mis cansancio me impedía prestarles la atención que merecían. Estuvimos unas cuantas canciones y decidimos abandonar el recinto por esta edición. Muchas bandas que me dejaron muy buen sabor de boca.

 

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