martes, 26 de diciembre de 2023

Las navidades sin ellas

Las Navidades no son lo mismo desde que mi madre ya no está con nosotros. De eso hacen ya muchos años. Siempre intento sobreponerme al vacío, dar un paso adelante en la continuidad de unas de las celebraciones que siempre he disfrutado. Pero ella se fue precisamente un día de Navidad y quieras o no, la tristeza de sus últimos días viene a mi memoria. Aún así hay que seguir tirando, y a ella, que le entusiasmaba tanto estas fechas, le molestaría verme triste. 

Este año falta también mi suegra que falleció recientemente y son las primeras navidades sin ella, las primeras vacaciones navideñas de mi mujer sin su madre y también  las primeras vacaciones navideñas de mis hijos sin abuelas. Nada va a poder sustituirlas, ni nada nos las van a devolver. No hay nada que hacer. Lo único verdaderamente posible, es mirar hacia delante, estar orgullosos de ellas y recordarlas con cariño y alegría, porque ellas es lo que hubieran querido.

Se dice mucho eso de que hay que seguir adelante, y se dice de manera casi tan repetida que parece como algo sin sentido, pero es al contrario, es de una absoluta certeza, no hay otro camino. Es la ley de la vida. Hoy faltan ellas, otro días faltaremos nosotros y así va la rueda de la vida. Lo importante es vivir el presente con felicidad.

Todo esto es muy sencillo escribirlo y pensarlo pero mucho más complicado llevarlo a cabo. Hay que ir empezando con aceptar con normalidad las cosas como son. Hay que continuar con la monotonía de los días de la manera más sencilla posible, continuar. Acostumbrarse a vivir sin ellas y tirar para delante. Por eso hicimos la cena de noche buena en casa, con los abuelos, inevitablemente acordándonos de ellas, pero al mismo tiempo aprendiendo a seguir sin ellas. Aunque mientras mi cabeza siga funcionando de una manera más o menos normal, ellas seguirán estando ahí todas las navidades.



jueves, 30 de noviembre de 2023

La espía que me amó (1977)

La décima entrega del agente del MI6, James Bond, con el sugerente título La espía que me amó, seguro que no decepcionó a ningún seguidor de la serie. Comienza en una trepidante huida sobre esquís en los Alpes austriacos, con tiroteo y salto mortal incluido, y continua con un encargo de la marina británica, que lo insta a ir a El Cairo a buscar un microchip crucial para el futuro del mundo, aunque Bond también se entregará irremediablemente a los encantos de Egipto. Dos submarinos nucleares han desaparecido, uno británico y otro ruso. No es poca broma. Sólo hay una posible salida: Bond.

James Bond, una vez más en la piel de Roger Moore no se anda con chiquitas. En esta entrega para acabar con el gigante con dientes de metal, que es el matón de un megalómano que pretende destruir el mundo, unirá sus fuerzas con la espía Anya Amasova (interpretado por Bárbara Bach, que como curiosidad es la actual esposa de Ringo Starr). Todo ello con la pirámide de Guiza de fondo, aunque pronto tendrá que cambiar de decorado para ir a la isla de italiana de Cerdeña y sobre todo pasar mucho, mucho tiempo bajo agua. 

Tiroteos, persecuciones por vertiginosas carreteras de precipicios, incluso una huida por la costa huyendo de un helicóptero. No falta de nada. En fin, una película que tiene todos los alicientes del entretenimiento. Y por supuesto, una vez más, Bond dejando alto el pabellón inglés.

Pd: Poco a poco parece que me voy cogiendo ritmo y a ver si soy capaz de ver la saga completa de James Bond.


lunes, 27 de noviembre de 2023

Jean Echenoz - Relámpagos

Jean Echenoz es uno de esos autores que tienen una mano para el rigor y otra para la belleza. Es de esos escritores que utilizan el adjetivo como un francotirador. Si no es necesario gastar una bala no se gasta, pero si se pulsa el gatillo, el acierto será certero. No es autor de largos discursos ni de novelas con tramas de extensiones epopéyicas. Al contrario, cuando reparte cartas en esto de la literatura, suele esconder bajo la manga ese dicho, tan común como acertado, de que lo breve si bueno, dos veces bueno.

Sus novelas suelen ser cortas, son casi relatos largos y le suelen colocar la etiqueta de escritor elegante, y de frecuentar el humor y practicarlo fuera de lugar. Hay cierta verdad en esas afirmaciones pero hay más que todo esto entre las líneas del autor francés. Hay sencillez pero también atención a los detalles.

El libro que nos trae entre manos, Relámpagos, es una biografía ficcionada de Nikola Tesla, aunque afirmar que es una biografía es una osadía -casi una mentira- porque no es realmente una biografía, pero sí que se repasa su vida. Es más bien un primer borrador, un esquema estiloso puesto en limpio con aparente sencillez alrededor del genial ingeniero Nikola Tesla. Digo aparente porque estoy convencido que detrás de la limpieza de sus textos hay horas y horas de reflexión a la hora de tachar.

No hay ninguna ambición técnica, no se explican los inventos, ni las circunstancias que lo trajeron a su cabeza, ni siquiera hay detalle en la forma de llevarlos a cabo, pero sí está la melancolía de las horas de soledad, del sentimiento de buscar el fin sin tener en cuenta las consecuencias. Es muy recomendable. Yo lo disfruté mucho.

Acabo de recordar que ya había escrito mis impresiones de una de sus novelas. Lo hice hace casi diez años. En aquella ocasión fue 14. Un libro sobre la Gran Guerra. Recuerdo que fue una maravilla de libro que años más tarde me trajo a éste. ¡Cómo pasa el tiempo!

Me gustaría señalar que no suelo elegir las novelas por sus portadas, que incluso lo rehúyo. Hubo un tiempo en el que uno era joven y cometió esos errores. Es cierto también que las buenas ediciones te atraen, y que es imposible no sentirse cautivado por algo que consideras bello. En esta ocasión, fue inevitable sentirme hechizado por la foto elegida para la portada. Es fascinantemente atrayente.


domingo, 26 de noviembre de 2023

The Steepwater Band en el Louie Louie Rock Bar

Dicen que no hay mal que por bien no venga, y bueno, a veces es cierto, otras veces no. En este caso así fue. La banda de blues-rock de Chicago, The Steepwater Band, iban a venir a actuar en concierto al Louie Louie Rock Bar de Estepona en mayo de 2022, pero la pandemia de Covid-19 lo echó abajo. Cosas peores se han vivido.

Su intención en esa gira era presentar su estupendo disco Turn of the Wheel, pero no pudo ser, pero la banda siguió trabajando durante el confinamiento y grabaron Re-Turn of the Wheel, que es como una continuación del anterior. Tras organizar todo de nuevo, se decidieron en realizar nuevamente la gira, pero en esta ocasión con alguna fecha más. En Estepona, programaron dos fechas consecutivas. Algo poco habitual.

Hubiera estado muy bien poder estar en los dos conciertos pero no pudo ser, sólo pude estar en el segundo, que por lo que me contaron tras el concierto algunos conocidos que sí pudieron estar en los dos, el segundo fue mejor. Al menos fue más largo. Así que parece que acerté con la fecha. Personalmente llegué al concierto con muchas ganas. Me había dado tiempo a prepararme bien el concierto y era la segunda vez que lo hacía. Así que conocía bastante bien su discografía.

Sea lo que fuese, fue un conciertazo. Jeff Massey, cantante y guitarrista, es un animal de escenario y parecía estar con ganas. Yo lo conocí hace tiempo, ya no recuerdo cómo, pero sí que me enamoré perdidamente de su versión de la canción de Neil Young & Crazy Horse de Don't Cry No Tears. Luego la curiosidad me fue llevando por su discografía, y desde que supe que podían venir la primera vez, ya sí que me sumergí de pleno en su discografía. Y lo he podido hacer en dos ocasiones, así que pueden figurarse que iba bien preparado. 

The Steepwater Band fusionan como pocos la música americana con el blues y el rock. Tiene dos estupendos guitarristas. Jeff Massey y Eric Saylors, que se manejan indistintamente como guitarristas principales o de acompañamiento. Joe Bishop al bajo y coros y  para cerrar el cuarteto Joe Winters a la batería. Una estupenda formación.

Su canción Last Second Chance sonó de maravilla. La carne de gallina. Vas a conciertos y pagas entradas por vivir estos momentos. 


miércoles, 22 de noviembre de 2023

Martín Caparrós en Málaga

Martín Caparrós es el ejemplo de periodista vocacional. Antes de cumplir la mayoría de edad ya estaba colaborando con periódicos de su ciudad natal en Buenos Aires. A muy tierna edad se vio exiliado en París y también en Madrid durante la dictadura militar Argentina. Trabajó como traductor, colaborador en el diario El País. Con el regreso de la democracia a Argentina retornó a Buenos Aires para trabajar y para escribir. Se ha pasado la mayor parte de su vida recorriendo el mundo. Es ensayista, cronista, novelistas y columnista en periódicos como el New York Times. Una vida más que aprovechada.

En el auditorio del Museo Picasso de Málaga se había programado una conversación entre Martín Caparrós y María del Mar Peregrín alrededor de su libro: El mundo entonces. Desconocía todo del libro a presentar, pero su libro de crónica, Una luna (2009), me había pellizcado fuerte cuando lo leí. Un libro duro. Muy duro. Seco, cortante, doloroso. Recuerdo avanzar las páginas esperando hallar algo de luz, pero, en cambio, vas encontrando una y otra vez el germen de la violencia, de la avaricia, de la ignominia, de la explotación. La maldad natural, el ser humano en su envoltura más repulsiva, el hombre como lobo. Relatos tan increíbles que parecen irreales, pero comprendes que no es ficción, es la realidad que mantenemos apartada del mundo occidental, del primer mundo, pero que está muy latente al pasar una frontera o a la vuelta de la esquina.

No es un libro que yo suela recomendar, porque tras leerlo algo cambia dentro de uno y probablemente algo de mi ingenuidad se perdió en el camino de sus capítulos. La inocencia humana es agredida entre sus páginas múltiples veces. La honradez aparece pisoteada, los derechos se muestran arrancados de las páginas de las vidas de muchas personas. Parece imposible lo que lees, aunque es crónica social. No terminas de creértelo, pero es así. No todos los niños viajan a Disney.

Tras la charla, de la que se habló más del futuro que nos espera que del libro que venía a presentar, me acerqué para estrecharle la mano a alguien que ha arriesgado mucho por dar voz a los desheredados del presente, a esa clase B de la humanidad. Cuando le puse el libro que traía por delante para que me lo dedicase, torció el gesto, como si mil recuerdos que pretendiera olvidar volvieran a su memoria. Me dijo: un libro duro. Mucho -le contesté-. Intercambiamos asombros y vergüenzas de sus historias y me llevé el libro dedicado.

Al llegar a casa, coloqué el libro en una estantería alta de casa, algo apartado, retirado de la vista diaria. Es un tremendo orgullo tener un libro suyo firmado, pero mientras espero que las hojas verdes de mi ingenuidad renazcan, no me acercaré a él. Por sana precaución para mi descanso interior.

Nota: Miguel Simón fue quien me acompañó. Creo que él estaba tan interesado como yo en asistir.

viernes, 20 de octubre de 2023

Sophie Auster en el MVA II

Sophie Auster para mucha gente es la hija de los afamados escritores Siri Hustvedt y Paul Auster, para otra mucha es una actriz y modelo neoyorquina, para mí es una artista con una sensibilidad muy especial. 

Apareció sobre el escenario del MVA de Málaga con un largo vestido rojo ajustado a su notorio embarazo de siete meses. No recuerdo haber visto ninguna artista actuar en tal estado de gestación. Venía a presentar su próximo disco, Milk for Ulcers, que aún no estaba en las redes, por lo que los asistentes fuimos un poco a ciegas, si bien yo ya la había visto en directo con anterioridad, también sobre el mismo escenario. Estaba acompañada por Madi Malou al piano, a la que presentó como una estupenda artista y una gran amiga. 

Sophie Auster tiene una amplia sonrisa y una voz profunda, que sin ser grave tiene un brillo especial, como amelocotonado, posee una sensual hondura al cantar que enamora. Para mí tiene una voz ideal para el jazz, pero ella se decanta por el folk o el pop. Lo cierto es que cuando coge la guitarra y canta puedes pasar horas escuchándola. De entre las nuevas canciones me gustó especialmente una canción que se titulaba Reason Why. Una balada con un estribillo algo repetitivo pero con distintos matices modulados por su voz que me emocionó en la primera escucha.

Al acabar el concierto, me dio la impresión de que ella pretendía volver, pero el público no estaba por obligar a una mujer embarazada volver a salir, y finalmente no hubo bises. Una pena.


jueves, 5 de octubre de 2023

Silvia Pérez Cruz en el Teatro Cervantes II

Silvia Pérez Cruz tiene una mezcla perfecta entre desparpajo y timidez, da la sensación de sentirse muy segura pero al mismo tiempo indecisa. Es como una inocencia natural, casi ancestral, muy femenina y muy auténtica. Da gusto escucharla hablar y ya cantar no digamos.

Venía al Teatro Cervantes, el mismo recinto en el que yo la había visto mi única vez. Por eso el título de la entrada viene con la notación de segunda vez. Aquella vez fui acompañado de Pepi, pero en esta ocasión me acompañó mi amigo Rafa, que me comentó que quería ir a verla, y pudimos cuadrar finalmente.

Venía a presentar lo que ella denominó su disco más redondo. Toda la vida, un día. No sé si es su disco más redondo, si ella lo dice, lo será, pero es un disco muy peculiar, que narra una historia en varias partes. Ella lo explicó muy bien. Es un disco conceptual, porque todo va enredado, tiene una historia común, un hilo conductor, que es toda una vida. Un disco cíclico y redondo. Infinito. Ya en la misma portada de color amarillo anaranjado, tirando a gualda con un círculo rojo en el centro. Trata de explicar toda una vida, pasar por todas las edades y renacer. Porque sí. Está dividido en cinco movimientos: Infancia, Juventud, Madurez, Vejez y Renacimiento. 

Vino acompañada de tres músicos, quizás esta palabra debiera haberla escrito en mayúsculas, porque eso es lo que son tres músicos en mayúsculas. Al violín y mucho más Carlos Montfort, al violoncelo Marta Roma, y al contrabajo Bori Albero.

Comenzó recitando un verso de Salir distintos. Como una declaración de principios, y fue llevando aproximadamente el orden del disco. Saltó aquellas que por alguna razón que desconozco no tenía preparadas para formato de cuarteto, o simplemente por que no le apetecía. Antes de Mi última canción triste hizo un cambio e introdujo una canción de tránsito, porque venía contando su viaje durante la concepción del disco y entre risas dijo no sentirse preparada para cantar una canción tan triste, así que improvisó una canción que no estaba prevista. Era una canción brasileña -no me sé el título- que sirvió de puente emocional.

Cerró el círculo del concierto con Nombrar es imposible, que pertenece a lo que ella nombró como el quinto movimiento: renacimiento. Al acabar, con todo el teatro en pie, se llevó una grandísima ovación.

Para los bises utilizó al público como coro y cantó Mañana y para terminar, tenía reservada una canción como una dama reserva unas gotas de perfume antes de besar a su amado. La música de Leonard Cohen y la letra de Federico García Lorca. La canción con la que me enamoré de la música de Silvia. Pequeño Vals Vienés es una obra de arte. Una obra maestra.


sábado, 23 de septiembre de 2023

Juan Eslava Galán en Fuengirola

El escritor y filólogo inglés, Juan Eslava Galán, reconocido por ser un prolífico escritor, acudió a una de las charlas que promueve el Ayuntamiento de Fuengirola. Ganó el Premio Planeta en 1987 por su novela En busca del unicornio, pero es bastante conocido por una serie de libros divulgativos de historia para escépticos y por su amor a la historia y especialmente a la época del mundo romano.

Hace tiempo me leí un libro del autor jienense que se titulaba Una historia de la guerra civil que no va a gustar a nadie, aunque a mí me gustó. Me gustó la forma de contar cosas tan peliagudas con el rigor del que se ha documentado pero también con la perspectiva que otorga el conocimiento tras el paso del tiempo. Yo no podía faltar a la charla y muy bien que hice porque me gustó mucho.

Siempre aprendes escuchando a un autor como a Eslava Galán. Es imposible no caer en la redes de su capacidad dialéctica. Da gusto escucharlo hablar. Alguien que ha leído mucho y tiene una buena memoria no puede hacer otra cosa que hablar con la seguridad que da el conocimiento del tema que se está tratando.

No paré de reír cuando llamó al garum romano el kétchup de la época, y la respuesta a su sorpresa al conocer que la Casa de la Cultura de Fuengirola preparó garum e hizo una cata, fue preguntar si no corrieron a gorrazos al que se le ocurrió tal idea. Explicó más o menos el proceso de preparación del garum mediante los desechos de las tripas del atún, tras dejarlo al sol, para posteriormente triturarlo antes de servir prácticamente sobre todo. Una asquerosidad. Nos explicó que según tenía entendido le echaban garum hasta al agua.

Afirmó ser un gran lector de la literatura de Cela y añadió, con algo de sorna, que será ya el único que quede.

Y como la charla fue dando tumbos arriba y abajo de la historia de España, nos reveló que, en su opinión, Felipe II era un buen rey. Sin duda el rey más culto de Europa, pero tenía el defecto de que no se fiaba de nadie y quiso controlarlo todo, lo que probablemente le perjudicó. Por algo lo llamaban "la araña". Aparte de ir siempre vestido de negro.


miércoles, 20 de septiembre de 2023

Una nueva temporada

Los que siguen este blog saben que soy aficionado y abonado del Málaga CF. Por aquí habrán  comprobado también que no somos el rey de la pista en esto del fútbol, pero que hemos disfrutado de días grandes. Hemos ascendido en varias ocasiones. Hemos ganado un título internacional, la Intertoto, un título menor pero un título al fin y al cabo, que en su momento daba acceso a la extinta UEF. Hemos derrotado en primera división a rivales con dinerete, y hemos alcanzado la Champions League, donde también hemos vivido días de rosas, además hemos disfrutado en nuestro plantel de jugadores de primer nivel, y hemos gozado un buen tiempo de la cara amable del fútbol. Pero no todo ha sido un jardín de rosas.

También hemos descendido por méritos propios e incluso por deméritos administrativos. Hemos desaparecido y nos hemos tenido que refundar. Comenzar desde cero. Hemos sido embargados. Una ruina. Somos un equipo pequeño, pero somos orgullosos. Este año ha sido un desastre. Hemos descendido. Lo hemos merecido. Hemos tenido mala suerte con las lesiones, y muchas veces con las decisiones arbitrales, pero también con desaciertos y malas decisiones. Al final una liga -dicen- te pone en tu sitio. 

Se luchó, la afición achuchó, cantamos el himno con la voz tomada, se intentó pero no se consiguió. Es lo que hay. Nos quedamos a seis puntos de la salvación. En los últimos partidos parecía que había una reacción pero no fue posible. Remamos para morir en la orilla. Cosas que pasan. 

Ahora toca jugar en Primera REF, que es lo que siempre se ha llamado Segunda B. Es lo que hay. No es la primera vez que nos vemos en esa categoría. Una cosa estaba clara. Yo iba a renovar. Hay que estar cuando tu equipo te necesita. Ahora toca levantar la cabeza, e intentar subir lo antes posible.

Descendimos, pero aquí estamos. Miguelito y yo renovamos. En nuestro mismo sitio. El primer partido fue en Castellón, se perdió 2-1. El segundo partido -primero en casa- no pude asistir porque me coincidió con el Festival CalaMijas. Se ganó al Atlético de Madrid B. 2-1. El tercer partido también se ganó. En Baleares contra el Atlético Baleares. 1-2.  No pude ir a ver un partido en Segunda Ref hasta la cuarta jornada, contra el Granada B. Vencimos 3-0. Lo pasamos bien. Y fui a la Rosaleda con un buen número de savia fresca. Mi hijo y algunos amigos. Un reverdecer que esperemos traiga aires nuevos. El ambiente de ilusión me dio buena espina.

¡Aúpa Málaga!



martes, 19 de septiembre de 2023

Muñoz Molina en Alhaurín de la Torre

Acudió Antonio Muñoz Molina a Alhaurín de la Torre a un encuentro literario organizado por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de la localidad. Soy un gran admirador de los libros de Antonio, de su forma cercana de escribir y de sus maneras casi poéticas de expresarse, así como sus siempre interesantes columnas periodísticas. Lo sigo todo lo que puedo y desde hace muchos años y cada vez que viene a un radio próximo a ofrecer una charla, y me es posible, no dudo en asistir.

Esta ocasión (mi cuarta vez) la charla trataba sobre su nuevo libro: No te veré morir. Libro muy recomendable. El Académico de la Lengua contó muchas cosas, como sus rutinas de escritura, su manera de preparar un libro, sus inspiraciones y sus querencias de lecturas. También explicó que el título lo tomó prestado de un poema de Idea Vilariño sobre su turbulenta relación con Juan Carlos Onetti. Sólo conocer el poema ya fue regalo suficiente para que ir a Alhaurín valiera la pena.

Por si fuese poco, pude compartir unas pocas frases con Antonio, mientras me firmaba un par de libros.

Dejo el poema adjunto para que todos lo puedan disfrutar.

No te veré morir

Ya no será
ya no
no viviremos juntos
no criaré a tu hijo
no coseré tu ropa
no te tendré de noche
no te besaré al irme
nunca sabrás quién fui
por qué me amaron otros.
No llegaré a saber
por qué ni cómo nunca
ni si era de verdad
lo que dijiste que era
ni quién fuiste
ni qué fui para ti
ni cómo hubiera sido
vivir juntos
querernos
esperarnos
estar.
Ya no soy más que yo
para siempre y tú
ya
no serás para mí
más que tú. Ya no estás
en un día futuro
no sabré dónde vives
con quién
ni si te acuerdas.
No me abrazarás nunca
como esa noche
nunca.
No volveré a tocarte.
No te veré morir.

(es una maravilla de poema).

lunes, 18 de septiembre de 2023

El hombre de la pistola de oro (1974)

El hombre de la pistola de oro es la novena película de la serie de James Bond, la segunda interpretada por Roger Moore y la última de la serie que dirigió Guy Hamilton. Un malo de toda la vida, Christopher Lee, interpreta a Francisco Scaramanga, un asesino a sueldo, exagente del KGB, que tiene a Bond por objetivo. Está rodada en Tailandia, Hong Kong, Macao y Beirut, aunque la capital del Líbano no fue rodada in situ.

Como suele ser habitual en el agente del MI6 siempre se rodea de exóticas bellezas que caen rendidas a sus brazos. Ya sea una bailarina de cabaret en Beirut, la amante del asesino que pretende matarlo, o una compañera de la agencia como la guapísima Britt Ekland interpretando a Mary Goodnight. La originalidad de las películas de Bond no pasa por sacrificar sus elitistas gustos ni sus esbeltas compañías. 

Un duelo al alba entre el hombre que portaba la pistola de oro contra el hombre que asía la clásica Walther PPk, conocida por ser el arma empleada por Adolf Hitler para suicidarse, pero sobre todo por ser el arma de James Bond.

Como curiosidad añadiré que en España, en esta ocasión, al finalizar la película, ya venía anunciada la próxima entrega de la serie: La espía que me amó, pero eso es otra historia. La siguiente.


viernes, 15 de septiembre de 2023

ペピの誕生日

Cumplir años cuando se es joven es algo parecido a un estado de alegría plena, una satisfacción acompañada de felicitaciones y celebración y también de muchos regalos. Algo así como una promesa de futuro. En cambio, cuando los años se van acumulando en la piel, la mirada de dicha va mutando, se mantienen ciertos rituales, continúan las felicitaciones y los regalos, que probablemente se reciben con menos entusiasmo. La promesa de futuro existe, pero hay una cierta consciencia de finitud.

La felicidad espumosa de la juventud va dando paso a un saborear tranquilo, paladeando los instantes con el sosiego que merecen. Se pierde frescura, pero se gana percepción. Todo tiene su encanto, hay que saber saborearlo en cada etapa de la vida.

Mi maestra en todo esto es mi profesora personal, mi compañera de vida, mi Pepi. Ella va dando pasos a los que no quito ojo y con ellos va marcando un camino que yo sigo a pies juntillas. Como si fueran un mandato de vida. Salirme de sus huellas es casi perder el pie al borde de un precipicio. Así voy y no me va mal.

En septiembre llegó su cumpleaños, y como este año caía en jueves decidimos ir los cuatro a cenar a algún sitio que Pepi quisiera. Eligió un restaurante japonés, así que allí fuimos. Le comentamos al cocinero que era su cumpleaños y le dio felicidades en japonés. No soy capaz de repetir lo que dijo, pero sí he sido capaz (gracias al traductor de Google) de poner el título de esta entrada: El cumpleaños de Pepi, en japonés -tonterías mías-.

¡Felicidades, cielo!

miércoles, 13 de septiembre de 2023

El perfeccionista en la cocina - Julian Barnes

Me gusta la cocina y me gusta leer, aunque no tanto leer libros de cocina, y nunca había leído a un escritor hablar sobre cocina. Creí que éste era un buen libro por el que comenzar y acerté. Lo cierto es que, una vez leído, no aprendí mucho de cocina leyéndolo, algunas cosas sí, claro, siempre se aprende algo leyendo, como que es importante respetar y tener en cuenta los tiempos, así como anotar las que sabes que te funcionan. La cocina no es una ciencia exacta y cada horno, cada placa de fuego tiene sus propias medidas. Por eso hay que ir aprendiendo los tiempos de cada plato en casi cada cocina.

También aprendí, algo que yo no he tenido nunca muy en cuenta, que las recetas de los libros en un alto porcentaje de las veces no son muy específicas. Y a veces incompletas. Suponemos que por falta de rigor, quizás por prisas en las fechas de entrega, o tal vez por mantener algunos secretos. En cualquier caso, Julian Barnes es un británico con un típico y agudo humor británico que hace uso de él contando sus eventualidades que en muchos casos han sido catastróficas desgracias en la cocina. A veces chistoso y alegre, a veces abatido y derrotado, pero siempre entretenido y ameno.

Me he reído mucho con este libro, y si bien muchas de las sugerencias se escapan a la sencillez de mis platos habituales, sí que tras leerlo me han entrado más ganas de cocinar cosas distintas, que no es poca cosa. 

Una cosa que tengo en común con Julian Barnes es que ama ir a Mercados, hacer la compra, ir a ver qué es lo que hay fresco, cuáles son las frutas o verduras de temporada. Ir al mercado es siempre algo más caro, es cierto, pero también es cierto que se compra mejor calidad en la mayoría de los casos.


martes, 5 de septiembre de 2023

Cala Mijas 2023 - Día 3

Tercer y último día de festival. Los festivales que son casi una etapa ciclista de montaña, o quizás, como tres jornadas de montañas consecutivas. El calor apretaba bien pero teníamos un viento que suavizaba la sensación de agobio. Este día teníamos previsto llegar algo más tarde y así descansar algo nuestras fatigadas piernas o, en mi caso, más concretamente los pies, porque aunque tenemos aguante, todo tiene un límite y tres días seguidos de festival pasan factura hasta el más dispuesto asistente.

El primer concierto del día que nos interesaba era José González, que venía a celebrar el veinteavo aniversario de un disco maravilloso, Veneer. Apareció sobre el escenario vestido completamente de negro, como un guitarrista flamenco, con una guitarra española y una silla. Venía a tocar el disco íntegramente, de principio a fin, de cabo a rabo, y luego unas caras B, y luego lo que surgiera, como una versión de la estupenda canción de Massive Attack, Teardrop. Lo ves tocar la guitarra y parece imposible que suene tan bien. Una interpretación más que sobresaliente, extraordinaria. Un concierto que parecía estar fuera de un festival. Acústico, íntimo, una maravilla. Los festivales regalan estos caramelos sin saberlo. Lo disfruté muchísimo. Me sentí un afortunado por poder vivir tal espectáculo. Por si fuese poco, el acompañaba envolviéndolo todo en un atardecer anaranjado. Estaba precioso. 

Tras el concierto tocaba Duki, que no es santo de nuestra devoción, así que aprovechamos mientras para ir a refrescar algo el buche. Después de calzarnos una hamburguesa acompañada de una cerveza fresca fuimos a buscar sitio para ver a Ethel Cain. No es sencillo pillar a Ethel Cain por Europa y no quisimos desaprovechar la oportunidad. Llegó al escenario Sunset, donde ya había atardecido, lo que fue una pena porque como comprobamos en jornadas anteriroes ese escenario al atardecer es precioso. Vestía con una sencilla camiseta publicitaria de la cerveza americana Budweiser, sin mangas y unos anchos vaqueros negros. Había más gente de la que yo esperaba. Comenzó con unos de mis temas favoritos de ella, A house in Nebraska, también interpretó Gibson Girl. La actuación me pareció algo corta, apenas llegó a una hora y pensamos que era porque tal vez tenía pensado salir después en el concierto de Florence + The Machine, que es algo que ya han hecho en algún que otro festival.

Florence + The Machine era uno de los conciertos del festival, es una de las cabezas de festival. En mi caso llevaba el último mes casi en exclusividad dedicado a escuchar sus discos. Florence Welch es una artistaza, se come el escenario, es un nervio, y no para un minuto. Y su voz parece estar ajena a todo. Espectacular. Se hizo esperar cual diva ochentera pero valió la pena.

Salió al escenario como un torbellino con el tema Heaven is here que es un tema maravilloso para comenzar. Continuó con la elegante King y seguidamente con Ship to wreck. La entrada del festival ya estaba pagada desde el primer día, el concierto de Arcade e Idles ya se cobró la entrada. Amyl y Strokes fuero de regalo y Florence fue simplemente magia. Recuerdos que me llevaré de este mundo. Las últimas imágenes que dicen que pasan delante de nuestros ojos, esos cientos de fotogramas que resumen nuestros días de vida justo antes de doblar la servilleta. Alguno puede estar compuesto por cosas que he vivido estos tres días. Por ejemplo cuando Dog days are over estaba sonando. 

Esta mujer tiene todo temazos, porque su forma de cantar, tan vaporosa y personal, es contagiosa y una vez que entra dentro no sólo no puede salir, es que se hace adueña de todo tu ser y ya no puede uno parar, envenenado completamente. Gracias Florence. Este concierto era el final de su tour. Fue una especie de ceremonia de liberación.

Todavía no había salido del escenario y en el otro escenario, impacientes, porque les habían pisado su tramo horario debido al retraso de Florence, esperaban Belle & Sebastian que en cuanto vieron la luz verde, comenzaron sin miramientos. Aún estaba Florence dando las gracias en su micro cuando ya se escuchaba el inicio de Belle & Sebastian. Era comprensible.

 Nos acercamos a ver su actuación. Sonaban bien aunque algo infantiles. Pero mucha gente parecía disfrutarlos. Quizás mis cansancio me impedía prestarles la atención que merecían. Estuvimos unas cuantas canciones y decidimos abandonar el recinto por esta edición. Muchas bandas que me dejaron muy buen sabor de boca.

 

lunes, 4 de septiembre de 2023

Cala Mijas 2023 - Día 2

Segundo día de festival, el jueves había sido intenso. No paramos más que para tomar algo de bebida e ir al baño. Éste segundo día no teníamos previsto que fuera a ser tan intenso pero también íbamos a comenzarlo pronto. Una hora incluso antes que el primer día.

Poco después de las 17:30 estábamos delante del escenario Victoria listos para ver al  cantautor y guitarrista británico de Buckinhamshire, Charlie Cunningham que se presentó junto con un batería, un teclado y un bajista. El sol le daba bien de cara, varias veces pensé que si no se había echado abundante protección solar mañana iba a estar salmonete. Lo cierto es que a pesar de las adversidades ofreció un concierto estupendo, y entre sus manos una guitarra española. ¡Con lo que me cuesta a mí sacarle algo armónico a la mía! Mil aplausos le di. Me pareció uno de esos regalos que te llevas de un festival.

Cambiamos de escenario, fuimos al escenario bautizado como Sunrise y fuimos a ver a Kevin Kaarl, que bueno, ni Francisco ni yo somos grandes fan, pero estuvo entretenido aunque un poco sosete. Sus canciones acústicas y su actitud estática no están pensadas para festivales. Pero veníamos de ver un concierto donde el cantante estaba sentado en una silla y me cautivó. El sol caía como hormigón seco y esto tampoco ayudó. Entre las canciones tocó San Lucas o Vámonos a Marte que tuvieron muy buena acogida entre el público presente, que era cada vez más abundante.

Al acabar compramos unas bebidas rápido y regresamos al escenario principal porque la siguiente actuación queríamos estar bien situados. Amyl & The Sniffers, una de las bandas que más había escuchado los meses antes del festival. La banda de Melbourne capitaneada por Amy Taylor sólo llegaban con dos discos debajo del brazo, pero un buen número de temazos y el boca a boca de que en directo son muy buenos, y nadie se los quería perder. No defraudaron. Amy tiene una energía brutal, muy contagiosa. Levanta el ánimo a cualquiera, porque o bien tiene una sonrisa en la cara, o bien canta con rabia y poderío. Muy Iggy Pop de los Stooges. Los ritmos de las guitarras tienen una mezcla entre jovial y agresivos, no sé, suenan potentes pero al mismo tiempo divertidos. Su canción Hertz es una buen muestra. La disfruté muchísimo. Amy tiene fama de tirarse sobre el público pero lo descarté en el momento que la vi llegar al escenario con un top de un bikini. No parecía nada probable que lo fuese a hacer. Pero sí correteó por el pasillo de seguridad  y no paró de bailar, saltar y animar durante todo el concierto. Parecía infatigable. Mis dieces por la actuación de la banda australiana. Muy bien.

Quisimos mantener el sitio del concierto porque queríamos estar bien situadoçs para la actuación de The Strokes. Para muchos la banda estrella del cartel. Incluso Pedro Sánchez no se lo quiso perder y vino a ver el concierto. Yo no me atrevería a afirmarlo tan categóricamente como los cabezas de cartel, aunque claramente sí lo eran del día. En cualquier caso eso me da igual porque es una de las bandas que más ganas teníamos muchos de ver. The Strokes tienen fama de buen directo, pero sólo cuando a Julian Casablancas, el cantante y líder de la banda neoyorquina, le da la gana, que no es siempre.

Casablancas ha sido considerado por muchos medios como el niño malcriado de la industria musical, y no es de extrañar. Hijo de un adinerado empresario -hijo de español por cierto-  y una modelo danesa, miss Dinamarca, criado entre el lujo de Nueva York y los vuelos de primera clase, al que el padre, cansado de su mal comportamiento, envió a estudiar a una prestigiosa y exclusiva escuela en Suiza a los catorce años. Decisión que todos deberíamos agradecer pues allí conoció a varios de los futuros miembros de The Strokes. Este concierto era el último de esta parte de la gira, y es probable que esto le animara  y parecía que venía con ganas. Bueno, afirmar que Julian venía con ganas es mucho decir, porque no se caracteriza ni por su simpatía ni por su entusiasmo. Gran parte del concierto está de espaldas al público y apenas se dirige a él, salvo algunos secos thank you tras alguna que otra canción. Se le puede ver riéndose, eso sí, o haciendo bromas con los compañeros.

No sé si se podría decir que venían a presentar su último disco, The New Abnormal, pues el disco llevaba tres años publicado, pero la realidad es que lo habían movido poco por Europa. Y como tampoco son muy prolíficos en cuanto a conciertos, pues eso hizo que viniera mucha gente de muchos sitios para verlos. Comenzaron con una entrada graciosa, seguramente una canción que le recuerde a Julian a su juventud por Barcelona, el hit veraniego de Vamos a la playa de Righeira. Siguieron con What ever happened? una de mis canciones favoritas de la banda neoyorquina. Siguieron Alone, Together y Last Nite, que es posiblemente su canción más conocida. 

Llevaban un concepto de escenario algo vintage, como de máquina clásica de videojuego. Muy chulo y original, con unas escaleras que prácticamente no utilizaron. Se me hizo cortísimo el concierto y no lo fue, pero cuando disfrutas es lo primero que pasa, que llega el final y te parece demasiado pronto. 

Tras el gran concierto de The Strokes, nos acercamos a ver un rato a M83, pero no mucho pues estábamos realmente agotados y tampoco somos muy fans de ellos. Traían muy buen montaje, pero acabábamos de vivir un estupendo concierto de The Strokes y preferimos reservarnos, que veníamos de dos jornadas agotadoras y el día siguiente iba a ser largo.


domingo, 3 de septiembre de 2023

Cala Mijas 2023 - Día 1

Antes de finalizar agosto hay un evento musical en la Costa del Sol de primera línea. El Festival de música Cala Mijas. Un festival de tres días a un paseo de casa. Algo que he estado soñando toda mi vida. En la primera edición ahí estuve, los tres día a pie de tajo, en la segunda edición no podía faltar. Mi compañero de semejante aventura siempre es Francisco. Ambos nos hemos criado bajo la magnética influencia de la distorsión rockera. Somos súbditos fervientes de los riffs y esclavos de la música en directo.

El primer día del festival no venía flojo en absoluto. Para abrir el festival fuimos al escenario principal, bautizado como Sunrise, para ver al dúo catalán Cala Vento, que ya había visto en dos ocasiones con anterioridad y llegaban al festival para presentar su nuevo disco Casa Linda. Las dos veces que los había visto antes fue en la misma sala, en el Theatro Club de Málaga. A mí me gustan mucho, tienen una mezcla perfecta entre modernidad y rabia. Son divertidos y en directo suenan de maravilla. No nos los quisimos perder. Tocaron bajo un sol pegajoso a las seis y media de la tarde de finales de agosto, que no es poca cosa, pero había algo de brisa y eso nos ayudó a aliviar los rigores veraniegos. El final de concierto tocando Conmigo, con ellos bailando me dejó de un buen rollo total para varios días. No se me quitaba de la cabeza.

El siguiente artista era un joven cantante de origen griego aunque nacido en Bélgica, Tamino. Había escuchado hablar de él como el Buckley belga, que es una etiqueta que pesa mucho, porque Jeff Buckley es referencia vocal de primera línea. Lo cierto es que bueno, esas comparaciones no le benefician a nadie, y menos a alguien que está empezando a darse a conocer para el gran público pero sí que hay que reconocerle que un aire sí le da. La escenografía del concierto fue estupenda porque el sol se estaba  poniendo a la espalda del escenario Victoria y los rayos se filtraban por el backstage de una forma muy bella. Había estado escuchando mucho su música y Habibi y especialmente Indigo Night sonaron estupendamente. Terminé muy contento de haber visto su actuación. Aunque a veces me dio la impresión que la voz estaba tratada con un pedal o algo. Puede que fuesen impresiones mías.

Seguidamente de vuelta al escenario Sunrise se esperaba Siouxsie, la conocidísima cantante británica líder de Siouxsie and the Banshees. Citada como referencia de gente que admiro tanto como PJ Harvey o Thom Yorke de Radiohead, por ejemplo. Tuvo a Robert Smith, líder de The Cure  tocando la guitarra en su grupo. Susan que es su nombre real fue una verdadera revolución mediados los setentas. Una de sus primeras apariciones públicas fue junto a Sex Pistols que estuvo salpicada por una gran polémica que en cierta manera ayudó al lanzamiento de la banda. Una artista irreverente, comprometida, moderna y tremendamente original fue poco a poco labrándose su hueco en la historia musical del que años más tarde se fue conociendo como la New Wave. Mis aplausos a una señora historia del rock. Hizo un concierto muy a gusto de sus acérrimos seguidores. 

Nuestro siguiente objetivo del día era Arcade Fire, pero como quedaban casi dos horas hasta la hora prevista, nos acercamos a ver algunas canciones de Amaia, que tanta fama tiene entre la juventud actual y justo después nos desplazamos al otro extremo del festival, hasta el escenario más alejado donde actuaba Baxter Dury, apellido que sonará a aquellos familiarizados con los inicios del punk, pues es el hijo de Ian Dury, ya saben aquella famosa canción que tenía como estribillo algo así como Sex & drugs & rock n roll. La calidad del sonido era sorprendente buena. Sonaba de lujo.

Se acercaba el momento del inicio del concierto de Arcade Fire, quisimos irnos pronto para el escenario con la intención de verlos cerca, pero todo el mundo había pensado de la misma manera que  nosotros. Aún así nos acercamos bastante. La forma que tuvieron de realizar el inicio del concierto fue muy divertida. Empezó a sonar una versión disco de Rabbit Hole y mientras la canción sonaba, se veía a la banda bajar la rampa que les dirigía al escenario. Venían con un buen rollo impresionante,  bailando y sonriendo, saludando, muy estilosos. Parecía casi una pasarela de rock. Comenzaron con Age of anxiety II, y una tras otra fueron cayendo sus canciones más conocidas, como Reflektor, The Suburbs of Everything now y dejaron para el final Wake up, que es un bombazo de canción aunque tuvieron la mala pata de que les falló el micrófono. Tardaron poco en cambiarlo pero estropeó gran parte de la canción, por mucho intentos que hicieron en que no se notase. Fue un show maravilloso, lanzaron pequeños papeles de brillo durante la canción, que supuso un estallido final de euforia común. No imaginaba yo que Arcade Fire tuvieran tantos seguidores.

No nos dio tiempo a asumir lo vivido y nos fuimos rápido hacia el siguiente concierto. Una banda que yo llevaba mucho tiempo de ganas de ver. Idles, una de las bandas revelación del nuevo rock, post punk lo llaman. La banda de Bristol, liderada por Joe Talbot, tiene una energía desmedida en directo. Sus shows son rabia y vigor llevadas al extremo. Comenzaron con Colossus, que sonó contundente. Durante el concierto se montó el pogo más loco que he visto en mucho tiempo. Fue muy intenso.

Mark Bowen, el guitarra, apareció con su bigotazo y con un vestido de mujer. No paró de moverse, y en general la banda desplegó una ganas brutal, mucho empuje y mucha garra. Dan la sensación de estar divirtiéndose de lo lindo con sus canciones y es algo contagioso. El tramo final con Never fight a man with a perm, Danny Nedelko y Rottweiler fue fabuloso.

Volvimos al escenario principal para ver a Foals, pero no lo vimos entero, estábamos reventados y bueno, en otro momento nos hubiéramos quedado el concierto entero, pero teníamos que pillar el autobús de vuelta y teníamos por delante aún dos días de festival. El primer día no estuvo nada nada mal.


lunes, 28 de agosto de 2023

Descanso en Olvera

Cuando llega agosto suelo tener vacaciones, es una situación que llevo viviendo ya muchos años, prácticamente dos décadas. Así que mis vacaciones, igual que le ocurre a una inmensa mayoría de españoles, son calurosas, pero en mi caso no tanto, porque paso todo lo que puedo a la sombra o al menos cerca del Mediterráneo que tengo la fortuna de que me queda cerquita.

Todo en la vida tiene pros y contras, o al menos es como yo lo veo. Siempre hay un día después de la noche, un yin y un yang, el equilibrio contra la absolutez. No creo que haya nada tan beneficioso que no tenga un envés, nada tan netamente dañino y negativo que no pueda dar como resultado algo provechoso, aunque sólo sea el aprendizaje de no volverlo a hacer.

Pues con ese pensamiento en mente intento convencerme de que tener las vacaciones en el corazón del verano no es lo peor del mundo. Dejando a un lado el calor sofocante, las malditas aglomeraciones, la subida de precios, o el tráfico insoportable y no digamos el aparcamiento, aún todo lo anterior, tiene sus ventajas. La principal ventaja es que trabajar en agosto, cuando todo quisqui está desparramado en la ociosidad, es un horror. Así que por lo menos eso que te ahorras. Luego está que los días son largos y hay muchas maneras de sacarle provecho a las vacaciones. Todo está abierto y casi todo tiene unos horarios amplios. Y que algunas ciudades se quedan desoladas y a ciertas horas, por las carreteras no hay nadie, si se hacen los desplazamientos en según qué horas, puede ser fácil, especialmente si te alejas de la costa.

Nosotros hacemos esto. Cada verano buscamos una escapada, un sitio normalmente de interior donde descansar dentro del descanso. Buscar el refugio de la tranquilidad en medio de la inactividad del verano. Alejarnos del bullicio de las playas atiborradas, abandonar las terrazas con listas de espera para buscar un hotel rural, de montaña, inevitablemente con piscina donde poder descansar en mis vacaciones. Ese lugar últimamente lo estamos encontrando en Olvera, un pueblo de la provincia de Cádiz.

Pudimos hacer un hueco, apenas tres días y dos noches, y allí nos fuimos. Nuestros acompañantes habituales de escapadas veraniegas se apuntaron y así hicimos. Miguel, Sagri, Nicolás, Juani, Daniel, Jaime, Gabriel, Pepi, Sofía, Miguelito y yo. 

Allí tenemos el descanso asegurado, la siesta firmada, el buen yantar adjudicado y las risas y los buenos ratos son de obligado cumplimiento. La cerveza siempre llega bien fría y en el momento deseado y la compañía es inmejorable. Poco más se puede pedir.


sábado, 26 de agosto de 2023

Vive y deja morir (1973)

Vive y deja morir es uno de los títulos más populares de James Bond, el primero en el que el personaje del agente secreto está encarnado por Roger Moore, y pasa a ser la tercera entrega dirigida por Guy Hamilton.  Está basada en la novela de Ian Fleming de mismo título, y es famosa por la estupenda canción compuesta por Paul & Linda McCartney  para su banda Wings. Yo tuve la suerte de verla en directo pero por la rockera versión de los americanos Guns N' Roses.

Fue una película de tremendo éxito en taquilla, multiplicó con creces los 7 millones de dólares invertidos. Como suele ocurrir en las películas de James Bond, aparecen variadas y exóticas localizaciones, esta entrega no fue diferente y se filmó en localizaciones como el Harlem neoyorquino, Nueva Orleans o las Islas del Caribe, y fue la primera vez en la que aparece una chica Bond afroamericana. 

Como no podía ser de otra manera, es una película llena de acción, donde las chicas se pierden por acabar rodeadas entre los brazos del agente secreto, que en esta entrega está interpretada por una jovencísima Jane Seymour, que tuvo aquí casi su estreno en el cine.

Es una película en la que la magia negra, las supersticiones y el vudú están muy presentes. El mundo  de las drogas es el fondo, pero en la superficie hay lo que uno espera, persecuciones en coche, o en lanchas así como una pelea entre tiburones o escapar entre cocodrilos. Un entretenimiento continuo. Bond nunca defrauda.


miércoles, 23 de agosto de 2023

Sardinas en espeto

Todos los años por fechas veraniegas, cuando el sol pellizca más que pica, solemos al menos ir un día a pasarlo a la playa. Bueno, a la playa vamos más de un día, pero al menos uno procuramos ir a comer una paella en el chiringuito, y también unos espetos de sardinas. Amo las sardinas en espeto. Hay algo en esa manera de prepararlas, sobre esas barcas llenas de arena, con ese genuino ritual de pincharlas, de acercarlas a las brasas, de saber medir el tiempo exacto que necesitan para soltar esa grasa sin excederse para evitar que queden secas, que tiene algo entre experiencia y arte. La orientación al clavarlas en la arena, pincharlas por debajo de la espina para que se mantengan sin romperse sobre la caña, colocar las de mayor tamaño más cerca del fuego y las más pequeñas las más alejadas, intentando conseguir que el tamaño y la distancia equilibren el resultado del asado.

Hay que llevarlas al espeto muy frescas, a ser posibles frías, manteniéndolas con hielo, lo suficiente para que estén firmes y sea más fácil pincharlas. No muy grandes porque tardan mucho en asarse y porque terminan rompiendo por el peso, no muy menudas porque hay mucho peligro de que se asen más de la cuenta y quedan secas. No pueden quedar crudas pero tampoco chamuscadas. Hay que cuidar que el salado no sea excesivo, pero tampoco ha de ser insuficiente. Y lo más complicado de todo, el arte de mantener las brasas con leña de encina lo suficiente fuerte para llegar a todas las sardinas del espeto, pero teniendo cuidado a los días de viento. Saber que una vez pinchadas en el espeto es la espina la que mantendrá a la sardina ensartada. Éste es uno de los puntos clave del ensarte de la sardina en el espeto.

Un espetero me dijo una vez que lo importante era ver cómo sudaba la sardina, que hay que fijarse a la velocidad que suelta esa grasa y hay que encontrar el momento exacto en el que hay que darle la vuelta y después acertar con sacarlas con sumo cuidado para ponerlas en el plato, listas para servir. Otros dicen que a las sardinas hay que mirarlas a los ojos y que cuando pierden el brillo es que ha llegado el momento de darles la vuelta o sacarlas, depende del caso. 

Cuando ya está la sardina asada y servida en el plato, es muy importante comprender que las sardinas son impacientes, no pueden tardar mucho en servirse, es una pena que un trabajo tan laborioso y delicado, que requiere tanto conocimiento y acierto, se eche a perder porque la sardina se queda demasiado tiempo servida en un plato esperando a que el camarero llegue para llevarla a la mesa. 

Todo este trabajo, esta laboriosa faena, no tiene sentido o no tendrá el mismo resultado si la sardina no es buena o no es su momento. Hay sardinas y sardinas pero lo esencial es que hay que tener  especial cuidado con la época en la que se pescan la sardinas. En noviembre las sardinas no tienen el mismo sabor que en pleno verano. La clave dicen los expertos es la temperatura del mar, que provocará que haya más o menos plancton, lo que hará que las sardinas estén más o menos grasas y estén en la temporada propia para su pesca, porque según parece dicen a mayor grasa, mejor aroma y más suculento sabor. Las tradiciones se han basado la mayoría de las veces en la experiencia del conocimiento a lo largo de los años, el aprendizaje heredado, el boca a boca, y luego con el tiempo a veces la ciencia viene a explicar el porqué de las cosas. 

Ya ven que preparar las sardinas al espeto es tanto un ritual como un proceso. Aún quedan un par de indicaciones a tener en cuenta. Hay quien prefiere echarles limón y quien dice que el limón le quita sabor a las sardinas. Mi costumbre desde niño es que unas gotas de limón potencian el sabor final. Evidentemente si se bañan en limón estamos perdiendo el sabor de la sardina. Esto es un gusto personal.

Otro detalle sobre la hora de comer sardina es la forma de limpiarlas, mucha gente la come con cubiertos, limpiándolas o directamente quitándoles la piel. Esto para mí es un crimen. El malagueño a lo largo de los años ha comido las sardinas con las manos. No sé si esto es una tradición por ser algo típico de comer en la playa donde habitualmente no se dispone de cubiertos, no sé si es porque es algo heredado históricamente de cuando nuestros vecinos africanos eran los malagueños de los que somos descendientes, o bien que es una comida económica y del pueblo y antiguamente no se disponía de cubierto, pero el asunto es que una sardina en espeto hay que tomársela con las manos, por más que uno esté en un chiringuito pijo de la Costa del Sol y los vecinos sean una familia de refinados y estirados londinenses. Las sardinas en espeto se comen con las manos. Esto es así. Luego se lava uno las manos bien no las toallitas perfumadas o bien se da un buen baño en el Mediterráneo.

La bebida para acompañar los espetos de sardina siempre ha sido la cerveza fría, hay quien prefiere el tinto de verano con hielo y limón, o un vino blanco fresquito. Lo demás me parece, digamos, menos acertado. El agua fresca siempre es bienvenida. Es cuestión de gustos. Después de semejante manjar, ya se pueden tomar una buena paella. Y si al salir pasan junto a un espetero recuerden darle la enhorabuena si las sardinas fueron de su agrado, porque no es sencillo.


jueves, 17 de agosto de 2023

Wilco en el Starlite

De nuevo me encuentro otra noche en el Auditorio de la cantera de Nagüeles de Marbella. Buen verano de conciertos estoy viviendo aquí. En un plazo de tres semanas he visto a tres grandes de la música.  En primer lugar la siempre elegante Norah Jones, pocos días después el irreverente Iggy Pop y ahora, dos semanas después, Wilco. Creo que algún día deberían regalarme un bono del Starlite o algo así. Tener un detalle con sus fieles asistentes.

Wilco es una de esas bandas que llevo escuchando media vida pero que nunca había visto en directo. Tuve una oportunidad única por 2009 en el Teatro Cervantes de Málaga, pero me pilló con los niños pequeños y me fue imposible. No recuerdo exactamente la razón, pero sí recuerdo que me dio mucha rabia perdérmelo. Luego han venido mucho por España pero no lo suficientemente cerca como para acercarme en un salto de ir y venir. Esta vez parecía la apropiada, y así fue.

La banda de Chicago llegaron acompañados por Tré Burt, un cantante folk de origen afroamericano que llegaba desde Sacramento, en California, para telonearlos en sus conciertos por España. La verdad es que me gustó mucho. Muy Dylan de los sesenta. Venía a presentar un disco que aún estaba por publicarse, pero quiso estrenar alguna canción, aparte de los adelantos que tenía publicados. Fue un comienzo estupendo.

Unos minutos después de las 22:00 apareció Jeff Tweedy sobre el escenario al frente de su banda con una guitara acústica  y con ganas de fraguar una amistad con el público que lo recibía con un fuerte aplauso en una noche muy calurosa. Una buena manera de comenzar -pensaron- era Handshake Drugs. Una canción que trata de lo corriente que es cambiar sucios billetes gastados por algo de fresca marihuana en los barrios bajos de una gran ciudad. El sonido era brillante ya en la primera canción. Sólo dijo "Hola" antes de continuar con I am a Mother, una canción con reminiscencias country incluida en su último disco, Cruel Country, que es homónima a la siguiente canción.

Antes de iniciar la cadencia de acordes de I am trying to break your heart bromeó sobre varios asistentes de las primeras filas que venían equipados con la misma camisa llamativa. Esta canción, que abre  su celebérrimo Yankee Hotel Foxtrot, es maravillosa, ya vale la entrada por sí sola. La batería lleva un ritmo que parece ajeno a lo que se está tocando, el teclado asemeja un xilófono, y para el final las guitarras van saturando el sonido, ahogando la guitarra acústica, pero en conjunto, todo parece armonioso. Durante la letra Tweedy cambia la palabra final cuando dice What was I thinking when we said hello? por ¡hola! Reciben un fuerte aplauso.

Tweedy sigue con su guitarra acústica cuando comienzan If I ever was a child. Nels Cline va entremetiendo notas con su guitarra eléctrica que embellecen la melodía. La terminan dejándola en la última palabra, tal y como hacen en el disco. La simplicidad llevada hasta el último segundo. Casi sin pausa continúan con Company in my back. Seguidamente tocan Hummingbird, la tercera canción que tocan esta noche de A ghost is born. El público la recibe con entusiasmo y tocan las palmas siguiendo el ritmo. No experimentan con ella, saben que la gente quiere escucharla tal y como es. Un regalo de canción.

Ahora comienza Misunderstood, una canción con un inicio enérgico, rudo, hasta salvaje, pero la detienen en seco, queda la voz de Tweedy y su guitarra, el traje del capitán trueno ha caído. La canción hace la pregunta que todos estamos esperando. Do you still love rock and roll? Nels arranca la sierra eléctrica de su guitarra, mientras Glenn Kotche machaca la batería, pero de nuevo se detienen, regresa la voz de Tweedy ahora sin guitarra acústica. Solo ante el vértigo del micrófono. La canción arranca y frena, nos confunde, pero hace honor a su título, que no es otro que Misunderstood! Y termina en calma tras repetir mil veces nothin' hasta acabar con nothin' at all. Es un final elegante entre platillos, melodía acústica mientras el bajo de Pat Sansone juguetea con la melodía.

Wilco nos advierte en su siguiente canción de que el amor está en todas partes. Love is everywhere (Beware). Una canción simple y bella. Le sigue Bird without a tail / base of my skull y Tired of taking it out on you. Este último disco es una cuidada mezcla de guitarras acústicas y eléctricas con ritmos y sonidos de raíces country, una pizca de folk y mucho rock maduro. Nadie lo hace como ellos. Por eso son un grupo de culto entre los amantes del rock.

De repente, John Stirrat, agarra el bajo, Sansone, Cline y Tweedy las guitarras eléctricas y comienzan al unísono un frase a la guitarra que todos reconocemos. Los seis músicos comienzan con la misma melodía pero conforme la canción va avanzando, algunos instrumentos se van despegando, van al mismo sitio pero por distintos caminos. Se encuentran a ratos. Están jugando. El público está absolutamente entregado. Uno cree que esto no lo pueden superar pero comienza Impossible Germany. ¿es posible una canción perfecta? Nels Cline toca esta canción como si tuviera un par de alas. ¡Qué preciosidad! ¡Qué intensidad! No se puede más que estar agradecidos tras escuchar esta canción. Es una impecable aleación entre magia y milagro.

¿Tras esto qué se toca? Jesus, Etc. parece la única salida decente a este momento. La pedal steel guitar suena de maravilla. Poco a poco vamos des cendiendo, volviendo a tierra. Voices escape singing sad, sad songs. Ya pueden tocar lo que toquen que todo son regalos. Nos obsequian con The Late Greats y la enérgica Heavy Metal Drummer y A shot in the arm, primera canción que nos traen del Summerteeth. La canción es un himno, todo el mundo la canta. What you once were isn't what you want to be any more! Se despiden y abandonan el escenario. Tweedy da las gracias. Sabemos que van a volver pero la duda nos vuelve impacientes, miramos con temor hacia el escenario esperando ver un indicio de su regreso. Respiramos al verlos volver. Se sienten agradecidos dicen. "You're so nice".

Las primeras notas nos hacen saber que Ashes of American Flags está aquí, bajo este cielo estrellado. ¿He soñado este momento antes alguna vez? "Speaking of tomorrow, how will it ever come". La delicadeza hecha canción. Continúan con Falling apart (Right now), una de las más country del disco. Todos queremos pensar que han de acabar con un clásico, con una canción con más peso, no con un tema que apenas está creciendo. Juegan a despistar. Entran y salen notas alocadamente, pero empieza a generarse un ritmo, un fraseo recurrente, ¡Spiders (Kidsmoke)! Es un juguete enorme. A veces tierna, a veces contundente. Hay sitio para todos en la canción. Todos son protagonistas en esta canción. Es una magnífica elección para acabar. Terminamos coreando la melodía de la canción mientras ellos se van a acercar para despedirse. Es el éxtasis después de la fiesta, pero una vez más nos engañan y vuelven para acabar la canción con fuerza y en seco. Aplausos tronando en la noche estrellada. ¿Habrá una próxima vez? No quisiera perdérmelo.




jueves, 3 de agosto de 2023

Iggy Pop en el Starlite

La Iguana, el líder de The Stooges, el carismático cantante del punk de los años 70 venía al Starlite de Marbella. Yo no podía faltar. No quería faltar. Un miércoles de agosto, recién estrenada mis vacaciones de verano me presenté con mi amigo Iker a ver Iggy Pop sobre el escenario de La Cantera de Nagüeles. Venía presentando su último disco, Every Loser, pero venía sin la banda que le acompañó en la grabación del disco y en sus últimos conciertos. La banda en cuestión eran Andrew Watt (guitarrista y productor de The Rolling Stones por ejemplo), Duff McKagan (bajista de Guns N' Roses), Chad Smith (batería de Red Hot Chili Peppers). Además en el disco participan músicos de la talla de Stone Gossard (Pearl jam), Dave Navarro (Ex Jane's Addiction) o Josh Klinghoffer, o el tristemente fallecido Taylor Hawkins. Como ven Iggy Pop sabe rodearse.

Algo después de las 22:00 de la noche apareció la banda que le acompañaban siete músicos sobre el escenario. No era poca cosa.  Para comenzar venía utilizando una canción de Noveller, la turbadora Rune, la propia Sarah Lipstate estaba sobre el escenario con su guitarra y arco en mano. Lo disfruté muchísimo porque me había enamorado de la canción y la tenía muy machacada desde antes del concierto. La canción va acabando con suavidad, como si se descorriera un velo para dar paso a alguien. Ese era el torbellino de Iggy Pop que entró en el escenario como si le corriera el diablo por las venas, una jauría de perros ladraban de fondo, Iggy se arrancó el chaleco, lanzándolo con vigor. El bajo suena con energía desbordante. La batería tronando y unos vientos marcando el territorio. Teníamos Five Foot One encima. Un tema de finales de los 70, una declaración de intenciones. No había terminado y sin respiro gritó un enérgico Looooord y así dio comienzo TV Eye. El sonido era fantástico y tras un irreverente y breve saludo, introdujo uno de sus temas nuevos, Modern Day Rip Off, que no tiene nada que desmerecer a sus clásicos. Sonó cruda y afilada.  Le siguió Raw Power que fue una sacudida de fibrosas contorsiones. ¿Iggy Pop en plena forma? Si no lo está hay que preguntarse cómo sería este animal de escenario en los tiempos en los que las drogas corrían por sus venas y la juventud era el hilo del que pendían sus días.  

Pero hace mucho que Iggy le dio un manotazo a las drogas, ahora sus únicas drogas son el vino y algo de marihuana le leí en una entrevista. A pesar de ello sigue viviendo el peligro de la vida. Gimme Danger siguió para serenar el ambiente. Una pequeña pausa antes de la lujuria. La voz de Iggy se ha vuelto cavernaria, rasca como las garras de un águila imperial. Uno de sus himnos estaba al caer como una bomba atómica. The passenger la cantó hasta la más estirada pareja pija del Starlite. Hay cosas que están fuera de clases. La música siempre lo fue. No llevábamos ni media hora de concierto y Iggy ya tenía al público en la vigorosa palma de su mano. Ya saben el estribillo que dice algo así como Everything looks good tonight, la la, la-la-la-la... Los vientos jugaron un papel maravilloso en esta canción. El público jaleado por Iggy cantaban como escolares dirigidos por su maestro un día de ensayo. Iggy jugaba con el público. Fuckin' Cool. Lo que venía iba a hacer temblar el cielo estrellado del auditorio. Lust for life! Bowie estaba de visita en Marbella. Buen trabajo realizaron Iggy y Bowie con este tema. Con un ukelele Bowie creó la música y la letra corrió a cargo de Iggy. Una pegadiza canción que nació en 1977 y renació en 1966 con la banda sonora de la película Trainspotting. Fiesta punk en el Starlite. 

Llegó el momento de serenar las aguas del concierto y entrar en The Endless Sea, una canción que comienza como si una película de intriga estuviese a punto de comenzar, un misterio hay escondido en algún rincón de esta canción. El bajo comienza a seguir el ritmo de la batería como un gato sobre un vertiginoso tejado de zinc. Hay algo sigiloso y enigmático encerrado en esta canción. No se ve el mar desde la Cantera de Nagüeles pero se puede respirar. Iggy baja a la arena inexistente del patio de butacas, allí donde los dioses son adorados. El servicio de seguridad del concierto no da abasto, la marea del público ruge al ritmo que la Iguana menea su cintura. I really think you better go home to the fuckin' endless sea.

Iggy dice que cuando está de vacaciones no va a fuckin' Marbella, él va un fuckin' Death Trip, Baby! Así comienza el vertiginoso ritmo de Death Trip. Los Stooges vuelven a la carga. Iggy escupe con furia como muestra de rabia escénica. Es algo que tendrá más que ensayado, o aprendido, pero funciona. El punk es antisocial. El punk es irreverente y descarado. Iggy actúa como tal. Es parte de su esencia, parte de la escena.


El punk da paso a una balada con sonidos atmosféricos y una trompeta como protagonista. La guitarra tiene un lugar secundario. Siempre pensé que I'm sick of you tiene mucho de The Doors. Una canción que es un arrebato sincero de hastío. La ruptura musical por excelencia. La alarga, para y sigue, se pone el micrófono en sus partes, hay mucho de ensayo en sus gestos. La trompeta me tiene engatusado, hay jazz en esa trompeta. Iggy termina ladrando. Se vienen las fauces más feroces de la Iguana que quiere ser perro. I wanna be your dog. Un himno de obediencia y lealtad. Quiere sentarse junto a su dueño, quiere ser su perro. Las trompetas me traen loco. Estoy maravillado. No esperaba esos vientos en un concierto de punk, se acerca el momento del solo de guitarra, uno de los más influyentes del rock. Hendrix parece estar por ese solo, pero es punk. El de Michigan juega con su pelo largo y hace cantar al público mientras incita su garganta en un momento de éxtasis. Busca algo y lo encuentra, lo busca para destruirlo. Search and destroy es un alegato a la provocación. Una de las mejores letras que la música ha conocido:

I'm a streetwalking cheetah with a heart full of napalmI'm a runaway son of a nuclear A-bomb

I am the world's forgotten boyThe one who searches and destroys
 
  Soy un guepardo de las calles con un corazón lleno de napalm
 Soy un hijo fugitivo de la bomba nuclear.

Soy un niño olvidado por el mundo,
el que busca y destruye.

Tanta intensidad ha afectado a la guitarrista, se la ve mareada, por un momento Sarah Lipstate abandona el escenario. Iggy no se percata, está tirado en el suelo, ha lanzado el micrófono haciendo justicia a la destrucción que tanto busca. El concierto parece acabado pero todos sabemos que volverá en los bises. Eso esperamos.
 
Vuelve al escenario de la mano de Bowie con Mass production que es una canción que Iggy tenía olvidada en su disco Idiot (1977), que tuvo a Bowie como productor. Es, a mi juicio, la más Bowie de las canciones de Iggy. Tiene ese sonido tan industrial, de línea de producción alemana. Esta canción fue una huida de la cocaína, o un intento. El primer paso para la superación, un largo camino que les llevaría los bajos fondos de la desesperación, a lo más bajo de un largo camino, Down on the street es el siguiente tema.

Ahora hace un alegato, apartemos los móviles, disfrutemos del momento, no pongamos muros en nuestras experiencias. No walls que grita la letra. La letra pide que estemos concentrados, focus que dicen ahora los jóvenes, que tengamos una real O-Mind, que es algo así como cuando la mente funciona como una unidad, colectivamente, para un momento después liberarse con Loose.  Hay algo de contradicción en esta canción. Se siente suelto, flotando (loose) y la meterá bien adentro (I'll stick it deep inside), haciendo un juego de palabras entre la aguja en su brazo y su polla en una groupie. Así eran las cosas hace 50 años. Definitivamente Sarah Lipstate tiene que abandonar el escenario. No ha podido superar el mareo. 

El concierto está llegando a su fin. Su single más actual va a cerrar el concierto. Se acelera en un ritmo frenético, los vientos maravillosos del día suenan alocados, la guitarra sube y baja de trastes, el batería regala un ritmo impetuoso, sin la más mínima moderación. Frenzy es pura energía. Iggy se va hacia el centro del escenario. Nadie duda que este hombre de 76 ha dado más de lo esperado. No sólo hoy, sino también en la vida. Más de una hora y media de ritmo enloquecido, desenfrenado. Me quedé con las ganas de algún tema suyo, pero volvería de nuevo por lo mismo. Gracias Iggy.