De nuevo me encuentro otra noche en el Auditorio de la cantera de Nagüeles de Marbella. Buen verano de conciertos estoy viviendo aquí. En un plazo de tres semanas he visto a tres grandes de la música. En primer lugar la siempre elegante Norah Jones, pocos días después el irreverente Iggy Pop y ahora, dos semanas después, Wilco. Creo que algún día deberían regalarme un bono del Starlite o algo así. Tener un detalle con sus fieles asistentes.
Wilco es una de esas bandas que llevo escuchando media vida pero que nunca había visto en directo. Tuve una oportunidad única por 2009 en el Teatro Cervantes de Málaga, pero me pilló con los niños pequeños y me fue imposible. No recuerdo exactamente la razón, pero sí recuerdo que me dio mucha rabia perdérmelo. Luego han venido mucho por España pero no lo suficientemente cerca como para acercarme en un salto de ir y venir. Esta vez parecía la apropiada, y así fue.
La banda de Chicago llegaron acompañados por Tré Burt, un cantante folk de origen afroamericano que llegaba desde Sacramento, en California, para telonearlos en sus conciertos por España. La verdad es que me gustó mucho. Muy Dylan de los sesenta. Venía a presentar un disco que aún estaba por publicarse, pero quiso estrenar alguna canción, aparte de los adelantos que tenía publicados. Fue un comienzo estupendo.
Antes de iniciar la cadencia de acordes de I am trying to break your heart bromeó sobre varios asistentes de las primeras filas que venían equipados con la misma camisa llamativa. Esta canción, que abre su celebérrimo Yankee Hotel Foxtrot, es maravillosa, ya vale la entrada por sí sola. La batería lleva un ritmo que parece ajeno a lo que se está tocando, el teclado asemeja un xilófono, y para el final las guitarras van saturando el sonido, ahogando la guitarra acústica, pero en conjunto, todo parece armonioso. Durante la letra Tweedy cambia la palabra final cuando dice What was I thinking when we said hello? por ¡hola! Reciben un fuerte aplauso.
Tweedy sigue con su guitarra acústica cuando comienzan If I ever was a child. Nels Cline va entremetiendo notas con su guitarra eléctrica que embellecen la melodía. La terminan dejándola en la última palabra, tal y como hacen en el disco. La simplicidad llevada hasta el último segundo. Casi sin pausa continúan con Company in my back. Seguidamente tocan Hummingbird, la tercera canción que tocan esta noche de A ghost is born. El público la recibe con entusiasmo y tocan las palmas siguiendo el ritmo. No experimentan con ella, saben que la gente quiere escucharla tal y como es. Un regalo de canción.
Wilco nos advierte en su siguiente canción de que el amor está en todas partes. Love is everywhere (Beware). Una canción simple y bella. Le sigue Bird without a tail / base of my skull y Tired of taking it out on you. Este último disco es una cuidada mezcla de guitarras acústicas y eléctricas con ritmos y sonidos de raíces country, una pizca de folk y mucho rock maduro. Nadie lo hace como ellos. Por eso son un grupo de culto entre los amantes del rock.
De repente, John Stirrat, agarra el bajo, Sansone, Cline y Tweedy las guitarras eléctricas y comienzan al unísono un frase a la guitarra que todos reconocemos. Los seis músicos comienzan con la misma melodía pero conforme la canción va avanzando, algunos instrumentos se van despegando, van al mismo sitio pero por distintos caminos. Se encuentran a ratos. Están jugando. El público está absolutamente entregado. Uno cree que esto no lo pueden superar pero comienza Impossible Germany. ¿es posible una canción perfecta? Nels Cline toca esta canción como si tuviera un par de alas. ¡Qué preciosidad! ¡Qué intensidad! No se puede más que estar agradecidos tras escuchar esta canción. Es una impecable aleación entre magia y milagro.
¿Tras esto qué se toca? Jesus, Etc. parece la única salida decente a este momento. La pedal steel guitar suena de maravilla. Poco a poco vamos des cendiendo, volviendo a tierra. Voices escape singing sad, sad songs. Ya pueden tocar lo que toquen que todo son regalos. Nos obsequian con The Late Greats y la enérgica Heavy Metal Drummer y A shot in the arm, primera canción que nos traen del Summerteeth. La canción es un himno, todo el mundo la canta. What you once were isn't what you want to be any more! Se despiden y abandonan el escenario. Tweedy da las gracias. Sabemos que van a volver pero la duda nos vuelve impacientes, miramos con temor hacia el escenario esperando ver un indicio de su regreso. Respiramos al verlos volver. Se sienten agradecidos dicen. "You're so nice".
Las primeras notas nos hacen saber que Ashes of American Flags está aquí, bajo este cielo estrellado. ¿He soñado este momento antes alguna vez? "Speaking of tomorrow, how will it ever come". La delicadeza hecha canción. Continúan con Falling apart (Right now), una de las más country del disco. Todos queremos pensar que han de acabar con un clásico, con una canción con más peso, no con un tema que apenas está creciendo. Juegan a despistar. Entran y salen notas alocadamente, pero empieza a generarse un ritmo, un fraseo recurrente, ¡Spiders (Kidsmoke)! Es un juguete enorme. A veces tierna, a veces contundente. Hay sitio para todos en la canción. Todos son protagonistas en esta canción. Es una magnífica elección para acabar. Terminamos coreando la melodía de la canción mientras ellos se van a acercar para despedirse. Es el éxtasis después de la fiesta, pero una vez más nos engañan y vuelven para acabar la canción con fuerza y en seco. Aplausos tronando en la noche estrellada. ¿Habrá una próxima vez? No quisiera perdérmelo.
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