jueves, 22 de julio de 2021

Piranesi - Estampas de un visionario

En una pequeña y coqueta sala en la segunda planta del Museo Thyssen de Málaga había una selección de aguafuertes del artista veneciano Giovanni Battista Piranesi. De él se han escrito mil libros y yo poco puedo aportar sobre su personalidad, su obra o sus andanzas. Lo único que puedo contar en este diminuto espacio de la red, en el que en ocasiones suelto mis opiniones y pensamientos, es que siempre me he sentido atraído por esos juegos visuales en el que se muestran figuras pero no se ven directamente, que hay que dedicarle algo de atención. Es como si el pintor, o el fotógrafo quisieran plantear un juego, una búsqueda, tal vez un diálogo entre el autor y el observador. Una especie de trampantojos artísticos.

Por alguna razón siempre me han llamado la atención, desde los elásticos figuras de Dalí, pasando por los rigurosos juegos de sombras de Chirico o por la imaginación geométrica de Escher -¡Cuánto disfruté la exposición de Escher en Madrid!- Todos me han parecido fascinantes. Cada uno con sus virtudes y sus peculiaridades.

Pero de todos, con absoluta seguridad, el artista que siempre me ha mantenido más ocupado examinando su obra ha sido el visionario Piranesi. Sus templos barrocamente decorados, la arquitectura monumental de sus láminas, la decadencia fastuosa y llamativa de su Roma, las ruinas y cárceles imaginarias, el mejor diseñador de detalles imperiales de interiores, sin duda, siempre me ha parecido Piranesi. En cada una de sus láminas uno puede casi pasear por ellas, contemplando la belleza a su alrededor, sintiéndose delante de un lugar al que merecería la pena coger un avión para visitarlo. Puedes pasar un buen rato mirando sus obras que siempre encontrarás un detalle que no viste la vez anterior. Por más que la contemples siempre hay detalles nuevos que apreciar.

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