Se quemó la Librería Proteo de Málaga y con ella miles de libros y millones de palabras escritas. Un incendio que a más de uno nos hizo soltar alguna lágrima. He pasado muchos días por su puerta, últimamente menos porque no voy tanto por Málaga, pero hubo una época en la que mi paso era diario. Allí, si disponía de algo de tiempo, me detenía a mirar sus estanterías, las novedades y aquellos libros de ediciones cuidadas que uno anhelaba llevar a casa, pero que cuando se es estudiante universitario no se tiene ni el tiempo de leer ni sobre todo el dinero para gastar. Uno rascaba por todos lados intentando reunir algo de calderilla para poder tomarse un café y muy de vez en cuando un libro.
Para ayudar a la librería muchos compramos libros online y algunos autores pusieron su granito de arena como pudieron. Irene Vallejo vino al Centro Cultural La Malagueta a charlar con Luis Alegre y a firmar su premiado libro, El infinito en un junco, publicado por Siruela. Allí estuve junto con Pepi, un lunes por la tarde, aprendiendo con predisposición y trayéndome bajo el brazo su libro dedicado.
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