Durante estas pasadas navidades hemos revisado en casa la saga completa de Star Wars. No era mi intención en principio, pero vi a los niños mostrando un inusual interés en la historia de la Guerra de las Galaxias y no desaprovechamos la oportunidad para verlas todos juntos. Ya saben, los anuncios del último episodio en la tele, los juguetes alrededor de la saga, el Halcón Milenario, la Estrella de la Muerte, Yoda y sus puntiagudas orejas, las espadas láser, el atractivo lado oscuro, la fuerza misteriosa de los jedis... Demasiados atractivos para que unos niños no piquen el anzuelo, y no les culpo, yo con su edad también caí de lleno, de hecho yo era muy de Star Wars y pasé muchas tardes solitarias jugando con soldados imperiales y jedis. Libré batallas y batallas hasta que finalmente dominé la galaxia.
Así que en seis ocasiones nos sentamos los cuatro en casa (creo que Pepi faltó a la primera) y vimos los seis episodios por orden cronológico, para que a los niños les fuese más fácil seguir la historia. Les encantó. Especialmente a Sofía, que es ya una pequeña padawan, y desde hace unos días, cada noche antes de acostarse, me dice aquello de: que la fuerza te acompañe.
El siguiente paso era visitar las salas de cine y disfrutar del séptimo episodio, El despertar de la fuerza. Así lo hicimos. Despertamos pronto, desayunamos ligero y con unas palomitas y unas gafas 3D, los cuatro disfrutamos como enanos en la sesión matinal de cine. Ya estamos deseando que estrenen el episodio octavo.
Pd: Feliz año nuevo.
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