lunes, 8 de junio de 2015

Arte callejero 33

Cuentan que en Londres hay un taxista que pasea sus noches en busca de justicia y que su ley viene oculta tras un amor prohibido, turbio y sin remedio. Cuentan también que ese taxista vaga las noches bajo la luces de las farolas, ocultando su mirada tras el espejo retrovisor de su negro destino, que escupe la fatigosa rabia interior en acelerones de válvulas infernales y que, si es preciso, está dispuesto a quemar la piel y rajar los nervios a cualquiera que intente tocar los labios de su amor rizado. Aseguran que deambula enfrentando miradas, que amenaza mostrando los dientes y que cualquier día salpicará de sangre y rabia la Redchurch Street de Londres, porque allí, apoyada en una puerta blanca, alejada de su sueño, se expone la luz cegadora de su desdicha.


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