Acababa de terminar un partido de fútbol de mi pequeñajo, Miguelito, y como después del partido y de correr tanto decía que estaba algo cansado, decidimos que, antes de regresar de vuelta a casa, la biblioteca era un buen lugar para descansar.
Entramos a la biblioteca en busca de un remanso de tranquilidad y sobre todo de descanso, pero sin ninguna intención de llevarnos ningún libro para casa. Sin embargo, debido a mi curiosidad por conocer nuevos autores y mis ganas por desembrutecerme, no pude evitar llevarme un libro, a pesar de que en esos días llevaba más de dos y de tres libros empezados.
Entramos a la biblioteca en busca de un remanso de tranquilidad y sobre todo de descanso, pero sin ninguna intención de llevarnos ningún libro para casa. Sin embargo, debido a mi curiosidad por conocer nuevos autores y mis ganas por desembrutecerme, no pude evitar llevarme un libro, a pesar de que en esos días llevaba más de dos y de tres libros empezados.
Me traje bajo el brazo Una lectora nada común del reconocido autor británico Alan Bennett, un libro al que ya le había echado el ojo en anteriores ocasiones pero que nunca halló su momento.
Una vez leído estoy encantado con la elección, porque ha sido un acierto completo. Es una novela corta, de apenas ciento veinte páginas y estoy muy contento por varias razones. Primero, y sobre todo, porque me lo he pasado en grande leyéndola, y segundo porque a pesar de que el tema principal del libro podía, en principio, parecer un tema frívolo, incluso simple, en el fondo es un grito arrollador a favor de la lectura, del poder de los libros sobre las personas, sea cual sea su clase social, y sobre lo subversivamente reflexiva que puede llegar a ser la lectura.
Una vez leído estoy encantado con la elección, porque ha sido un acierto completo. Es una novela corta, de apenas ciento veinte páginas y estoy muy contento por varias razones. Primero, y sobre todo, porque me lo he pasado en grande leyéndola, y segundo porque a pesar de que el tema principal del libro podía, en principio, parecer un tema frívolo, incluso simple, en el fondo es un grito arrollador a favor de la lectura, del poder de los libros sobre las personas, sea cual sea su clase social, y sobre lo subversivamente reflexiva que puede llegar a ser la lectura.
Éste es un libro para todos los públicos aunque lo disfrutarán mejor todos aquellos que sean algo leídos, porque hay bastantes referencias a otros autores entre sus páginas. Es un libro divertido, soñador, algo melancólico, una pizca irónico y muy aleccionador.