Les contaba en la entrada anterior que el fin de semana pasado, algo más extenso por la celebración de la festividad de todos los santos, regresé a Cazorla, donde no había vuelto desde hacía catorce años. Además también regresé a Baeza, donde estuve el año pasado pero también catorce años atrás, al igual que en Úbeda, a la que sin embargo en esta ocasión esquivé para así poder visitar Jaén, que no había visitado nunca.
De manera que mezclé pasado cercano con pasado lejano, y por tanto, recuerdos frescos con recuerdos añejos. Pero también visité Jaén, donde en cambio no había estado nunca, por lo que podría decirse que allí comencé a crear recuerdos nuevos, a vivir, si cabe, más en el presente, y añadí posibles recuerdos que quizá algún día rescataré. ¿Quién sabe? Cualquier recuerdo es posible, uno nunca sabe al ciento por ciento qué es lo que retendrá y qué lo que descartará: una curiosa placa en la entrada de un bar, la singular perspectiva de una calle, el sabor típico de alguna tapa, alguna conversación ocurrente, un cielo sobrecogedor en el camino de vuelta.... los recuerdos son caprichosos e imprevistos.
De entre los recuerdos que creo tener bien guardados en la memoria están la fachada de la Catedral, la esplendidez de las tapas, la fascinante vista que se puede disfrutar desde el Castillo de Santa Catalina, donde está situado el Parador, en cuyo interior hay una monumental sala de hechuras clásicas que ha sido habilitada como cafetería, donde tomé un café con leche -que no un mitad- y contemplé un tríptico verdaderamente bello.
Una de las cosas que me gustaría recordar de mi visita a Jaén es una frase que vi enmarcada en la pared de un restaurante:
Ni una palabra más.
Una de las cosas que me gustaría recordar de mi visita a Jaén es una frase que vi enmarcada en la pared de un restaurante:
"Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura. Urge, en efecto, si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar intensamente los yermos de nuestra tierra y de nuestro cerebro, salvando para la prosperidad y enaltecimiento patrios todos los ríos que se pierden en el mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia."
Madrid, 1 de Mayo de 1922
Santiago Ramón y Cajal
Ni una palabra más.
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