domingo, 10 de marzo de 2013

Perspectivas

Últimamente, aparque donde aparque, siempre me acuerdo de esta tira cómica. Cada vez que vuelvo al coche y me siento al volante encuentro que en el cristal hay un desagradable recuerdo turístico de un pajarraco. Lo de pajarraco lo digo por el tamaño. Entiéndanme, que no me gusta entrar en pormenores.

Es posible que si cuidara mejor donde aparco, al volver, no me encontraría con "regalos sorpresas". Si evitara estacionar bajo un árbol cargado de nidos es muy posible que mi visión a través del cristal fuese más limpia, aunque en mi descargo también puedo añadir que no está el tráfico como para ponerse quisquillosos a la hora de buscar aparcamiento.

Pd: Menos mal que estos días ha llovido bastante y he lavado el coche gratuitamente.

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