Hace muchos años cuando yo estudiaba en la universidad, asistiendo a clases de Ampliación de Cálculo Matemático, aprendí el Teorema del Punto de Silla de Montar. Así a primera vista parecía una tontería, pero bien visto aquella clase de matemáticas no fue simplemente una clase de matemáticas sino propiamente una lección de vida. Me explico.
Imaginen una parábola abierta hacia arriba, con su vértice inferior. El vértice es el punto en coordenadas en el eje Y inferior a todos los demás. Si hablamos de equilibrio es apropiado pensar que es el punto más equilibrado de todos. Está en el punto más bajo y ya no puede bajar más. No puede caer. Supongan que una parábola es como un tobogán de subida y bajada. Cuando un objeto está situado en su punto inferior, no tiene tendencia a subir por sí solo por ninguno de los dos lados. Hasta ahora es simple. Digamos que es un punto bien acomodado en la parte más al fondo de la bolsa interior de una parábola.
Ahora imaginen esa misma parábola invertida, es decir, su punto más alto es el vértice y está abierta hacia abajo. En este caso, el punto del vértice está en la parte más alta de la gráfica, es el punto superior, pero, por contra, la sensación de inestabilidad es máxima. La tendencia a caerse es extrema. Es claramente el punto más inestable de la representación. Está a nada de caerse hacia un lado. De manera que estar situado en el vértice inferior de una gráfica es estable y estar en el vértice superior es justamente lo contrario, lo más inestable posible. Pero, ¿y si les digo que los dos puntos son el mismo?
Ahora imaginen esa misma parábola invertida, es decir, su punto más alto es el vértice y está abierta hacia abajo. En este caso, el punto del vértice está en la parte más alta de la gráfica, es el punto superior, pero, por contra, la sensación de inestabilidad es máxima. La tendencia a caerse es extrema. Es claramente el punto más inestable de la representación. Está a nada de caerse hacia un lado. De manera que estar situado en el vértice inferior de una gráfica es estable y estar en el vértice superior es justamente lo contrario, lo más inestable posible. Pero, ¿y si les digo que los dos puntos son el mismo?
Veamos. Introduciendo otro eje, es decir, convirtiendo nuestra gráfica en una representación de tres dimensiones, la cosa cambia sensiblemente. El punto silla de montar, o punto de silla, es aquel punto que en dos ejes es el vértice superior, pero en los otros dos es el inferior. Es decir, es al mismo tiempo el punto más elevado de una parábola y el más bajo de otra. Es un punto en el que coinciden los dos vértices de dos parábolas. Vamos, que es el punto más estable de una parábola y el más inestable de la otra, pero sin embargo es el mismo punto. Es un extremo máximo y mínimo al mismo tiempo. ¿Es un punto equilibrado o inestable? Ni una cosa ni la otra, es más bien un punto de inflexión. Es un punto como la vida misma.
La vida es casi como un punto silla de montar. Uno cree estar situado en lo más estable y equilibrado de su existencia. Uno piensa que su felicidad es duradera, pero nada más lejos de la realidad. La vida es la mayor demostración de azar y fragilidad que existe, pues demuestra una vez tras otra, que en un abrir y cerrar de ojos, aquella aparente estabilidad no era más que una manera simple de mirar las cosas, y sólo es necesario mirar hacia el rededor para darse cuenta que lo que en principio era una plácida estancia se puede convertir en una montaña rusa de sorpresas. De igual manera el punto de silla de montar demuestra que aunque uno se sienta en lo más bajo y profundo del abismo de la vida, sólo hace falta abrir la mente para comprender que ese mismo instante de la vida puede que sea el punto más alto desde otra perspectiva (coordenada), pero no sólo eso, sino que el punto silla demuestra que por muy alto que uno crea encontrarse, siempre, dependiendo de por donde se mire uno debe comprender, del mismo modo, que está en el punto más bajo de otra parábola (vida). Es como una especia de representación gráfica de la relatividad.
Por eso cuando crean que su vida es un jardín de flores no olviden que, en un instante, todo aquello puede estar situado al mismo tiempo en lo más crudo y vacío desde otra perspectiva, o que por muy bajo que anden, sólo es necesario abrir un poco la mente para darse cuenta que están en lo más alto de otra parte de su existencia. Y que puede, según se desarrollen los acontecimientos, que los mejores momentos puedan verse como los peores y viceversa. Es cuestión de comprender que verdaderamente cualquier momento de la vida es un punto de inflexión para el resto de la vida, y que eso ocurre a diario, casi se puede decir que cada minuto.
Personalmente esta teoría matemática me sirve para relativizar cualquier extremo, tanto máximo como mínimo, pues todo, en cualquier momento, es un punto de inflexión y por tanto puede cambiar, para bien o para mal hacia cualquier sentido. Piénsenlo.
2 comentarios:
Sin Palabras.
No sé si tomarme este comentario como bueno o como malo.
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