martes, 26 de febrero de 2013

Lo que sé de los hombrecillos - Juan José Millás

Ya he escrito en este blog con anterioridad que suelo despertarme temprano, demasiado temprano, y también que con los años uno va poco a poco aprendiendo a conocerse a sí mismo, y en mi caso, una de las lecciones de vida que creo haber aprendido sobre mí mismo, es que, una vez despierto, en lugar de intentar inútilmente volver a conciliar el sueño, pues la amplia mayoría de las veces me resulta imposible, suelo optar por dos distintas posibilidades. La primera es directamente levantarme y largarme a desayunar a la calle. La segunda es permanecer en la cama, encender el ipad y leer algo. Los fines de semana generalmente opto por la primera opción, mientras que entre semana suelo decantarme por la segunda, aunque tampoco tengo una regla exacta al respecto.

En esos días de ojos abiertos anticipados, cuando enciendo el ipad, suelo comenzar leyendo las principales noticias del día, también consulto el tiempo, echo un vistazo a las novedades del Málaga CF y seguidamente abro un ebook -o libro electrónico-. Algo cortito siempre porque no me gusta este formato para libros de muchas páginas. El libro que he ido leyendo en estas mañanas a contra tiempo ha sido Lo que sé de los hombrecillos de Juan José Millás. Una novela corta e imaginativa, con bastante humor en sus páginas, pero que, en mi opinión, resulta demasiado simple para lo que supongo que Millás pretendía. Me suele gustar Millás, especialmente sus artículos y su simpática ironía retorcida y ácida. Me gusta su particular forma de entender las frases, su mirada atenta a los detalles y su parcialidad a la hora de decir las cosas, aunque no las diga, pero sin embargo con sus novelas no estoy teniendo suerte. Tendré que seguir intentándolo.

Pd: Vale, sí, reconozco que en ocasiones caigo en la tentación de intentar volver a dormir, pero en pocos minutos compruebo lo infructuoso y absurdo de mi decisión y una vez admitida mi incapacidad para reconciliar el sueño, paso a cualquiera de las dos posibilidades anteriores. Y es que uno cree conocerse mejor de lo que verdaderamente se conoce.

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