Acabo de terminar de leer El animal moribundo de Philip Roth, una novela corta de apenas ciento veinte páginas donde se retrata como Consuelo Castillo, una joven de veinticuatro años de modales refinados y humillantemente bella entra arrasando en la vida de David Kepesh, un reputado profesor universitario y crítico cultural de sesenta y dos años.
Consuelo desmorona la vida planeada, tranquila, ordenada que Kepesh se había preparado para sí. Consigue tumbar de pleno los habituales hábitos de Kepesh en sus múltiples romances. "No importa cuánto sepas, no importa cuánto pienses, no importa cuánto maquines, finjas y planees, no estás por encima del sexo".
El animal moribundo es de los pocos libros que he leído después de haber visto la versión cinematográfica. Normalmente el proceso es al contrario, primero leo la novela y posteriormente veo la película. Estoy satisfecho de haberlo hecho así en este caso.
David Lodge, autor de la novela que estoy actualmente leyendo -Intercambios- dijo del libro que "es una pequeña y perturbadora obra maestra".
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