Esta mañana he estado gastando suelas en el rastro donde me he pillado comidita para mis oídos. Dos discos de Cake -algún día hablaré de ellos-, el premiere álbum de Air y uno de Ben Harper, pero lo que realmente me trae hoy aquí es uno que no me he comprado porque ya lo tengo. Estaba en un puesto donde sólo vendían dos álbumes, uno de Neil Young -otro día volveremos a hablar de él- y uno de ZZ Top. Los dos los tenía, pero aun así pregunté por el precio. Dos euros cada uno me dijo, menudo gilipollas pensé y es que en el fondo cuando ves como tiran la música que te gusta, que amas, es como si te escupieran a la cara. No dije nada y me fui pensando que el gilipollas pensaría: menudo gilipollas casi le regalo dos discos de puta madre y no le parece bien. Que se joda.
Cuando llegué a casa, no pude hacer otra cosa que coger los discos y hacerles los honores a todo trapo en mi equipo. Puse mi disco de ZZ Top subí el volumen y apreté el play para que sonara La Grange.
Cuando llegué a casa, no pude hacer otra cosa que coger los discos y hacerles los honores a todo trapo en mi equipo. Puse mi disco de ZZ Top subí el volumen y apreté el play para que sonara La Grange.
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