domingo, 19 de abril de 2020

Covid times

Todos mirábamos a los telediarios con recelo, las noticias no auguraban nada bueno. Un nuevo virus iba creciendo y propagándose a un ritmo de vértigo entre la sociedad mundial. Los hospitales comenzaron a saturarse. El número de fallecidos iba creciendo exponencialmente en las gráficas de los periódicos y lo peor era que todos sospechábamos que la curva ascendente probablemente lo fuera aún más acusada de lo que los datos reflejaban. Madrid y Barcelona especialmente comenzaron a sufrir lo más crudo de la epidemia en España. El virus seguía propagándose. No había mascarillas aún en las farmacias. Ni alcohol. Muchos perdieron sus trabajos, otros tuvimos la fortuna de poder seguir teletrabajando. Llegó el estado de alarma, y los aplausos en los balcones. Nos acostábamos pero no había manera de cerrar los ojos y dormir. La incertidumbre, la preocupación, la falta de perspectiva nos agarraban de los párpados.

Nadie podía imaginar algo así sólo unos pocos meses antes, pero pasado un tiempo te das cuenta que todo lo que venía después era triste y predecible. La vergüenza política mirando sus votos en cada toma de decisión, la falta de coherencia y determinación, la escasez de rigor crítico. Una sociedad egoísta, con nula empatía y una completa falta de humanidad. Tirar la piedra y esconder la mano. Primero yo y después que se apañe el resto.

Así seguimos y parece que va para largo. Habrá que tener tanta paciencia como precaución. Aprender a vivir sin muchas cosas y a convivir con algunas otras. Es lo que hay. Sólo queda esperar que no se alargue mucho y que afecte lo menos posible.

Mucha suerte a todos.



viernes, 27 de marzo de 2020

Instantáneas - Claudio Magris

Me gusta tener siempre a mano libros de lecturas cortas. Libros de recorridos breves, para leer cuando no hay mucho tiempo, algo que desafortunadamente cada día es más común. Libros de cuentos, relatos, artículos o como en este caso, instantáneas, fotografías temporales de pequeñas historias que el autor italiano Claudio Magris ha ido escribiendo y finalmente ha recopilado y dado cobijo en este libro.
Magris seduce con su mirada a veces melancólica, a veces irónica pero sobre todo crítica. Posee un humor singular que despliega sin pudor en estas instantáneas, o textos en miniaturas, en las que el autor triestino se sitúa como observador de una vida a veces plácida, a veces monótona, pero siempre curiosa.
He disfrutado especialmente de sus retratos, de las pinceladas de personajes o situaciones en el primer contacto con el texto, como aquellos bocetos iniciales de un retratista que desde el inicio ya poseen las características principales, lo que se parece oculto y casi insignificante pero que son desde el inicio la columna vertebral del lienzo. Uno se sienta a leer y se siente algo así como si pudiera ver el personaje a través del perfil difuminado e indefinido detrás de un cristal translúcido, algo que puede parecer innecesario pero que, en un sólo gesto, es detalle esencial en la historia.

Así que si tienen ganas de pasear, sentarse en un banco y poder ver historias desde cerca. Abran la primera página.

jueves, 12 de marzo de 2020

Una familia malaguista

La afición por una vez está unida con la plantilla y el entrenador, y al mismo tiempo en contra contra los propietarios de la entidad. Uno se pregunta qué comenzó a torcerse, qué sucedió para que aquel sueño de noches europeas derivase en el peligroso vértigo de la desaparición. Una situación indeseable en una categoría, la segunda división, donde conseguir un solo punto cuesta sangre, sudor y lágrimas.

Estaba empezando el final decisivo de la temporada, donde los partidos se viven con todos los sentidos puestos en el terreno de juego pero el oído, un poco también en el resultado de otros campos. Y es que en la jornada 31, el Málaga estaba peligrosamente situado en la tabla clasificatoria. Lesiones, amonestados, y especialmente los problemas económicos a los que una engañosa directiva ineficaz  y ruin ha llevado al club de mi corazón.

El partido era vital, en casa contra el Zaragoza, uno de los serios aspirantes a ascender una temporada más. El Zaragoza metido de lleno en fase de ascenso, peleando mano a mano con el Cádiz y el Huesca por dos de las plazas de ascenso directo a la categoría de oro. El Málaga intentando ampliar la exigua diferencia con los puestos de descenso al hoyo que supone la segunda división B.

De manera que mi padre, mi hermano, mi niño y yo, juntos, abonados todos del club desde hace años, no quisimos perdernos tan trascendental partido, y más teniendo en cuenta que el horario acompañaba. Acompañamos el día de partido con una comida en un restaurante.

El partido fue muy emocionante, el Málaga dispuso de sobradas ocasiones para marcar. Hasta en dos ocasiones el balón salió rozando el palo por el exterior y al menos una buena intervención del cancerbero del equipo maño, incluso el VAR nos anuló un gol -correctamente- por fuera de juego, pero al final no se aprovecharon las ocasiones y como suele ocurrir en el fútbol, cuando un equipo no remata al final, muere. En esta vez en el minuto 85, en una contra, con un mal despeje y un rebote. Pero el fútbol es así.

Pd: Este partido resultó ser el último partido con público en la temporada, pues días después el Covid-19 comenzó a extender su manto negro por el planeta. Finalmente el Málaga con mucho esfuerzo y nervios se salvó. Se interrumpió la temporada y se retomó a puerta cerrada. Así que no nos quedó otra que animar desde el sofá de casa.

Todo parece indicar que el club sigue de lleno en problemas económicos, de hecho está intervenido por un administrador judicial y por supuesto la temporada regresará a puerta cerrada. 


miércoles, 4 de marzo de 2020

Luis García Montero y Quique García

Acudían de manera conjunta al MVA de Málaga en un encuentro de muy buen gusto, Luis García Montero -probablemente mi poeta vivo favorito- y Quique González, músico reconocido, amigos ambos desde hace años según fueron contando. Mi amigo Miguel, que se encargó de conseguir las entradas, no faltamos a la cita.

El hilo conductor era su larga amistad y las anécdotas de sus encuentros salpicados en los años. Entre ese diálogo Luis recitó algunos de sus poemas y Quique interpretó algunos de sus temas en acústico. Muchos de ellos nacieron como colaboraciones, otros eran la versión cantada de algún poema y otros eran poemas que se pensaron para ser cantados expresamente por Quique.

A veces introducían las canciones explicando qué o en qué momento se escribieron, el estado de ánimo, o la forma de crearse. Algo similar hizo Luis sobre sus poemas. Y también explicaron que, de alguna manera, ambos se sintieron inspirados el uno por el otro. 

Una conversación sobre encuentros casuales, sobre visitas de uno al otro y del otro a uno. Puntos de encuentros. A veces a solas, en bares, o en habitaciones de hotel, en ocasiones alrededor de partidos de fútbol. Muchas veces rodeados de amigos o en familia. Todo de muy buen gusto.

Al final pudimos saludarlos y decirles que, al menos en mi caso, siento admiración por sus trabajos.



sábado, 29 de febrero de 2020

Pan con aceite

Una tradición andaluza arraigada es desayunar en el día de la comunidad, el día de Andalucía, pan con aceite. Los olivares son estampado frecuente en los paisajes andaluces y la aceituna es el acompañamiento idóneo de la primera cerveza. El aceite es, sin duda, el ingrediente principal de la cocina española.

Hacía tiempo que les había hablado a los niños de llevarlos a un lugar en el pueblo de Mijas que fue aljibe musulmán, con bóveda de cañón, luego almacén, y más tarde tablado flamenco y actualmente es bar donde se puede desayunar. Además sirven distintos tipos de aceites especiados que le dan un toque más original.

Aprovechamos la visita a Mijas para pasear por sus atractivas callejuelas. Recordamos con nostalgia eventos que ellos habían vivido de pequeños y ya no se acordaban. Sofía recordaba algunas cosas, Miguel apenas nada. Decía que sí, pero no se le veía muy convencido.  En el parque infantil junto a la Iglesia de la Inmaculada había jugado cien veces y cien veces se había caído, pero nunca se rompió un hueso ni hubo que ponerle una escayola como la que tenía ahora. Cosas del fútbol. Prácticamente rodeamos el pueblo entero y en el mirador con un cielo despejado y cristalino pasamos un buen rato localizando puntos geográficos que conocemos. Qué pequeño y ridículo se ve todo desde cierta distancia.





domingo, 23 de febrero de 2020

Supersuckers en el Louie Louie

Días después del distendido concierto de Alejandro Pelayo en el MVA, llegó el concierto de los eléctricos Supersuckers en el más que nunca abarrotado Louie Louie de Estepona. Mi buen amigo Óscar y yo llegamos con tiempo porque no teníamos entradas y teníamos dudas de que no se colgara el sold out.

No iba a ser la primera vez que yo veía a Supersuckers, pocos meses ante, en la sala París 15 de Málaga fueron teloneros de la banda australiana Airbourne. Buen concierto ofrecieron aquel día.

Nada más llegar descubrimos a Eddie Spaguetti, bajista y cantante de Supersuckers, en la puerta de local, cerveza en mano, charlando agradablemente con algunos de los que acudían al concierto. Entramos a pillar unas cervezas y estaban sonando una banda residente tocando una versión de Sweet Child O'Mine de los Guns N' Roses y subido al escenario y a la voz cantante estaba Metal Marty, el guitarrista de Supersuckers. Lo estaba gozando, se le notaba. Aún interpretó otra canción que le dedicó a Eddie Spaguetti, que ya estaba acodado en la barra junto a Chango, el batería.

El concierto comenzó a filo de la media noche con la grabación de Eruption de Van Halen. Un par de notas de bajo, un riff seco de guitarra, un saludo con la mano cornuda y seguidamente algunos de sus temas más emblemáticos de la banda: The Evil Powers of Rock N' Roll, Rock-n-Roll Records (Ain't Sellin' This Year) y Get The Hell. Sin duda comenzaron con energía. El sonido al principio no fue bueno, pero poco a poco el técnico lo fue mejorando. Tampoco ayudaba que a Metal Marty le dio por empezar cantando en los coros más fuerte que Eddie, y que además lo hacía como si le hubieran inyectado la rabia pocos minutos antes. 

Eddie estuvo muy simpático con su español mexicanizado, ¿verdad pendejos? y antes de los bises preguntaron por alguna petición. Grité Goin' Back to Tucson y justo después, ¡la tocaron!¡Vaya alegría! Es un tema que siempre me ha gustado. Cayeron temas como All of the Time, Dead Inside, Pretty Fucked Up , ¿como no? Born with a Tail para finalizar. 

También interpretaron versiones de Dead Boys, Michael Monroe o Thin Lizzy. No llegó a hora y media pero fue muy intenso.

Después del concierto, en la firma de discos, pudimos saludarlos, ofrecerles nuestros respetos y aún pudimos charlar algo con ellos. Fueron muy agradable con todos.

sábado, 15 de febrero de 2020

Alejandro Pelayo en el MVA

Tocaba Alejandro Pelayo en el MVA de Málaga y yo estaba loco por acudir a la cita. Era jueves y tuve ciertas dificultades. Ya había visto a Alejandro en tres ocasiones anteriores y las tres como componente de Marlango pero nunca en solitario. En esta ocasión, aunque acudía a presentar su último trabajo en solitario (La memoria de la nieve), compareció acompañado de una excelente violonchelista. Un dúo de instrumentos que a mi juicio combinan a la perfección.

Si aman un Steinway & Sons bien tocado, con pausa y sentimiento, con la lejanía como fondo de cuadro y la cercanía del aroma de un café, seguro que les habría gustado. A mí me fascinó.

Alejandro vuelca su personalidad en su forma de tocar. Un buen pianista derrama verdaderamente sobre las teclas del piano su forma de sentir, y eso aparece cuando ha aprendido a quitarse todo el abrigo de los músicos que ama y ha amado y los ha dejado colgados en el perchero de la habitación al entrar.  La música que ha amado, con la que ha aprendido, con la que ha ido creciendo como pianista lo habrán acompañado todo el camino hasta ese momento, sí, se ha incluso filtrado a través de su piel, y es cierto que queda algo de ellos dentro, pero sobre todo, la esencia, lo que sobresale, es la propia esencia de cada pianista. Se nota.

Una breve introducción a cada tema, explicando bajo qué circunstancias se crearon, agrandaban el efecto de la música en nosotros. Lo amplificaba. El músico explica sus miedos, sus querencias, sus ambientes y si lo explica bien, es muy posible que tengamos toda la estampa completa. Un lujo  poder asistir a conciertos como el suyo.

sábado, 11 de enero de 2020

Las decisiones imprevistas

Uno puede estar plácidamente sentado en el sofá con una novela entre las manos y sin sospecharlo, al mismo tiempo, el mundo está confabulando contra él. Aunque esta afirmación grandilocuente pueda parecer un poco exagerada, a veces lo parece.

Habíamos decidido cambiar los neumáticos al coche para ir a Carmona en fin de año, pues estaban algo gastados y más pronto que tarde había que cambiarlos, porque el de dibujo de las dos ruedas trasera no coincidía y ya sabíamos que no iban a pasar la ITV, así que nos pareció una buena ocasión. El mecánico del garaje nos comentó que uno de los amortiguadores estaba roto y el otro muy debilitado, de manera que cambiamos los dos.

Un par de semanas antes de ir a Carmona, el coche no arrancó. Ni a la primera, ni a la segunda ni a la de treinta. No era la batería, o eso nos dijeron. Llamada a la grúa y coche al garaje, pero una vez allí, como el niño que hace una trastada en el colegio y llega a casa con su mejor cara de niño bueno, el coche en el garaje arrancó perfectamente. ¿Qué pasó? ¿se arregló solo? No había manera de averiguarlo.

Un par de días después todo parecía ir funcionando bien, algo puntual pensamos, pero de buenas a primeras, cuando más falta te hace, el coche no arranca. Muerto. Llamada a la grúa y al concesionario. Es bajarlo de la grúa y el coche arranca perfectamente. ¿Es posible? ¿se está el coche riendo de nosotros?

No nos atrevíamos a ir con él a Carmona. Nuestra cuñada nos dejó su segundo coche y con él fuimos a pasar el fin de año. Con un coche que arranca cuando quiere no te atreves a ir a ningún sitio. Había que tomar una decisión. El coche tenía cerca de doce años.

Muy dolorosamente tuvimos que deshacernos del coche. Un cambio de coche tiene una parte ilusionante pero también de melancólica despedida -aparte del tropiezo económico que supone-. El coche nuevo seguro que iba a ser más interactivo y estaría adornado con más pijaditas y comodidades, pero uno, después de tantos años, estaba ya hecho a su vehículo, ha compartido miles de kilómetros, lo ha apagado y arrancado en miles de ocasiones, ha vivido, en definitiva, miles de experiencias con él. Me ha llevado siempre a dondequiera que el volante haya girado. Pero bueno, a todos nos llega la hora. Me reconforta imaginar que es posible que ahora esté por rústicas carreteras de un país africano, reciclando su vida, haciendo felices a otros muchos, que incluso lo laven un poco más de lo que lo hacíamos nosotros. Adieu mon ami.

(Cuando nos llevó a Lastres)

jueves, 2 de enero de 2020

Fin de año en Carmona

Todos los años para celebrar el fin de ciclo anual hacemos alguna escapada especial. Romper la rutina aunque sólo sean un par de días. Unos años lo hacemos con la familia otro con los amigos. Así vamos alternando, para disfrutar de la compañía de todos un poco. Este año tocaba con la familia de Pepi y fuimos a pasar los últimos días del año a Carmona, población que no está muy alejada de Sevilla, de esta manera pudimos incluir algo de turismo y cultura en medio de la fiesta del exceso por antonomasia.

Precisamente este año yo no podía acercarme al alcohol, porque pocos días antes me habían realizado una pequeña intervención en el aparato digestivo, y no estaba listo para ello. Tampoco me importó mucho, porque lo cierto es que cada día estoy más concienciado a evitar el consumo alcohólico, aunque tampoco me hagáis mucho caso. 

Así pasamos dos noches en un hotel céntrico de la localidad sevillana. Perfecto para poder salir a pasear por el centro del pueblo y disfrutar de su estupenda oferta gastronómica así como de sus atracciones turísticas. Realizamos una visita turística organizada, donde nos llevaron a ver gran parte de patrimonio arquitectónico. Visitamos parte de la muralla que rodea la ciudad, la Puerta de Córdoba y de la Sevilla y nos explicaron lo importante que alcanzó a ser la población en una época ya lejana, pero no tanto.

Es bonita Carmona. Es pequeña y coqueta, y aún así contiene edificios de gran valor. Sólo hace falta estirar un poco el cuello y contemplar las torres de una localidad para imaginar la importancia en otra época. Fue población importante en la Hispania del Imperio Romano, bajo el mando de Julio César, fue capital de los reinos Taifas y reconquistada y convertida en residencia de rey. Hoy en día el Alcázar del Rey Don Pedro se ha convertido en un Parador Nacional. Lo visitamos.

La fiesta de fin de año tuvo su salón de baile, su photocall, su música en directo y su barra libre. La comida fue sofisticada pero no como fin, sino como envoltorio. El agua estaba fresca.

Al día siguiente, en la para mí no resacosa mañana del primer día del año,  fuimos a visitar Sevilla. Las calles de la mañana sevillana tenían algo de dejadez y abandono, con más presencia de día después que de día presente. Aún se podían ver los reflejos del confeti sobre el adoquín, restos de cristales rotos, paquetes de tabaco arrugados y un hiriente e intenso olor a amoniaco con la intención de disimular los restos de orines del exceso de las bebidas.

Casi todos los locales estaban cerrados, pero los pocos que abrieron sus cocinas habían tenido la precaución de solicitar reserva. Nosotros no. Paseamos la tarde con un cielo prístino como acompañante silencioso.

Regresamos a Carmona al final de la tarde, ya con noche cerrada. Cenamos en un restaurante en la misma esquina del hotel y a la mañana siguiente, tras un pequeño paseo por el centro, regresamos al hogar dulce hogar, pero antes todavía pudimos hacer una parada en la Venta El Túnel y zamparnos un arroz. Ah, y devolvimos el coche a mi cuñada que nos lo había prestado, pero eso es otra historia.


miércoles, 25 de diciembre de 2019

Fiestas navideñas

Las navidades son familiares. Es tiempo de reunión familiar alrededor de una mesa, con deliciosos manjares sobre manteles adornados con guirnaldas y motivos florales. Fechas de comidas pesadamente elaboradas, con alimento, de esos que te acompañan largamente tiempo después del festín y que casi que se debería servir acompañado con Almax. Al final, para acabar el banquete, turrones y champán. En lugar de una comida para acompañar una charla, pareciera una quedada de retos gastronómicos, o desafío de engullición.  El caso es que en casa vamos turnando las comidas navideñas de una familia a otra, un año la familia de mi mujer, otro año la mía. Así lo hemos ido haciendo desde que nos casamos y por ahora funciona bien. Este año Nochebuena tocaba en casa y con mi familia, pero finalmente los padres de Pepi también se unieron.

Las navidades son familiares, decía, pero no son sólo eso, es mucho más, es el fin de un ciclo, de un año y se acerca una vez más un nuevo inicio. Para mí además de todo eso, la navidades significaron el final de la vida de mi madre. Durante un tiempo me sentía mal si pasaba un día sin acordarme de ella, que pareciera que la había olvidado, pero no es así, sigue estando en mi vida, porque sigo usando sus palabras, sus gestos, su admirable prudencia y de alguna manera siento su cariño infinito, su forma de mirar a mis niños. Todo eso parece que no, pero está muy presente y es la parte que me alegra de su recuerdo, que aunque ya no esté, en realidad, está a mi lado.

Puede parecer una forma de pensar triste, o simple, pero me ayuda a seguir pensando que ella está aquí, si no en presencia sí en esencia. La veo en mi hija, la veo en mi hijo y sobretodo la descubro en mí.

sábado, 30 de noviembre de 2019

Cala Vento en Theatro Club de Málaga

Justo la mañana siguiente después del concierto de Colspell y de haber descansado poco porque había trasnochado, mi amigo Íker me dijo que le sobraba una entrada para el concierto que Cala Vento ofrecía esa misma noche en la sala Theatro Club de Málaga, a la que yo, por una razón u otra, no había estado nunca. Las entradas estaban agotadas desde poco después de ponerlas a la venta. Estaba bastante cansado, pero me apetecía.

La sala Theatro Club de Málaga es chiquita y se llena enseguida. Un sitio privilegiado para disfrutar de un concierto. Cala Vento es un dúo catalán con muchas ganas, mucha frescura y con un aire entre alternativo forzado y hacer lo que te da la gana. Letras difusas de casualidades diarias y ritmos machacones y alegres... a veces. 

Comenzaron muy charlatanes, con muy buen humor, se veía que venían a pasarlo bien, el sonido fue perfecto, la voces estaban en forma. Mejor no podía empezar. Tocar la batería y cantar debe ser una de las cosas más complicadas de hacer al mismo tiempo. La verdad es que allí dentro, casi metidos en un hoyo, bastante centrados, con una cerveza fría en la mano, necesitas pocas cosas más para ser feliz.

Terminó el concierto y fuimos a dar la enhorabuena y pillar algo de merch a Cala Vento. Estuvieron súper accesibles, además también pudimos saludar a algunos de los componentes de Airbag, que estaban allí también disfrutando del concierto. Lo pasé estupendamente.