El instituto en el que están mis niños realiza un intercambio de estudiantes en primero de bachillerato con otro instituto de la localidad francesa de Rouen. No todos los alumnos pueden participar y tras una selección Sofía accedió. De manera que ella se fue una semana a la capital de Normandía francesa, y pasadas unas pocas semanas llegó la joven francesa de intercambio, Clélia.
Primero comenzaron a conocerse por WhatsApp y redes sociales y más tarde Sofía fue acogida por la familia de Clélia en su casa. Estaba muy ilusionada por integrarse en el estilo de vida francés. Los croissants, París, los museos, y bueno, en general el queso. Se lo pasó en grande, y estuvo perfectamente atendida en casa de su familia francesa.
Ahora tocaba el momento en el que la francesa venía a nuestra casa. Habilitamos un colchón en el cuarto de Sofía y procuramos darle una bienvenida lo mejor posible. El primer día la llevamos a conocer la senda del litoral a la altura de La Cala, bajamos al centro a tomar churros con chocolate y la llevamos a conocer Málaga, a probar platos de la comida española, y especialmente la malagueña. La llevamos a visitar el museo automovilístico de Málaga y también fuimos un domingo a Sevilla e hicimos cosas tan típicas como visitar la Giralda, la Plaza de España o dar un paseo en coche de caballos.
El Instituto tenía previstas excursiones a Córdoba, Mijas o Granada con el resto de alumnos de intercambio. En definitiva creo que se pasó una semana sensacional, en la que tuvimos mucha suerte con el tiempo. Creemos que se llevó un muy buen recuerdo de su visita a Málaga.
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