El CAC, o el Centro de Arte Contemporáneo de Málaga, es uno de esos museos gratuitos que una sociedad cultural necesita, y siempre que estoy en Málaga y dispongo de tiempo intento acudir a visitar sus exposiciones.
No siempre todas las exposiciones me agradan, el arte es en ocasiones muy personal. En esta ocasión había una exposición del pintor norteamericano Julian Schnabel. Por supuesto, yo no lo conocía, pero había leído con anterioridad que Schnabel era un artista que revisa la historia del arte, aunque poco podía imaginar que aquella frase no podría ser más acertada.
Schnabel se fija en una obra, por ejemplo, de La Duquesa de Alba a caballo por Goya, y sobre una réplica inserta una mancha blanca que recorren la obra de arriba abajo. Desconozco el proceso creativo, las técnicas o los recursos necesarios para su creación y seguramente en todo él haya una contrastada dosis de conocimiento y creatividad, pero a mí, no me terminó de convencer. Una pena porque soy un espectador curioso por el arte, en proceso de aprendizaje, y me dio la impresión de haber perdido el paso en esta exposición. El paso de su caminar por el arte, se entiende.
La otra parte de la exposición estaba dedicada a otro artista norteamericano, Phil Frost, que según leía, era la primera exposición individual del autor en Europa, cuya obra es chillonamente llamativa.
Los cuadros de Phil Frost, en gran parte, no son precisamente cuadros, sino más bien obras de muchas capas elaboradas sobre puertas que el artista fue encontrando abandonadas por las calles. En ellas todo tiene cabida, desde monedas, latas de refrescos, coches de juguete, una bocina y la técnica es casi más escultural que pictórica. Un batiburrillo de pintura acrílica, espray, collage con trozos de cómics, pero que al final tiene un sentido global de una especie de barroco modernizado.
Además de estas puertas collage tiene obras de una especie de máscaras tribales de mucho colorido, como un híbrido entre máscaras africanas y máscaras mexicanas, también realizadas con muchas capas, como patrones tipográficos, entre moderno y primitivo. Entre el Basquiat más profuso y el Picasso que buscaba en la basura, convirtiendo los despojos y los desechos en obras de arte pop.
Esta parte de la exposición me gustó más.