Un abuelete en la cafetería estaba con el diario deportivo As sobre la mesa. Observé que era el periódico marcado con el sello de la cafetería, para diferenciarlo del que pueda traer cualquiera bajo el brazo, y como el buen hombre parecía haberlo terminado, ya que lo tenía doblado en el lado opuesto de donde estaba sentado, le pregunté si podría coger el periódico. Me dijo con un gesto elocuente que sí, que ya lo había visto, luego añadió que no se había acordado de traer las gafas y que sólo había podido leer los titulares gordos, pero que era suficiente, lo peor era no haber disfrutado, lo bien que hubiera deseado, a la pindonga de detrás. Entendí lo que quería decir con lo de pindonga, pero lo entendí por el contexto y porque yo también comienzo mis atenciones al diario por ahí cuando lo tengo entre las manos.
Supe que se refería a la chica que muestra cacho en las últimas páginas, esa que gasta poca parte de su salario en vestuario. Di la vuelta al periódico y comprobé que en esta ocasión la joven, aunque voluptuosa, venía más recatada que en otras veces, así que le dije, bueno, hoy viene muy tapadita. Ya, ya, -contestó- ese es el consuelo que me queda.
Me senté en la mesa de al lado, y comencé a hojear el periódico. A los pocos minutos el hombre se levantó y se acercó para despedirse y me dice: si se me olvidan las gafas otro día tendré que regresar a casa a por ellas. A lo que le contesto: eso dicen, que quien no tiene buena cabeza que tenga buenas piernas. Se vuelve y con una cara de lamento me dice: "pues yo ni buena cabeza, ni buenas piernas ni buena vista...."
Pindonga en la RAE: 1. f. coloq. Mujer callejera.
Supe que se refería a la chica que muestra cacho en las últimas páginas, esa que gasta poca parte de su salario en vestuario. Di la vuelta al periódico y comprobé que en esta ocasión la joven, aunque voluptuosa, venía más recatada que en otras veces, así que le dije, bueno, hoy viene muy tapadita. Ya, ya, -contestó- ese es el consuelo que me queda.
Me senté en la mesa de al lado, y comencé a hojear el periódico. A los pocos minutos el hombre se levantó y se acercó para despedirse y me dice: si se me olvidan las gafas otro día tendré que regresar a casa a por ellas. A lo que le contesto: eso dicen, que quien no tiene buena cabeza que tenga buenas piernas. Se vuelve y con una cara de lamento me dice: "pues yo ni buena cabeza, ni buenas piernas ni buena vista...."
Pindonga en la RAE: 1. f. coloq. Mujer callejera.
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