Conozco pocos regalos mejores que un buen libro. Un libro que después de leer uno tenga ganas de manosear, de volver a hojear y buscar algunos de los párrafos que nos llamaron agradablemente la atención. Libros tan perfectos como una barra de pan o el beso de una madre.
Éste que hoy les presento es uno de esos libros: un regalo que mi amigo Miguel me hizo un buen día, sin venir a cuento. Afortunadamente para mí lo tenía repetido y me lo regaló. Lo acepté con curiosidad, maravillado por su portada sencilla, interesado porque había leído apuntes sobre Josep Pla, especialmente sobre su libro El cuaderno gris, pero nunca había oído nada sobre su Viaje en autobús.
En el libro Josep Pla va contándonos curiosidades sobre los pueblos y las gentes de los alrededores de Barcelona que él ha visitado en autobús. Una especie de bitácora rural adornada de paisajes en movimiento donde los temas presumiblemente importantes o bien están ausentes o bien Pla los roza con ligereza, mientras que los temas supuestamente insignificantes los aborda con meticulosidad y profundidad.
Desde el primer párrafo del libro se da uno cuenta de que Josep Pla era un amante del gusto terrenal de las cosas, un hombre práctico pero sencillo, con las ideas claras y para nada amante de las novedades, especialmente las que eran más producto de las modas que de su propia utilidad. Josep Pla dice sentirse incapaz de adaptarse, entre otras razones -creo- porque no quiere. No lo desea. Las prisas actuales y la poca dedicación, el lastimoso tiempo que dejamos para relacionarnos con la naturaleza es uno de los más hondos suspiros de Pla.
Personalmente he disfrutado mucho con sus descripciones de la naturaleza, ya sea de "un largo atardecer, solitario e impreciso", de un grillo o de una seta. Memorable también es el artículo de la maquinilla de afeitar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario