Hay días que empiezan mal pero acaban peor. Días en los que se te estropea la cámara de fotos, o tu móvil deja inesperadamente de funcionar, o peor aún, tu coche luce desde ese día un porrazo en todo el lateral. Pues cuando todo esto ocurre el mismo maldito día, como me ocurrió a mí ayer, cumpliendo inintencionadamente las leyes de Murphy, lo mejor es ir a la peluquería e intentar aprovechar ese inexplicable empuje de energía renovada que da un buen corte de pelo.
Odio este lunes.
Odio este lunes.
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