domingo, 9 de febrero de 2025

Una habitación con vistas - E. M. Forster

Hace como mil años vi una película en el cine titulada Regreso a Howards End (1992), con Anthony Hopkins y Emma Thompson como protagonistas. Me gustó tanto que luego la he vuelto un par de veces más en televisión. Es una película que adoro. No sólo goza de unas enormes actuaciones y una fotografía magnífica, también posee un guión redondo, lleno de pausas y sofisticación. Con esa película fue cuando descubrí a James Ivory, el director americano más británico de todos. Una película basada en una novela de Edward Morgan Forster.

Su siguiente película fue Lo que queda del día (1993), que también me gustó mucho, incluso más que la anterior. Basada en una novela de Kazuo Ishiguro y protagonizada por los mismos protagonistas. Una obra maestra a mi juicio. Si no la han visto, ya ha llegado el momento. En esos años estaba convencido de que Ivory era el director con más clase de todo el planeta.

Comencé a investigar sobre James Ivory y todo me llevaba a una película suya anterior, Una habitación con vistas (1985), que contaba con la interpretación de Helena Bonham Carter, Maggie Smith o Julian Sands. Quería verla pero no tenía claro si esperar, antes de verla, a leer la novela homónima de E. M. Forster en la que estaba basada la película, ya que con las películas anteriores me pasa que vez que veo la película me da mucha pereza leerme después el libro. Así que decidí no verla, con la idea de leer la novela primero. La novela estaba por casa en la colección que publicó el diario El Mundo de las 100 joyas del Milenio. Ahora sólo faltaba que la leyera.

El libro se iba a tirar  años en la estantería pero finalmente, las circunstancias y mi inminente viaje a Florencia, precipitaron la lectura de la novela situada en la ciudad capital del Renacimiento. No quería ir a la ciudad italiana sin leer antes la novela. Y así fue. Cuando fui a buscarla por casa no la encontré. ¡Qué coraje me da no encontrar los libros! Fui al rastro y allí la encontré en otra edición, estaba a un euro, y no lo pensé más. Merecía la pena.

Una vez leída he de confesar que sí que Florencia aparece en la novela, e incluso es un tanto protagonista, pero más por el aire de su cultura, por la sensación de huída que allí alcanzaban los protagonistas, que por la ciudad como conjunto monumental, que es lo que a mí me interesaba. Aunque hubo cosas que sí aproveché de la novela, además de ir preparándome el cuerpo.

La novela es una novela clásica de amor y enredo. Dimes y diretes de una sociedad en el que el papel de la mujer está encorsetado por el qué dirán.

Pd: ¡Ahora ya puedo ver la película!

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