martes, 19 de noviembre de 2024

Orgulloso

Hay mil maneras de sentirse orgulloso. Casi todas ellas son sentimientos personales. Cada cual es hijo de su madre y de su padre y tiene en la mente el germen del potaje en el que se ha criado. Yo, como cualquier hijo de barrio, también.

Me he sentido orgulloso del trabajo bien hecho. De algún acto desinteresado al que me he ofrecido voluntario, por el simple hecho de ayudar, por mi equipo de fútbol, incluso de sentirme partícipe de algún acontecimiento genera, pero no creo que haya más pleno orgullo que estarlo por un hijo. En este caso de mi hija Sofía, que recién llegada a la Facultad de Filosofía y Letras participó, por iniciativa propia, en IX Certamen de Microrrelatos fantásticos y de terror.  

La entrega de premios se realizaría en el Rectorado de la Universidad de Málaga. Decidimos ir a acompañarla. Yo nunca había estado en el Rectorado y me hizo ilusión. Convocaron a todos los finalistas para la entrega de premios, entre ellos a Sofía. Tenía posibilidades de conseguir un premio, pero también que podría irse con las manos vacías. Yo andaba explicándole que estar entre los finalistas era ya un premio y que bueno, que si no ganaba, no pasaba nada, que hay que seguir intentándolo. Cosas que un padre va intentando inculcar en un hijo para evitar el abatimiento y la desgana. Son cosas que pueden pasar. 

La Decana junto con la Vicerrectora se encargaron de la entrega de premios. Los cinco finalistas salieron a leer sus microrrelatos por orden alfabético. Tras la lectura animaron a seguir escribiendo a todos y dieron el nombre de los ganadores. Sofía ganó el Primer Premio. ¡Vaya sorpresa! Le entregaron el diploma como ganadora que conllevaba un pequeño incentivo económico, pero más allá del premio y de salir ganadora, la recompensa es el empujón para seguir escribiendo. Salí del edificio con un sentimiento tan grande que orgulloso se queda pequeño. Sólo puedo decir una cosa: ¡Gracias!



Pd: El microrrelato lo tituló: Simón dice.

jueves, 14 de noviembre de 2024

En noviembre

En noviembre disfruto de los mejores amaneceres. No digo que yo tenga exclusividad y que los míos sean mejores que los del resto, no, digo que en noviembre, de entre todos los meses del año, es el mes en el que los amaneceres me parecen mejores. Son insuperables. Hay días en los que me dejan absolutamente boquiabierto. Es imposible no quedar fascinado. 

El ritual matutino durante todo el año es prácticamente siempre es el mismo. Entorno a las ocho menos cuarto de la mañana salgo por el portal y encamino mi recorrido hacia el trabajo con el fresco otoñal terminando de espabilarme. En el primer tramo, antes de girar a la izquierda y dejar atrás el edificio residencial, ando colocándome los airpods para escuchar una de las listas de canciones personalizadas que tengo guardadas en Spotify, y así comenzar para encarar el día. Entonces, al girar la esquina que da a la avenida principal, que lleva directamente a mi trabajo, el amanecer, aún sabiendo que está esperándome, me sorprende. 

Existe un suave inclinación en la avenida que hace que la vista sea algo elevada, lo que facilita la amplitud de la panorámica. Las circunstancias hacen que en algunos días de noviembre, sobre esa hora, el amanecer está en su punto álgido. Si está nublado, la filtración de los primeros rayos engrandecen la estampa. Lo vívido de los contrastes ensalzan aún más el espectáculo de luz. Es posible que la dirección de la calle permite tener una vista privilegiada, y que por muy bien que yo trate de hacer la foto, créanme, no le hace justicia. La realidad siempre supera la ficción, pero si hablamos de un amanecer, es que ni se acerca.



viernes, 8 de noviembre de 2024

La Habitación Roja en La Fábrica Victoria

Había intentado varias veces ir a ver en concierto a La Habitación Roja. Hace años que los sigo y por una razón u otra, no había sido posible. Siempre pasaba algo. Venían y yo estaba de viaje. Venían y tenía un compromiso ineludible,... siempre cosas así. Era como una espinita que tenía ahí pendiente. Por fin pude sacármela, aunque si he de ser sincero, no del todo, porque yo quería verlos al completo, en formato banda, y vinieron a Málaga pero en formato dúo, en acústico, con Jorge Martí y Pau Roca, para una actuación solidaria para ayuda de las trágicas inundaciones en la provincia de Valencia. Las entradas se agotaron rápidamente,

Fue un concierto casi improvisado, anunciado con poca antelación, casi a última hora. Llevado a cabo en colaboración con Cruz Roja, y con aporte económico por parte de la Fábrica de Cerveza Victoria, donde se celebró. Lo cierto es que fue un concierto muy emotivo, por razones que no hacen falta explicar.

Ellos estuvieron muy bien, pero el público, no sé si porque hay cerveza gratis incluida con la entrada, estaba más parlanchín de lo habitual, que de por sí, ya en estos últimos tiempos se está convirtiendo en algo insoportable en los conciertos.

Que tocaran Indestructibles, dedicada, fue un momento realmente emotivo. Una hora y media de concierto se me hicieron cortísimo.

Pd: Fuimos al concierto Francisco, Miguel y yo.

lunes, 4 de noviembre de 2024

Elogio de las manos - Jesús Carrasco

Puedo afirmar que Jesús Carrasco es el único escritor del que me he leído todas sus novelas publicadas. O eso creo, al menos todo lo publicado de lo que soy consciente. También es cierto que a esto ayuda que no es muy prolífico. Tan sólo tiene cuatro novelas publicadas. La casualidad hizo que me leyera su primera novela y ya todo fue seguir tirando del hilo.

Como digo comencé con su primera novela, Intemperie (2012), que me encantó. Había leído estupendas recomendaciones y un buen día me la crucé en la biblioteca y me la llevé a casa. Me la leí, quizás debiera decir que la devoré. Después de un tiempo la novela seguía en mi cabeza, y aunque no la tengo en casa, pues nunca me la he comprado para mí, sí que la regalé y la recomendé incansablemente.

Su segunda novela La tierra que pisamos (2016), me atraía algo menos, no sé, algo personal que algunas novelas tienen y otras no.  Pero tan pronto se publicó me la compré. Se lo había ganado con su primera novela,  y poco después me la leí. Me gustó, pero no me encantó, pero cuando el tema no te atrae, hay poco que hacer.

Su siguiente novela, Llévame a casa (2021), la tercera obra del autor pacense, puede ser a mi juicio su mejor novela hasta la fecha. Una maravilla de libro. Un libro que te toca el corazón, pero sin cursilería ni mojigatería facilona. En esta obra se puede ir comprobando la recurrencia de los temas que preocupan a Jesús Carrasco. La huida, el regreso al hogar...

La última novela publicada, Elogio de las manos (2024) es la más personal de todas. Comenzó siendo un ensayo pero que -según afirmó-  acabó siendo una narración autoficcional. Es también una muy buena novela y quizás la más divertida de todas y puede que también la más poética. No sé.

Tuvimos la fortuna en Fuengirola que Jesús acudiera a presentar este libro, y yo no falté para escucharle hablar y también para que me dedicara la novela, como así fue. Un placer.


viernes, 1 de noviembre de 2024

Un octubre agitado

Octubre ha sido un mes muy completo.  El primer día del mes pude asistir a una charla de Luis Landero en la biblioteca de Fuengirola y allí pude conocerlo en persona e incluso cruzar unas pocas palabras con él y tuve la oportunidad de que me firmara su libro. Quedé muy agradecido.

Unos días después fue el turno de Antonio Soler, con la presentación de su novela El día del lobo, que presentó en el auditorio del Museo Picasso de Málaga acompañado por Fernando Arcas y Sergio del Molino. Allí me presenté, y me hice con una copia, que esa misma noche comencé. Una charla muy entretenida.

En octubre se celebra el cumpleaños de Miguel, que coincide con la feria de Fuengirola. No es que nos sintamos especialmente feriantes en casa, pero eso no quiere decir que no vivamos las fiestas hasta más de la cuenta. Especialmente los niños que ya tienen edad de salir con amigos y están deseando que llegue la feria para salir.

Durante la semana que dura la feria de Fuengirola vino Begoña, una amiga de mi etapa de estudiante de inglés en el Escuela Oficial de Idiomas, que vino desde Nueva Zelanda (donde ahora vive)  y junto con Maite, otra compañera que vive algo más cerca, en Torremolinos. Nos acompañó Pepi que fuimos a cenar juntos. Lo pasamos bien.

Ya casi al final de la semana de feria es el cumpleaños de mi hermano, que este año no se fue de viaje, como suele hacer, y nos invitó a un almuerzo en su casa, que como tiene piscina en la urbanización, se alargó casi hasta la hora de la cena.

Pocos días después me llevé la sorpresa de pinchar el coche. Lo llevé a un taller para arreglarlo y lo primero que me dijeron es que lo mismo duraba una semana que un año, que eso nunca se sabía, pero que de todas formas ya tendría que ir cambiando los neumáticos. Todos sabemos los sablazos que nos meten en el cambio de neumáticos. ¡Vaya mosqueo que me entró!

Y antes de que acabara el mes vinieron a la Biblioteca de Fuengirola, en dos días distintos, Vicente Luis Mora y Jesús Carrasco. De Vicente no había leído nada, pero me compré el libro, y bueno, ya está en cola. de Jesús  Carrasco, en cambio, lo he leído todo. O eso creo. Ya ven que no ha sido un mes tranquilo. Ah y ya comenzó la Liga de Segunda División, y los partidos de Miguel, que encima, esta temporada, parece que va a ir convocado en dos equipos. Ya ven que no nos aburrimos.