viernes, 21 de junio de 2024

Miguel se gradúa

Junio siempre es un mes intenso. Se enlaza el final del curso estudiantil, con todos los exámenes finales, el todo o nada de la selectividad, con el inicio del verano, donde llegan las vacaciones de la mayoría de la familia. Junio es, sin duda, un mes de contrastes. Intenso y estresante, a la par que liberador y de descanso. La primera quincena contiene ese último tirón, el sprint final y tras cruzar la meta queda el premio de la tranquilidad al que haya  realizado el trabajo adecuadamente, o la persistencia de la intranquilidad al que le queden cosas pendientes. Cada caso particular es distinto. 

Este año Sofía tenía que acudir a la Selectividad, y Miguel ponía punto y aparte a su Educación Secundaria. Mi suerte es que los dos son muy válidos para llevar su cometido a fin. Además son bastante autónomos y saben organizarse solos. Lo cierto es que estoy muy contentos con ellos. ¡No podía ser de otra forma!

Verlos crecer tan rápido es una sensación satisfactoria a la vez que algo penosa. Por un lado ves que van por el buen camino, y aunque siempre hay alguna piedra que te hace tropezar, y les puede hacer perder el paso, no pierden el objetivo. Y paso a paso van recorriendo su paseo por esta vida, con muchas más satisfacciones que penas.

Aún así, para mí, este garbeo que llaman vida, va demasiado rápido. Es como si entrando a la feria, cuando todavía estás encandilado de las luces parpadeantes, escuchando el jaleo, distraído decidiendo en qué cacharro de la feria te vas a montar, apenas tienes tiempo de decidir en cual montarte, y te dieran una sola ficha. No más. Una sola vuelta. Y te montas si saber exactamente qué es lo que te espera en esa vuelta, sabes más o menos, pero vas dándote cuenta conforme la atracción va progresando y justo cuando empiezas a disfrutar del viaje, suena el pitido final y ya hay que bajarse y dejar que venga otro y ocupe tu lugar. 

No sé si este pensamiento es así para todos, pero para mí que fue antes de ayer cuando Sofía entró en el Instituto, y ya sale para ir a la universidad. Lo mismo le está pasando a Miguel, y me temo que antes de que me dé cuenta, sonará el pitido final.


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