De vez en cuando Pepi y yo nos damos nuestras escapadas de Teatro. Es algo que intentamos hacer todos los años. Consultamos las obras de teatro que hay por la capital, buscamos alguna que nos guste, o que creamos que nos pueden gustar, y cotejando con las actividades que tenemos elegimos aquella que se cuadre mejor con nuestra agenda y que nos pueda gustar. El precio también es importante porque el teatro no es gratis, y normalmente tras una obra de Teatro solemos ir a picar algo. Que no sólo de emociones vive el hombre.
En este caso elegimos una obra de teatro dramática, Camino al zoo. Pepi no es muy de ver dramas, pero parecía que podría estar bien. Era una obra adaptada de un texto de Edward Albee, uno de los grandes de la dramaturgia (¿Quién teme a Virginia Woolf?) y el elenco de actores nos pareció interesante. Fernando Tejero al que todos conocemos en su faceta cómica, Dani Muriel y Mabel del Pozo. Nos atraía ver al cordobés Fernando Tejero en un papel dramático.
Nuestras butacas eran buenas, centradas y cercanas. Pudimos ver la obra perfectamente. Al inicio, viendo a Fernando Tejero estás algo desubicado, lo estás contemplando y parece que en cualquier momento va a decir cualquier tontería, pero no. De hecho, estuvo muy comedido, casi neutralizando todos sus gestos, cuidando su forma de moverse, su forma de pronunciar. Poco a poco ibas creyéndote al personaje hasta que al final, ya te has olvidado de su lado cómico y puedes ver otra faceta de un buen actor. Se vuelve completamente creíble, con barba, con gafas, con un aspecto más conservador. Al acabar nos pusimos en pie y aplaudimos a los tres por su estupenda actuación.
Antes de la obra tuvimos tiempo de compartir un trozo de tarta de queso de La tarta de la madre de Cris. Es una tentación inevitable lo de estas tartas. Después picamos algo -poca cosa- en la Taberna Cofrade Las Merchanas. Un día estupendo.
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