sábado, 20 de agosto de 2022

Londres día 2

Desde la ventana del hotel se veían los patios interiores del barrio. Un despertar brumoso y perezoso. Por delante un intenso sábado en Londres. Teníamos muchas actividades previstas por vivir. Iba a ser un día largo pero se nos iba a pasar volando. ¿A quién no le gustan esos días?

Desayunamos en el hotel y fuimos andando hacia Hyde Park. Pasamos por delante de St John's Church, que es una iglesia anglicana y como la encontramos abierta, entramos. No tiene tanta historia ni tanta solera como otras iglesias londinenses, es una iglesia gótica del s. XIX pintada de blanco con una vidriera clásica y sobria. Daban ganas de sentarse en uno de sus aparentemente incómodos bancos a leer. Luego, caí en la cuenta de que llevaba puesta una camiseta que llevaba impreso en grande Bad Religion. Decidí que era mejor salir.

Nuestra visita en Londres coincidía con una de las olas más calurosas y secas de su historia. Hyde Park estaba desconocido. El césped había desteñido su verde vivo por un amarillo apagado. Parecíamos estar viendo una estampa apocalíptica. Nos acercamos a fotografiarnos en el Marble Arch y les expliqué a los niños que está inspirado en el Arco de Constantino de Roma y el Arco de Triunfo de París y, a mi juicio, puede que de los tres, éste sea el más elegante, tal vez por aquello de estar revestido con mármol de Carrara.

El paseo por Hyde Park, aunque algo marchito, siempre es un paseo agradable. Entre las fuentes, las estatuas, el Speaker's Corner, los árboles monumentales, las ardillas correteando de un árbol a otro. Siempre hay gente haciendo deporte en Hyde Park. Siempre hay gente paseando en Hyde Park. Y aunque pareciera un secarral da gusto encontrar una amplísima zona verde dentro de una ciudad.
 
Salimos de Hyde Park junto a la estatua de Aquiles de camino al Arco de Wellington para llegar a Buckingham Palace, y desde allí con algo de prisa nos encaminamos hacia Trafalgar Square donde comenzaría nuestra visita guiada por Londres. Aunque habíamos salido con tiempo para entretenernos por el camino, o espabilábamos o llegábamos tarde, y a mí no me gusta llegar tarde a nada.

El guía comenzó explicando Trafalgar Square, su historia, sus edificios principales, sus monumentos y sus curiosidades, desde allí continuamos por Pall Mall y se detuvo delante del Athenaeum Club, contándonos que es uno de los clubs de caballeros más exclusivos de Londres entre cuyos miembros han estado personalidades tan ilustres como Churchill, Conan Doyle, Conrad, Darwin, Dickens Michael Faraday o Yeats. Me hubiera encantado poder echar un vistazo por dentro, pero sigue siendo un club exclusivo a miembros, aunque según nos contó, ya se permite el acceso a mujeres. Ya ven que el paseo por Pall Mall es uno de los más elitistas que existen.

Al final de la calle está el Palacio Real de estilo Tudor con su ladrillo rojo, con sus torres octogonales y el reloj central. Construido por encargo de Enrique VIII, y finalizado el mismo año en el que Ana Bolena perdió la cabeza, no sé si me explico adecuadamente. Que le dieron matarile, vamos. Lo que sí parece documentado es que en el Palacio de St James residió Isabel I, hija de ambos, también conocida como la Reina Virgen, y que allí esperó las noticias de cómo la Armada Invencible no fue tan invencible. No cabe duda de que es un sitio bien cargado de historia.

Nos acercamos a Buckingham Palace, donde en ese momento se suponía que estaba Isabel II y tras hacernos unas fotos y el guía explicarnos un poco de su dilatada historia cruzamos por St James's Park, -posiblemente el parque más bello de Londres- en dirección a la Abadía de Westminster. Otro de mis lugares favoritos de Londres. No entramos, no disponíamos de tanto tiempo en la visita pero es un lugar que recomiendo encarecidamente visitar.

La visita guiada continuaba, pero Miguel y yo teníamos algo pendiente por hacer. Eran más de la una y media del medio día y teníamos que irnos en dirección al Emirates Stadium. Un partido de la premier nos estaba esperando allí. Nos despedimos del guía, de Pepi y Sofía que sí continuaron la visita, y Miguel y yo nos encaminamos hacia la primera bocana de metro que vimos accedimos buscando una conexión en dirección a Arsenal, la estación más cercana al estadio.

Ya en el mismo metro había un gran ambiente futbolístico in crescendo. Conforme más nos acercábamos a la estación el metro se fue llenando de camisetas blanquirrojas. Nada más salir de la estación de metro le compré a Miguel una camiseta del Arsenal en un puesto callejero, que eligió con el nombre de Gabriel Jesus, y a pocos metros de allí nos tomamos unas hamburguesas de esas que se miden en cuartos de libra, que estuvo muy rica por cierto.

Miguel estaba algo emocionado por vivir la experiencia, y yo -he de confesarlo- también lo estaba un poco. Fue un estupendo partido de fútbol. Segunda jornada de la Premier League. Sesenta mil personas en el estadio. Todo vendido. Unas localidades estupendas, un día soleado y los jugadores estaban con ganas. Arsenal 4 - Leicester 2 (Gabriel Jesús 2, Xhaka y Martinelli; Saliba p.p. y Maddison). Además, pudimos ver a Odegaard, Zinchenko, Thomas Partney, Saka o Vardy entre otros. Fue una fiesta absoluta.

Salimos del estadio muy contentos. Cogimos el metro para reencontrarnos con Pepi y Sofía, que estaban esperándonos en un Starbucks junto a Cavendish Square Garden, cerca de Oxford Street, con María del Mar, una prima de Pepi que vive en Londres. Así que allí nos encontramos, tomamos un café y seguidamente fuimos todos juntos a montarnos en un bus de esos de dos plantas. Ella continuó en el autobús de camino a su casa mientras que nosotros nos bajamos una vez cruzado el Westminster Bridge.
 
Todavía hacía un día limpio y luminoso, había gente por todas partes y decidimos acercarnos a ver el London Eye desde cerca, aunque no nos montamos, pensamos que sería mejor idea pasear por el South Bank, que es un paseo muy agradable y a esas horas estaba muy animado. Había gente hasta en la minúscula playa que da al Thames. Continuamos nuestro paseo por delante de la icónica torre del Tate Modern, el Shakespeare's Globe y desde el centro del London Bridge tuvimos unas estupendas vistas del atardecer sobre Tower Bridge con el rascacielos The Shard a nuestra derecha. Fue un paseo estupendo para ir diciendo adiós a un día tan completo y, además, ya veníamos arrastrando un buen tute en nuestros pies, de manera que nos pareció que lo más conveniente iba a ser coger un metro a los pies del puente, en la estación de London Bridge y desde allí ir directos hasta Paddington, donde nos esperaba, aunque aún no lo sabíamos pero lo imaginábamos, un buen plato de fish & chips antes de regresar al hotel. 

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