viernes, 29 de abril de 2016

Como fuera de tiempo

A primeros de año nos sorprendió la triste noticia del fallecimiento de David Bowie, gran estrella del Rock y primerísima figura del Glam. Cantante de voz profunda y delicada, cristalina y desgarrada. Bowie será recordado por ser un vocalista colosal y aún mejor compositor. Fue camaleónico como nanide. Tenía la virtud de abarcar mucho territorio musical a pesar de su delgada silueta. Sabía como pocos meterse allá donde hubiera un lugar para la provocación y tenía un inusual y certero olfato para mezclar géneros. Su proyecto con Tin Machine me tuvo rendido a sus pies durante mucho tiempo y su primera época es tan innovadora como brutal. 

Al poco de fallecer Bowie comenzaron a realizarle homenajes -algunos, a mi juicio, muy acertados- y supuse que Prince podría interpretar una buena versión, no sé por qué pero lo pensé, simplemente me encajaba. Es difícil de explicar pero creo que existe un espacio común entre ambos. Sea lo que fuere, el príncipe de Minneapolis decidió hacer una pequeña versión en directo de un estribillo de una canción de Bowie, una de sus mejores canciones, Heroes, y la hizo casi a capella.  Una voz desnuda y cruda junto a las notas sueltas de un piano (YouTube está ahí para los curiosos). La letra la escribió Bowie pero Prince completó el sentido. Bowie lo soñó y Prince le añadió un significado. Ahora, con inesperada celeridad, ninguno de los dos sigue vivo y no me cabe duda que, como prefiguró Prince, ellos podrían ser héroes. Creo que Prince sabía que no le quedaba mucha vida por delante. Había comenzado a redactar su biografía y ya había sido ingresado por problemas de salud recientemente. Creo que Prince lo venía venir. De ahí esa versión tan descarnada de la versión de Bowie. Sólo por su significado ya me tiene hipnotizado.

Nunca llegué a disfrutar de un concierto de Bowie, pero sí tuve la fortuna de ver a Prince en vivo. Ocurrió en Marbella, en el verano de 1990 -ya ha llovido-. El príncipe del funk presentaba por el mundo su Nude Tour, además la banda sonora de Batman y su Batdance estaban en pleno apogeo. Yo andaba enamorado de los discos Lovesexy, Sign o' the times y Purple Rain y también de algunas canciones sueltas del disco que promocionaba, Graffity Bridge. Mantengo en el recuerdo varios momentos de aquel concierto. Especialmente el solo de guitarra de Purple Rain, o cuando tumbado sobre el piano con los ojos vendados interpretó The Question of U. Otros momentos que me guardo fueron las canciones de Nothing compares to U, Alphabet St, Kiss, 1999, o Partyman.

Ahora, como digo, ni Bowie ni Prince están vivos, pero su música será eterna. Permanecerán entre nosotros porque su música seguirá aquí, les sobrevivirá, y así llegarán a nosotros de nuevo. Ambos gozaban del áureo poder de parecer que estuvieran como fuera de tiempo.


miércoles, 20 de abril de 2016

París -Austerlitz - Rafael Chirbes

Normalmente no leo mucho sobre un libro antes de meterme en él. No leo entrevistas ni sinopsis que puedan destrozarme un buen final. Siempre que puedo evito spoilers -tan comunes hoy día en los trailers de las películas-. Cuando un libro me interesa no necesito que me cuenten mucho sobre él, especialmente en libros en los que me meto por el autor, como en este caso. 

Adentrarse en este libro es peligroso. No es un libro fácil de leer, no es fácil sentirse cómodo en él y no es fácil salir de él. No, definitivamente no es un libro fácil.

Es un novela sobre los sentimientos, sobre el olvido y los recuerdos, sobre la naturaleza y la sociedad, sobre la libertad en el amor, en las relaciones y en la vida. Pero también es un libro sobre las consecuencias, las consecuencias de las palabras, de los actos, de los pensamientos. Sobre lo que se dice y sobre lo que se deja de decir. 

Terminé el libro algo aturdido, incluso impresionado. Por la libertad de lo escrito, por lo crudo y doloroso, por conocer que contiene elementos autobiográficos. No lo esperaba. Me sorprendió. Aún no sé si para bien o para mal pero no me dejó indiferente.


lunes, 18 de abril de 2016

El final de temporada

Hace cosa de un mes la Liga de fútbol estaba prácticamente decidida salvo sorpresa tremenda de última hora. El Barcelona se paseaba por los estadios con soltura, multiplicando en el casillero puntos de tres en tres. Daba una sensación poderosa, de equipo grande, que podría marcar una época. Arriba un tridente magnífico, en el centro un equilibrio exquisito de toque, vigor y seducción, atrás la suficiencia necesaria. No se necesita más. Se respiraba una especie de aire de imbatibilidad. Se auguraban récords, un triplete y una alineación que se aprenderían con placer los aficionados.

Todo eso fue hace un mes. La tremenda sorpresa inesperada asomó la cabeza. La sensación poderosa de equipo solvente, el equilibrado reparto de papeles y el tridente de lujo se esfumaron durante unos pocos partidos. Un empate en campo del Villarreal, derrota en casa contra el Real Madrid, eliminados en Champions por el Atlético de Madrid -con remontada incluida-, derrota en San Sebastián, una perceptible sensación de cansancio, sin ninguna capacidad de reacción. Ayer, para colmo, perdieron en casa contra el Valencia, en unas de las peores temporadas históricas del Valencia (1-2). Un desastre.

Quedan 5 jornadas. El Barcelona, sin ningún tipo de distracciones europeas, mantiene la primera posición en el coliderato con el Atlético de Madrid, pero las sensaciones no son buenas. El Atlético de Madrid está inmerso en las semifinales de Champions, y golpea con fuerza jornada tras jornada. El Real Madrid está un punto por detrás de los dos y también sigue en la lucha por alcanzar el gran premio europeo. No está ofreciendo un juego preciosista pero está ganando a base de goles de sus atacantes.

Pase lo que pase, el final de temporada va a ser de vértigo.



jueves, 14 de abril de 2016

Homeland. Season 5.

Terminamos la quinta temporada de Homeland, y se puede decir que por primera vez en mucho tiempo estamos al día con una serie. En realidad esto es algo que incluso me desagrada. No me gusta estar al día en las series por no verme supeditado a los horarios, ni a los anuncios, ni a las fechas de estreno de las cadenas, pero sobre todo porque no tengo ahora mismo ningún capítulo nuevo al que echarle el lazo.

Si como parece la sexta temporada no la estrenan hasta el próximo otoño, me temo que me queda una larga espera por delante. Y más teniendo en cuenta que estas cosas suelen ir retrasándose.

Lo cierto es que esta quinta temporada la he disfrutado especialmente, y eso que el tema no es para disfrutarlo. No sabría decir si es la mejor de todas, pero sí es seguro una de las mejores. En realidad ya no me atrevería ha afirmar cuál me ha gustado más pues estoy comenzando a  mezclar los recuerdos de los inicios y finales de cada una de las temporadas. ¡Qué memoria tan juguetona tengo!

Me ha sorprendido mucho lo conectada que ha estado la serie con los lamentables acontecimientos que estamos viviendo. Otros alicientes a añadir de esta temporada es que se desarrolla principalmente en dos nuevos y atractivos escenarios, Berlín y Líbano. Se presentan en ella, como era de esperar, nuevos personajes y nuevas circunstancias: Otto During y su política integradora, la alargada sombra de Dar Adal, el nuevo trabajo de Carrie, las sospechas de Saul Berenson, los "encargos" que Quinn recibe, un pirata informático, una periodista sin escrúpulos, y un buen número más de personajes que van complicando y enriqueciendo la trama. Un aplauso a los guionistas.

jueves, 7 de abril de 2016

Donde haya que firmar

Los aniversarios se acercan de un año a otro con la misma puntual certeza con la que se alejan del anterior. Avanzan hacia el objetivo de la meta, con la misma precisión con la que se alejan. Nadie puede sentirse perjudicado por un cambio de planes, ni agraciado por un inesperado golpe de suerte. La medida es precisa, una vuelta completa de nuestro planeta alrededor del sol. Cuatro estaciones una detrás de otra. 365 días en un año corriente.

Sin embargo, a pesar de que es ciencia exacta, y de que pocos cambios han existido en tan longevo recorrido, llegado el momento, siempre nos pilla con cara de incrédulos. Casi sin comprenderlo pareciera que las manecillas del reloj han avanzado bastante más rápido de lo deseado. O al menos eso me parece a mí. Y ya no me sorprende tanto lo rápido que pasa un año, sino lo veloz que se van sumando. 

Hoy es mi aniversario de boda, catorce años compartiendo una vida juntos. El vértigo de los años pasados. Lo que se ha vivido y lo que queda por vivir. Las vivencias vividas y las vivencias por llegar. Lo imaginable y esperado y lo fortuito e imprevisto. Lo que se espera y lo que vendrá. Nadie puede saber lo que pasará, sólo se puede conocer, y con muchas reservas, lo que ya ha pasado. Poco se puede hacer, poco se puede pedir, ni soñar. Sólo dar las gracias a la vida por los años vividos y pedir otros catorce años por delante. Yo firmo donde haya que firmar.