La semana pasada mi santa y yo terminamos de ver el último capítulo de la cuarta temporada de Homeland. En mi opinión la mejor de todas las temporadas hasta ahora. Es completamente adictiva, aunque el final me ha dejado un poco frío, pero no voy a comentar nada de él porque no me gusta destripar la historia. Sí puedo decir, en cambio, que la particularidad de que gran metraje de la cuarta temporada esté rodado fuera de los Estados Unidos provoca que la trama parezca más atrevida e imprevisible. Un giro estupendo en el guión.
La quinta temporada está ya en antena. Lleva cuatro o cinco capítulos, no lo sé, pero creo que esperaremos a que termine para meternos de nuevo en ella. Ahora estamos a caballo entre la segunda de Fargo y la segunda de Breaking Bad. Y es que últimamente estamos viendo más series que películas. En primer lugar porque no nos queda mucho tiempo al final del día, y una serie se ajusta al tiempo del que disponemos. Además las series actuales están en un momento estupendo. Evidentemente hay de todo, basta zapear un rato para darse cuenta, pero hay mucha calidad en las series: directores de primer orden, guionistas estupendos y grandísimos actores, y todo ello, imagino, debido a que se ha puesto mucha grasa en las series. Y me alegro.
No soy mucho de hacer recomendaciones, aunque luego me doy cuenta de que lo hago más de lo que creo y debo, pero pueden estar seguro que esta serie bien merece la pena. Ustedes hagan lo que les parezca mejor.
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