Ayer al salir del trabajo me acerqué a Springfield, y no me refiero a la ciudad donde viven los Simpsons, sino a la tienda de ropa. Me hacía falta una camisa de color blanco. La que tengo tiene el cuello ya un poco pasado por el uso. Quería una idéntica y como la mía era de esa tienda pues fui allí. Busco una camisa blanca le dije a la dependienta. Suba a la segunda planta y pregunte a mi compañera. Subí. Busco una camisa blanca, simple, sin dibujitos ni rayitas, ni cremalleritas ni nada de nada. Me señaló una estantería. Había sólo una camisa blanca. Miré la talla y era la mía: XL. Miré el precio y había bajado de 34,95 € a 19,95 €. Buena rebaja pensé.
Al pagar en caja la camisa marcaba 9,95 €. Puse un billete de 10 € y me fui más ancho que la calle con una sonrisa de oreja a oreja.
Al pagar en caja la camisa marcaba 9,95 €. Puse un billete de 10 € y me fui más ancho que la calle con una sonrisa de oreja a oreja.
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