A las dos de la mañana al volver a casa después de echarme al gaznate bastantes combinados de ron, me sumergí en el vaivén de navajazos, sal y sudor de la novela de Montero Glez, Manteca colorá. Y bajo el efecto de los espirituosos combinados fui visitando burdeles de carreteras asfixiados de humo de tabaco, madalenos corruptos y tripas descargando sangre. El ritmo cardíaco de la novela retumbaba en mi cabeza como las rocas contra el cristal, al pasar las páginas notaba en la cara el viento gaditano, el salitre de sus costas, y me pareció delito al acabar el libro no recomendarlo leer a todo el mundo. Con o sin ron.
1 comentario:
jajajajaja!!! No me acordaba yo del término "espirituoso" combinado!!! qué grande Marcial!!!
En fin, la verdad es que ya me has picado con lo del libro, vamos a ver si ahora que llega el verano y tengo más tiempo libre, me animo con él.
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